Odio las despedidas. Y la mañana antes de marcharme no fue especialmente fácil.
Jamás olvidaré la carita de tristeza de mi perra, quien entendió, al ver la maleta, que me marchaba nuevamente. Se quedó en su camita, sin saber qué hacer. Asique le dije que viniera a mí y la abracé.
Me despedí de mi madre, diciéndole que hablaría con ella esa misma noche cuando llegase a mi casa.
Muchos se ofrecieron a llevarme al aeropuerto, pero preferí que no. El avión salía muy pronto.
Me despedí nuevamente de mi tierra mientras miraba el paisaje a través de la ventana del tren. Apenas había amanecido.
Otra vez hice la cola de embarque para subir al mismo avión que, dos meses antes me había llevado a tierras irlandesas.
No tenía ganas de marcharme. Me lo había pasado muy bien en España. Pero tenía que regresar, aun tenía que cumplir mi misión: vivir una experiencia personal, que me enriqueciera, que me hiciera sentir que había evolucionado, que había crecido...
Con esta despedida de España, aprovecho para despedirme de este año 2012. Les deseo a todos una buena salida de año y una mejor entrada!. Este año se acaba, pero aún tenemos por delante un año más con montones de cosas por hacer!!.
lunes, 31 de diciembre de 2012
viernes, 21 de diciembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XL)
No me lo podía creer: había aprobado mi examen de francés!!. Asique se merecía un merecido festejo!.
Tuve
que preparar toda la documentación para matricularme en 4º curso en el
siguiente año. La parte mala de la historia era que no podía asistir
durante el primer trimestre, pero tenía pensado prepararme durante mi
estancia en Dublín, tal y como había estado haciendo en los últimos
meses. Reconozco que me la jugué, ya que la asistencia es obligatoria y
se puede perder el derecho a plaza en la escuela.
Cuando
estás fuera de casa tanto tiempo, te pierdes un montón de cosas que han
pasado durante tu ausencia. Si bien es cierto que mantienes contacto
con la gente de manera más o menos regular, no sé porqué, pero cuando
regresé, tenía la sensación que había hecho un viaje al espacio, que
había estado un montón de años dando vueltas a la tierra y después
regresé al planeta…
Además de
disfrutar de las amistades, ese viaje me sirvió para enterarme de las
últimas novedades de lo que había acontecido últimamente.
Creo que en el fondo, todos disfrutamos esos días!, a mí se me hizo muy corto, y a mis familia y amigos también!.
Stephen Green Garden. Dublin
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miércoles, 12 de diciembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXXIX)
Había dejado mi casa en España hacía tan solo 2
meses. Cuando regresé, parecía que hacía un siglo que me había marchado…
Todo el mundo quiere verte, todo el mundo quiere saludarte…
Solo iba a estar una semana, asique no tenía mucho tiempo.
Por
aquel entonces, una amiga de la infancia de mi madre, se encontraba
hospedada en mi casa. Yo intentaba estudiar por las mañanas, para no
tener que hacerlo por las tardes, ya que hacía un calor impresionante.
Sin embargo, casi nunca lo conseguía y finalmente terminaba estudiando
por la tarde y por la noche también.
El examen se acercaba, y con él, la presión de tener que hacerlo bien.
Cuando
me senté en la clase, delante de los que habían sido mis compañeros de
francés el curso anterior, pido “por favor, que ninguna palabra inglesa
se cruce en mi camino…”. No estaba especialmente nerviosa, de alguna
manera quería quitarme aquel peso de encima.
El examen no fue muy difícil. Y una vez hecho, disponía de unos 5 días para seguir disfrutando mi estancia en España!.
Grafton St. Dublin.
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domingo, 2 de diciembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXXVIII)
Llegó el dia de mi regreso temporal a España. Tenía
que hacer el examen de francés a la semana siguiente. Estaría allí unos
10 días más o menos.
Asique por
la tarde preparo la maleta. La idea era llevarme toda la ropa de verano
que me había traído, para cambiarla por la ropa de invierno. Sabía que
aún me quedaba un par de semanas más de verano, ya que estábamos a
finales de agosto, pero no tendría otra posibilidad de poder traerme la
ropa.
La parte mala de la historia
fue que el avión salía a las 6 de la mañana… No había transporte
público a esas horas, y yo no tenía suficiente dinero como para pagar un
taxi hasta allí, asique me fui el día antes por la noche y dormí en el
aeropuerto, sentada en un banco con mi maleta.
Tenía cierto nerviosismo por regresar a casa, aunque sea un par de días, para ver a la familia. Llevaba mucho tiempo fuera…
Recuerdo
que aún era de noche, y yo estaba pasando el control de pasaportes.
Tenía tantas ganas de llegar a casa que el vuelo se me hizo un poco
largo, aunque como no había dormido especialmente bien en el aeropuerto,
pude cerrar los ojos un durante un tiempo.
Cuando
salgo del avión, veo que mi vuelo está esperando para ser cargado
nuevamente con pasajeros con destino Dublin. Ese mismo vuelo había sido
el que yo había cogido casi 2 meses antes. Y allí vi, las caras de
personas ilusionadas porque se marchaban de vacaciones, con ganas de
conocer las tierras que yo acababa de dejar atrás.
Cuando
recojo la maleta, ya en España, empiezo a notar la primera rareza: todo
el mundo habla en español. Cogí el metro y me dirigí a mi casa. Este
tarda una hora aproximadamente hasta donde vivo. Cuando salgo del tren,
lo primero que me recibe del exterior, es una cachetada de aire
caliente… Yo llevaba 2 meses viviendo a 20 grados, y de golpe, me
encuentro en un horno de grandes dimensiones a 35º.
Cuando
llego a mi portal, dudo un poco sobre si tocar o no el timbre. Estaba
nerviosa. Iba a ver a mi familia después de mucho tiempo. No sé porqué
me sucedió eso.
Jamás olvidaré el
recibimiento de mi perra, la que ya os he presentado en mi viaje al
País Vasco. Se puso a llorar, se tiró al suelo y no dejaba de moverse a
un lado y otro del salón.
El mejor recibimiento de todos, sin duda!.
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domingo, 25 de noviembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXXVII)
Una mañana de sábado aparece, en mitad de nuestro
jardín trasero, un perro. Pensé: cómo demonios ha entrado este
animal?... Lo cierto es que únicamente teníamos una valla de un solo
lado que nos separaba del vecino de nuestra izquierda, pero que no
cubría la parte de la derecha. Por lo que si el vecino quería entrar a
nuestra casa, podía hacerlo si le apetecía…
Este
perrito, muy pequeño, despeinado, asustadizo y sinceramente, bastante
feo, estaba en nuestro jardín. Cuando nos vio, a Juyeon y a mí, se nos
quedó mirando, pero enseguida vio que no íbamos a hacerle nada.
Evidentemente,
le ofrecimos agua y comida, y… lo secuestramos!. El vecino no sabía que
lo teníamos nosotros, y lo metimos dentro de la casa. Juyeon y yo
decidimos quedárnoslo. A mí me hacía ilusión tener una mascota,
extrañaba a mi perra en España, y la única compañía que tenía en mi
habitación eran dos plantas pequeñas con flores llenas de pulgas (las
cuales me costó mucho combatir). El perrito olisqueaba el salón, aunque
se mostraba desconfiado aún…
En
algún momento, creo escuchar al vecino que lo llama. Juyeon y yo no
dijimos que lo teníamos. Se quedó aquel animal en nuestra casa
prácticamente todo el día, hasta que… Peter lo descubrió!. Nos dijo que
el casero no permitiría una mascota en la casa, y que tarde o temprano
el vecino se enteraría de nuestra fechoría (algo bastante obvio,
teniendo en cuenta que el vecino vivía justo al lado nuestro… ), por lo
que no podíamos tenerlo en casa… Teníamos que terminar con nuestro
secuestro!.
Jardín trasero de mi casa. Dublin.
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lunes, 19 de noviembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXXVI)
En 2009 la crisis era una realidad. Irlanda estaba
padeciendo los primeros síntomas de una burbuja inmobiliaria de años
(situación similar a la de España), de baja inversión tecnológica… Yo
vivía en Dublin, en el centro neurálgico del país, pero como ya he
comentado en varias ocasiones, mi nivel de inglés no era muy elevado,
por lo que pasaban cosas a mi alrededor sin que yo pudiese comprender
qué era lo que estaba pasando exactamente.
Miraba
el telediario, pero no comprendía. De vez en cuando había
manifestaciones en el centro de la ciudad. Cortaban O’Connel St. y la
gente caminaba con pancartas y cánticos. No había violencia.
Cuando
cortaban O’Connell St. aquello era un auténtico caos. Todas las líneas
de autobuses pasan por allí, y si justo coincidía la hora de la vuelta a
casa… paciencia!, porque no había transporte hasta que terminase la
manifestación.
El
descontento entre la gente era evidente. Pero yo sentía que estaban
pasando muchas cosas a mi alrededor, sin poder ser parte consciente de
ella. Pasaba, si, pero yo vivía como en una burbuja de incomunicación
que me protegía. Un auténtico calvario para quien siempre está muy
puesta con las noticias.
Los
irlandeses son personas pacíficas, pero protestan cuando consideran que
algo es injusto. El trabajo empezaba a transformarse en un bien escaso,
y se oía que los sueldos que se ofrecían eran de vergüenza.
Desde
Irlanda, llegaban noticias de España. La idea más extendida era que el
país se hundía, como un barco, en el fondo del océano. Se comentaba que
España no saldría de la crisis en muchísimo tiempo, y que conste que por
aquel entonces la situación no estaba, ni mucho menos, como está ahora.
A mí llegaban la degradación
incesante del país a través de mi familia y amigos. Y te hace dudar, si
quedarte o marcharte, porque por un lado tienes a la familia, pero otro
la situación económica no ayudaba al retorno.
Y si vuelvo y no encuentro trabajo?, y si vuelvo y después tengo que regresar a Irlanda?, qué será de mí…?
Trinity College. Dublin.
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jueves, 15 de noviembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXXV)
Mi compañero Peter solía traer gente a casa. Se
encerraba con ellos en su habitación o en el salón a charlar.
Generalmente eran polacos como él, que vivían en Irlanda. Juyeon, en
alguna ocasión también llevó amigas suyas a nuestra casa, todas de
Corea. Se encerraban en su habitación a charlar y a reir. Yo podía
escucharlas desde mi cuarto, aunque evidentemente no entendía nada de lo
que estaban hablando…
Un día,
Peter decidió hacer una barbacoa en el jardín con sus amigos. Nosotras
también estábamos invitadas. Preparamos una buena comida, aunque Juyeon y
yo nos hicimos la nuestra propia. Éramos unas 10 personas más o menos.
Había una pareja, irlandesa creo recordar, que se llevó a su hija. Casi
más y nos quedamos sin casa… La niña, que tendría unos 3 años, era muy
inquieta. No paraba. Si te descuidabas un solo segundo ya la había
liado… Se subía a la silla para llegar hasta la encimera de la cocina,
quería coger los platos, vasos, cubiertos y la comida que había encima.
La pasividad de los padres era realmente sorprendente. En alguna
ocasión, tuve que sacarle de sus manos un cuchillo. Habría los cajones y
las puertas de los muebles de la cocina para curiosear, y allí nosotros
teníamos guardados productos de limpieza como lejía y el jabón de la
ropa. Demasiado tóxico.
En otra
ocasión, se puso a jugar con la tele. No sé cómo lo hizo, pero la empujó
y ésta cayó al suelo haciendo un enorme estruendo. La tele cayó de una
altura de un metro aproximadamente, y como teníamos parquet, se quedó un
agujero en la madera… A la niña no le pasó nada, y la tele siguió
funcionando milagrosamente. Pero entre Peter, Juyeon y yo, acordamos
mantener el secreto del agujero en el suelo, porque si el casero lo veía
podíamos tener un problema…
Comimos,
y se nos hizo de noche en el jardín, charlando tranquilamente. Por
desgracia, yo no pude hablar con todos ellos, debido a mi triste nivel
de inglés. Me hubiera encantado el poder comunicarme mejor. Juyeon, sin
embargo, no tuvo ningún problema. Su inglés era más fluido que el mío.
Fue una noche agradable, que por desgracia, no se volvió a repetir…
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jueves, 8 de noviembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXXIV)
Había localizado una tienda pequeña de prensa
internacional en uno de los callejones de Dawson St. De manera más o
menos asidua solía comprar las revistas del corazón francesas, que aun
conservo…
Eso me ayudaba a seguir practicando la lectura en francés.
El
examen se acercaba, y a mí no me había quedado otra que regresar a
España en el mes de septiembre, para poder examinarme. Estaría una
semana, y si o si tenía que aprobarlo… no había opción… Yo escuchaba la
televisión francesa cada día, un rato por la mañana, leía mi revistas
del corazón en francés y tenía algunos apuntes, pero el estar estudiando
2 idiomas a la vez no era tarea nada fácil… Se suelen mezclar el uno
con el otro, sin darse cuenta una, puede estar hablando en inglés y
metiendo alguna palabra en francés… Un desastre!. Tenía que tener mucho
cuidado el día del examen para no cometer este error…
Como
ya indiqué en un post anterior, había encontrado unos talleres muy
interesantes en la biblioteca, en Moore St. muy cerca de “The Spire”,
donde se hacían intercambios lingüísticos en una sala. Los idiomas más
habituales, además del inglés, era el español, francés, alemán, chino,
portugués, italiano y creo que el japonés. Había un tablón en la entrada
de la sala que indicaba los días y horarios de los intercambios.
Yo
fui a varias de estas actividades!. Generalmente quienes asisten a esas
clases son nativos estudiantes. Nadie cobra por ello. Uno llega a una
sala enorme, coge una silla, se sienta tranquilamente cerca de otra
persona y se comienza a hablar. Yo fui al intercambio inglés – español e
inglés – francés. En este último fue una auténtica odisea, ya que tenía
que cambiar de idioma continuamente, y ninguno de ellos era mi lengua
materna… Nunca había conocido una biblioteca con este servicio, y creo
que la idea era realmente buena…
Además,
contaba con una zona únicamente de idiomas, donde uno alquilaba un CD
al estilo “Talk to me” y un ordenador. Allí podía estudiar y practicar
tranquilamente durante una hora. Yo lo utilicé en muchos ocasiones, y a
veces había lista de espera…Trinity College. Dublin. Irlanda.
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domingo, 4 de noviembre de 2012
Vivir en solitario. Dublin (XXXIII)
Justo en frente de nuestra casa, vivía el padre de
nuestro casero. Un señor mayor, ya jubilado, que no se sacaba el
albornoz ni de broma!. Era un señor muy amable, aunque yo tenía serias
dificultades para entenderle.
En
una ocasión, se presentó en nuestra casa porque nuestra alarma no dejaba
de sonar. Había habido una bajada de tensión y esta saltó un sábado por
la mañana, haciendo un enorme escándalo en nuestro barrio. Yo no tenía
ni idea de hacerla callar!.
Mientras
Peter está introduciendo el código se seguridad para apagarla, me quedo
hablando con el anciano. Y me dice, que en ese barrio, es decir, en
Finglas, vivía hace muchos años Bono, el cantante de U2... Como ya
indiqué en un post anterior, U2 es mi grupo de música favorito, no en
vano me fui a Barcelona a ver su concierto del 360º tour.
Pensé:
“no puede ser verdad…”, pero el anciano me asegura que cuando él
trabajaba, era policía, y en muchas ocasiones se vio obligado a
detenerlo por vandalismo… “En serio?”, le pregunté. Me comentó que Bono,
era un vándalo cuando era adolescente, un pieza de mucho cuidado y que
se convirtió en el terror del barrio.
Solía
pegarse con otros chicos del barrio de la misma edad, y que solía hacer
trastadas… Luego fundó un grupo, hasta que finalmente fundó U2, con el
que se haría famoso posteriormente.
“Entonces,
usted lo conoció personalmente?”, le pregunté, “si, si!, yo lo conocí,
evidentemente por aquel entonces nadie sabía en qué se convertiría
después…”. Días después, vino el casero, y le pregunté si lo que su
padre me había contado era verdad. Se sonrió , y me dijo, “Si, es
cierto. Bono vivía en Finglas, a un par de calles de aquí en una casita
muy modesta. No recuerdo qué casa era porque dudo entre 2 ó 3 de la
misma calle, pero no estaba lejos de aquí, quizás a unas 2 ó 3 calles.
Era un pieza de cuidado, pero no era mal chico, no tenía maldad, pero
era bastante rebelde. Mi padre lo detuvo en varias ocasiones”.
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sábado, 20 de octubre de 2012
Vivir en solitario (XXXII)
Una tarde, me encontraba sin mucho que hacer en mi casa irlandesa. Mi compañero Peter, me pide si le puedo ayudar con la compra, ya que tiene mucho que traer y no venir muy cargado.
Lo acompaño a Tesco, el supermercado que había a un par de calles de nuestra casa.
Durante el trayecto vamos hablando de tonterías varias.
Cuando llegamos al lugar, me invita a un helado. A veces me costaba un poco seguirle la conversación, ya que él hablaba inglés, pero con acento polaco...
Una vez dentro del supermercado, cuando nos encontrábamos en el pasillo de los productos de limpieza, sin venir muy a cuento, me dice: "sabes?, si alguna noche te sientes sola, puedes subir a mi habitación...".
Como mi nivel de inglés no era muy bueno, pensé: "no habrás entendido...", asique le pedí que me repitiera lo que me había dicho. De nuevo, vuelvo a entender lo que había comprendido desde un principio, la única diferencia, fue que a la segunda, su frase va acompañada de un gesto de picardía.
No, no había lugar a dudas: mi compañero de piso quería ponerme mirando a "Cork"... Yo me sonreí, un poco por compromiso y poder pasar el momento. Le respondí con un escueto: "Gracias. Pero estoy bien así". Él volvió a insistir, diciéndome que podíamos dormir juntos en su cama...
Los dos regresamos a casa, como si aquel comentario no hubiera salido nunca de su boca.
A partir de entonces, Peter se las ingenió para intentarlo, una y otra vez...
Por aquel entonces, él solía recibir periódicamente, la visita de una polaca que había vivido anteriormente en aquella casa. Solía venir los jueves por la tarde. Llegaba. Tocaba el timbre. Subía a la habitación de Peter, y a partir de entonces, de alguna u otra manera, te hacían partícipe de lo que allí acontecía... Entre los gritos, los crujidos de la cama, los golpes de la cabecera contra la pared del baño, las palmadas en el culo y el ir y venir al cuarto de baño, hacía que en las noches de los jueves fuese imposible pegar ojo... por un lado, porque no dejaban de hacer ruido, y por otro, porque una es humana y no dejaba de imaginarse la situación en la cabeza...
Al día siguiente, era frecuente cruzarse con ellos, y una tenía que hacer de cuenta como que no sabía lo que había sucedido hacía unas horas. Ella le preparaba el desayuno y se lo subía a la habitación. Servicio completo!. Después se marchaba y no regresaba hasta el jueves de la semana siguiente.
Lo acompaño a Tesco, el supermercado que había a un par de calles de nuestra casa.
Durante el trayecto vamos hablando de tonterías varias.
Cuando llegamos al lugar, me invita a un helado. A veces me costaba un poco seguirle la conversación, ya que él hablaba inglés, pero con acento polaco...
Una vez dentro del supermercado, cuando nos encontrábamos en el pasillo de los productos de limpieza, sin venir muy a cuento, me dice: "sabes?, si alguna noche te sientes sola, puedes subir a mi habitación...".
Como mi nivel de inglés no era muy bueno, pensé: "no habrás entendido...", asique le pedí que me repitiera lo que me había dicho. De nuevo, vuelvo a entender lo que había comprendido desde un principio, la única diferencia, fue que a la segunda, su frase va acompañada de un gesto de picardía.
No, no había lugar a dudas: mi compañero de piso quería ponerme mirando a "Cork"... Yo me sonreí, un poco por compromiso y poder pasar el momento. Le respondí con un escueto: "Gracias. Pero estoy bien así". Él volvió a insistir, diciéndome que podíamos dormir juntos en su cama...
Los dos regresamos a casa, como si aquel comentario no hubiera salido nunca de su boca.
A partir de entonces, Peter se las ingenió para intentarlo, una y otra vez...
Por aquel entonces, él solía recibir periódicamente, la visita de una polaca que había vivido anteriormente en aquella casa. Solía venir los jueves por la tarde. Llegaba. Tocaba el timbre. Subía a la habitación de Peter, y a partir de entonces, de alguna u otra manera, te hacían partícipe de lo que allí acontecía... Entre los gritos, los crujidos de la cama, los golpes de la cabecera contra la pared del baño, las palmadas en el culo y el ir y venir al cuarto de baño, hacía que en las noches de los jueves fuese imposible pegar ojo... por un lado, porque no dejaban de hacer ruido, y por otro, porque una es humana y no dejaba de imaginarse la situación en la cabeza...
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martes, 11 de septiembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXXI)
Ya había llegado el mes de agosto, y llevaba en Dublin 1 mes.
No veo avances en mi nivel de inglés, pero he aprendido a vivir sola, con todo lo que eso conlleva: aprender a cocinar, a organizar los gastos, la limpieza, las compras...
No echaba de menos a la familia, aunque hablaba con ellos muy seguido.
Me muevo por la ciudad con mucha soltura, conozco sus escondites, y empiezo a familiarizarme con sus costumbres y sus gentes.
Salir los fines de semana en Dublin es tarea obligada, sobre todo por la zona más famosa de la ciudad: Temple Bar.
Desgraciadamente, yo no podía hacerlo todos los sábados, ya que vivía un poco lejos del centro de la ciudad, por lo que tenía que conformarme con visitar los bares de mi barrio.
Es precisamente allí, donde conozco los verdaderos pubs irlandeses, lejos de aquellos locales orientados al turista en el centro de Dublin.
A unas 2 calles de mi casa, encuentro un pub, en una esquina. Era bastante grande y siempre había gente dentro. Asique decido entrar para ver qué tal.
Nada más pisar el local, siento que todo el mundo me observa. No es habitual que una chica sola entre a un bar en Irlanda.
Yo me siento al fondo, en la barra. Y observo a mis vecinos con atención. Cuando uno está en otro país, y no conoce las reglas del juego, lo mejor es mantener un papel de observador y no llamar mucho la atención. La gente bebe mucho, muchísimo, las pintas van y vienen sin parar, pero nadie pierde la compostura...
A mi lado se encuentran un grupo de personas, de entre unos 40 y 50 años de edad. Al verme, enseguida se presentan. Yo estaba un poco tímida al principio...
No me cansaré de decirlo, los irlandeses son gente tremendamente amable y sociable.
Estuvimos charlando durante un buen rato, contándonos nuestras vidas y cómo habíamos ido a parar allí.
Se mostraron curiosos al ver a una chica sola, extranjera, perdida en un pub de barrio.
Me hablaron un poco sobre las costumbres del país, y me aconsejaron que volviera el próximo fin de semana, ya que ellos solían reunirse allí cada sábado y domingo por la noche.
Me sentí realmente halagada y agradecida que estuvieran tan interesados en volver a verme, pese a que mi nivel de inglés no era muy bueno...
Aquella noche volví a mi casa, no muy tarde, pero si con la alegría de quien después de estar tantas semanas en otro país, por fin, tiene la oportunidad de conocer gente local, a quien parece no importarle ni mi cultura, ni mis orígenes, ni mis dificultades de comunicación...
No veo avances en mi nivel de inglés, pero he aprendido a vivir sola, con todo lo que eso conlleva: aprender a cocinar, a organizar los gastos, la limpieza, las compras...
No echaba de menos a la familia, aunque hablaba con ellos muy seguido.
Me muevo por la ciudad con mucha soltura, conozco sus escondites, y empiezo a familiarizarme con sus costumbres y sus gentes.
Salir los fines de semana en Dublin es tarea obligada, sobre todo por la zona más famosa de la ciudad: Temple Bar.
Desgraciadamente, yo no podía hacerlo todos los sábados, ya que vivía un poco lejos del centro de la ciudad, por lo que tenía que conformarme con visitar los bares de mi barrio.
Es precisamente allí, donde conozco los verdaderos pubs irlandeses, lejos de aquellos locales orientados al turista en el centro de Dublin.
A unas 2 calles de mi casa, encuentro un pub, en una esquina. Era bastante grande y siempre había gente dentro. Asique decido entrar para ver qué tal.
Nada más pisar el local, siento que todo el mundo me observa. No es habitual que una chica sola entre a un bar en Irlanda.
Yo me siento al fondo, en la barra. Y observo a mis vecinos con atención. Cuando uno está en otro país, y no conoce las reglas del juego, lo mejor es mantener un papel de observador y no llamar mucho la atención. La gente bebe mucho, muchísimo, las pintas van y vienen sin parar, pero nadie pierde la compostura...
A mi lado se encuentran un grupo de personas, de entre unos 40 y 50 años de edad. Al verme, enseguida se presentan. Yo estaba un poco tímida al principio...
No me cansaré de decirlo, los irlandeses son gente tremendamente amable y sociable.
Estuvimos charlando durante un buen rato, contándonos nuestras vidas y cómo habíamos ido a parar allí.
Se mostraron curiosos al ver a una chica sola, extranjera, perdida en un pub de barrio.
Me hablaron un poco sobre las costumbres del país, y me aconsejaron que volviera el próximo fin de semana, ya que ellos solían reunirse allí cada sábado y domingo por la noche.
Me sentí realmente halagada y agradecida que estuvieran tan interesados en volver a verme, pese a que mi nivel de inglés no era muy bueno...
Aquella noche volví a mi casa, no muy tarde, pero si con la alegría de quien después de estar tantas semanas en otro país, por fin, tiene la oportunidad de conocer gente local, a quien parece no importarle ni mi cultura, ni mis orígenes, ni mis dificultades de comunicación...
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sábado, 1 de septiembre de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXX)
La visita de Mari Carmen me llenó de energía, no sólo porque la considero una gran amiga, sino porque como he comentando anteriormente, cuando uno se encuentra en el extranjero, desea enormemente las visitas...
La noche anterior a su marcha, estando ambas charlando en mi habitación, nos damos cuenta que una araña está caminando en la pared... Yo les tengo pavor!.
Sin saber qué hacer, decido llamar a Peter, mi compañero de piso. Cuando llego a su habitación, golpeo su puerta y me abre. Estaba en calzoncillos... pero bueno, él estaba en su habitación y me pareció lógico que estuviera como le diera la gana.
Le explico la situación con la araña, y él se ofrece voluntariamente a "rescatarme"...
Lejos de vestirse, baja a mi habitación en calzoncillos. Mari Carmen se olvidó de la araña... :P
Él se subió a mi cama, la cogió de las patas con la mano y la echó por la ventana al jardín. Se giró, nos saludó como si tal cosa fuera y se marchó.
Las dos, atónitas por lo sucedido, no podíamos creer que mi compañero apareciera semi desnudo en mi habitación, aun a sabiendas que yo tenía visita.
Pero la cosa no quedó ahí. Yo, aterrorizada por la araña, no me percaté de un detalle que me señaló Mari Carmen cuando él se fué: "tu amigo estaba contento. Te tiene ganas..."
Yo me empecé a reir!. "Qué dices!" le respondí. "Se le notaba todo..." me contestó.
Y esa misma noche comenzó la historia de "Peter y sus astucias de seducción". Mari Carmen me decía que lo había estado observando estos días y que notaba que el muchacho intentaba provocarme. Yo no dejaba de reirme, le decía que tenía mucha imaginación y que dejara de inventarse cosas!.
Esta anécdota, que aparentamente no tiene gran trascendecia, la cuento por lo que empezó a suceder poco tiempo después en la casa.
Patos y palomas en Stephen Green Garden, Dublin.
La noche anterior a su marcha, estando ambas charlando en mi habitación, nos damos cuenta que una araña está caminando en la pared... Yo les tengo pavor!.
Sin saber qué hacer, decido llamar a Peter, mi compañero de piso. Cuando llego a su habitación, golpeo su puerta y me abre. Estaba en calzoncillos... pero bueno, él estaba en su habitación y me pareció lógico que estuviera como le diera la gana.
Le explico la situación con la araña, y él se ofrece voluntariamente a "rescatarme"...
Lejos de vestirse, baja a mi habitación en calzoncillos. Mari Carmen se olvidó de la araña... :P
Él se subió a mi cama, la cogió de las patas con la mano y la echó por la ventana al jardín. Se giró, nos saludó como si tal cosa fuera y se marchó.
Las dos, atónitas por lo sucedido, no podíamos creer que mi compañero apareciera semi desnudo en mi habitación, aun a sabiendas que yo tenía visita.
Pero la cosa no quedó ahí. Yo, aterrorizada por la araña, no me percaté de un detalle que me señaló Mari Carmen cuando él se fué: "tu amigo estaba contento. Te tiene ganas..."
Yo me empecé a reir!. "Qué dices!" le respondí. "Se le notaba todo..." me contestó.
Y esa misma noche comenzó la historia de "Peter y sus astucias de seducción". Mari Carmen me decía que lo había estado observando estos días y que notaba que el muchacho intentaba provocarme. Yo no dejaba de reirme, le decía que tenía mucha imaginación y que dejara de inventarse cosas!.
Esta anécdota, que aparentamente no tiene gran trascendecia, la cuento por lo que empezó a suceder poco tiempo después en la casa.
Patos y palomas en Stephen Green Garden, Dublin.
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miércoles, 15 de agosto de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXIX)
Llegada la noche, descubro una terrible verdad: Mari Carmen no deja de moverse en la cama, se levanta al cuarto de baño unas 3 ó 4 veces, y por si fuera poco, ronca...
He de decir, que mi sueño es muy ligero, y al mínimo ruido o movimiento tengo los ojos abiertos como platos!...
A la pobre no le quedó otra dormir en el sofá del salón... lo típico. Yo no quería que lo hiciera, ya que aquel sofá era la mayor comunidad de ácaros, polvo, suciedad... que había visto en mi vida. Pero a ella no le importó.
A la mañana siguiente, yo había dormido menos horas de las necesarias, pero me sentía fatal porque ella había tenido que dormir en el sofá...
El día lo dedicamos a recorrer la ciudad con un autobús guiado, incluso, yo pude ver lugares que todavía no había visitado, como el Phoenix Park o la cárcel de Dublin.
Cuando terminamos, nos fuimos a Merrion Square, donde se encuentra la estatua de Oscar Wilde.
Foto tomada con el móvil de Mari Carmen. La única foto que sacó... Para matarla!!.
Volvimos a mi casa y le preparé la cena. Creo que fue la primera y última vez que le cociné... Y no debí de hacerlo mal, porque no sobró nada...
He de decir, que mi sueño es muy ligero, y al mínimo ruido o movimiento tengo los ojos abiertos como platos!...
A la pobre no le quedó otra dormir en el sofá del salón... lo típico. Yo no quería que lo hiciera, ya que aquel sofá era la mayor comunidad de ácaros, polvo, suciedad... que había visto en mi vida. Pero a ella no le importó.
A la mañana siguiente, yo había dormido menos horas de las necesarias, pero me sentía fatal porque ella había tenido que dormir en el sofá...
El día lo dedicamos a recorrer la ciudad con un autobús guiado, incluso, yo pude ver lugares que todavía no había visitado, como el Phoenix Park o la cárcel de Dublin.
Cuando terminamos, nos fuimos a Merrion Square, donde se encuentra la estatua de Oscar Wilde.
Foto tomada con el móvil de Mari Carmen. La única foto que sacó... Para matarla!!.
Volvimos a mi casa y le preparé la cena. Creo que fue la primera y última vez que le cociné... Y no debí de hacerlo mal, porque no sobró nada...
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Vivir solo Dublin Irlanda
domingo, 5 de agosto de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXVIII)
Llevaba un mes en Dublin, y mi amiga Mari Carmen se presentó un fin de semana a visitarme.
Es el típico acontecimiento que uno espera ansiadamente, y que parece no llegar nunca...
La recogí en el aeropuerto un viernes por la tarde, y ella ya estaba allí, esperándome con su bolsito... Nada más verla le di un abrazo de esos que hacen historia, que casi asfixias a la otra persona!.
Nos fuimos directamente al centro en autobús, caminamos por O'Connell St., charlando animadamente de las aventuras y desventuras que nos habían acontecido en el último mes.
Por primera vez, en las últimas 4 semanas, hablaba animadamente con alguien, en español, sin tener que pensar, sin tener que esforzarme en que las palabras salieran de mi boca, expresándome con total libertad...
La llevé a mi lugar secreto: el café Bell, y tomamos un café tranquilamente. Mari Carmen es una amante de las cafeterías. Siempre que viaja visita algunas y toma fotos. Como ya comenté en un post anterior, el Café Bell tiene algo especial, es como viajar en el tiempo, a los ´50 ó ´60, ya que guarda la magia de los locales de antaño... Mari Carmen quedó encantada con mi lugar secreto!.
Ella nació en Montevideo, en Uruguay, yo en Buenos Aires, Argentina. Nos encontramos en Madrid, España, hace ya algunos años... Nos llevamos una diferencia de 12 años, y sin embargo, pese a que yo me encontraba en Dublin, Irlanda, nos volvimos a encontrar...
Le enseñé mi casa y le presenté a mis compañeros de piso: Peter y Juyeon.
Cenamos y nos fuimos a dormir. Delante, nos esperaba un fin de semana en Dublin!.
Es el típico acontecimiento que uno espera ansiadamente, y que parece no llegar nunca...
La recogí en el aeropuerto un viernes por la tarde, y ella ya estaba allí, esperándome con su bolsito... Nada más verla le di un abrazo de esos que hacen historia, que casi asfixias a la otra persona!.
Nos fuimos directamente al centro en autobús, caminamos por O'Connell St., charlando animadamente de las aventuras y desventuras que nos habían acontecido en el último mes.
Por primera vez, en las últimas 4 semanas, hablaba animadamente con alguien, en español, sin tener que pensar, sin tener que esforzarme en que las palabras salieran de mi boca, expresándome con total libertad...
La llevé a mi lugar secreto: el café Bell, y tomamos un café tranquilamente. Mari Carmen es una amante de las cafeterías. Siempre que viaja visita algunas y toma fotos. Como ya comenté en un post anterior, el Café Bell tiene algo especial, es como viajar en el tiempo, a los ´50 ó ´60, ya que guarda la magia de los locales de antaño... Mari Carmen quedó encantada con mi lugar secreto!.
Ella nació en Montevideo, en Uruguay, yo en Buenos Aires, Argentina. Nos encontramos en Madrid, España, hace ya algunos años... Nos llevamos una diferencia de 12 años, y sin embargo, pese a que yo me encontraba en Dublin, Irlanda, nos volvimos a encontrar...
Le enseñé mi casa y le presenté a mis compañeros de piso: Peter y Juyeon.
Cenamos y nos fuimos a dormir. Delante, nos esperaba un fin de semana en Dublin!.
Entrada a Stephen Green Garden, Dublin, Irlanda. Agosto de 2009.
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domingo, 8 de julio de 2012
Agradecimiento!!
Quiero dedicar este post a una persona a la que no conozco... Si, has leído bien, no la conozco.
Entra en mi blog, yo entro al suyo, a veces posteamos el uno al otro y otra veces no.
Yo leo lo que escribe, y me sorprende ver que hay una persona, a bastantes kilómetros de mí, que piensa y opina y padece como yo...
Hace un par de semanas, me regaló un premio, y yo, desde aquí, quería agradecérselo!!.
Muchas gracias mi yo del pasado!!!.
http://cartasamifuturoyo.blogspot.com.es/search?updated-max=2012-06-19T20:37:00%2B02:00&max-results=1&start=5&by-date=false
Entra en mi blog, yo entro al suyo, a veces posteamos el uno al otro y otra veces no.
Yo leo lo que escribe, y me sorprende ver que hay una persona, a bastantes kilómetros de mí, que piensa y opina y padece como yo...
Hace un par de semanas, me regaló un premio, y yo, desde aquí, quería agradecérselo!!.
Muchas gracias mi yo del pasado!!!.
http://cartasamifuturoyo.blogspot.com.es/search?updated-max=2012-06-19T20:37:00%2B02:00&max-results=1&start=5&by-date=false
miércoles, 20 de junio de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXVII)
A mediados de julio de 2009 una chica de Corea del Sur golpea la puerta de nuestra casa.
Llevaba 6 meses fuera de la suya, y venía de Estados Unidos. No le renovaron el visado allí y decidió venir a Irlanda. Estaba interesada en ver la habitación que estaba justo encima de la mía.
Jamás olvidaré su primera imagen: vestidito muy mono, con medias negras haciendo juego, zapatitos de último modelo, perfectamente maquillada y peinada, y un sombrerito de última moda... Todo muy chic.
Estuvo visitando la casa una media hora, y evidentemente, vino la entrevista de rigor. Parecía una persona normal... Por aquel entonces ella estaba viviendo en una residencia de estudiantes dublinesa, y se le terminaba el alquiler en unas semanas... No disponía de mucho tiempo.
El "flechazo" fue automático. No tenía nada que ver con mi forma de ser: yo paso de la moda y de las tendencias. Sin embargo, a mí, esa chica, me encantó como compañera de piso... Y a Peter también.
No la conocíamos de nada, pero nos gustó a los dos...
Y ahora pienso: qué es lo que hace que una persona nos guste a la primera?, y no me refiero al flechazo romántico, sino a que esa persona nos caiga bien... La manera de hablar?, la manera de expresarse gestualmente?, la mirada?, la voz?, la intuición?... no sé qué será, pero últimamente estoy pensando en ello... en cómo las personas conectamos entre sí: cómo elegimos amigos, pareja... y porqué rechazamos a determinadas personas, simplemente porque no nos caigan bien y muchas veces no sabemos ni el porqué...
Y quizás, lo más importante: la imagen que reflejamos sobre los demás, qué es lo que hace que las demás personas nos elijan para estar a su lado... Seguramente transmitamos, de manera totalmente inconsciente, nuestro estado de ánimo y personalidad a los que nos rodean...
La coreana se marchó aquella tarde de nuestra casa. Una hora después llamó y dijo que se quedaba con la habitación. Su nombre era Juyeon...
Irlanda. 2009.
Llevaba 6 meses fuera de la suya, y venía de Estados Unidos. No le renovaron el visado allí y decidió venir a Irlanda. Estaba interesada en ver la habitación que estaba justo encima de la mía.
Jamás olvidaré su primera imagen: vestidito muy mono, con medias negras haciendo juego, zapatitos de último modelo, perfectamente maquillada y peinada, y un sombrerito de última moda... Todo muy chic.
Estuvo visitando la casa una media hora, y evidentemente, vino la entrevista de rigor. Parecía una persona normal... Por aquel entonces ella estaba viviendo en una residencia de estudiantes dublinesa, y se le terminaba el alquiler en unas semanas... No disponía de mucho tiempo.
El "flechazo" fue automático. No tenía nada que ver con mi forma de ser: yo paso de la moda y de las tendencias. Sin embargo, a mí, esa chica, me encantó como compañera de piso... Y a Peter también.
No la conocíamos de nada, pero nos gustó a los dos...
Y ahora pienso: qué es lo que hace que una persona nos guste a la primera?, y no me refiero al flechazo romántico, sino a que esa persona nos caiga bien... La manera de hablar?, la manera de expresarse gestualmente?, la mirada?, la voz?, la intuición?... no sé qué será, pero últimamente estoy pensando en ello... en cómo las personas conectamos entre sí: cómo elegimos amigos, pareja... y porqué rechazamos a determinadas personas, simplemente porque no nos caigan bien y muchas veces no sabemos ni el porqué...
Y quizás, lo más importante: la imagen que reflejamos sobre los demás, qué es lo que hace que las demás personas nos elijan para estar a su lado... Seguramente transmitamos, de manera totalmente inconsciente, nuestro estado de ánimo y personalidad a los que nos rodean...
La coreana se marchó aquella tarde de nuestra casa. Una hora después llamó y dijo que se quedaba con la habitación. Su nombre era Juyeon...
Irlanda. 2009.
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jueves, 14 de junio de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXVI)
Yo llevaba en Dublin unas 2 ó 3 semanas, cuando mi compañero Peter me dice que tenemos que buscar a 2 compañeros más para la casa, ya que de las 4 habitaciones 2 se encontraban vacías.
Al igual que hizo conmigo, colgó un anuncio en Internet. Cada 3 ó 4 días venía alguien a visitarnos.
Para Peter era muy importante conocer a la persona que venía, por eso teníamos que hacerles una entrevista.
El primer candidato no recuerdo de qué país era, pero era africano. Ni bien le abro la puerta, el joven me desnuda con la mirada. Incluso cuando me saluda siento que se acerca hacia mí mas de la cuenta...
Llamo a Peter para que baje y enseñarle la casa. Mientras Peter le hablaba, el chico no dejaba de mirarme. Evidentemente, yo utilizaba la vieja técnica femenina de "no me doy cuenta que me estás mirando..." y me hacía la tonta...
Al chico no se le entendía muy bien cuando hablaba. En algunas ocasión, incluso se enfadó porque no le habíamos comprendido del todo lo que nos había dicho.
Le enseñamos la casa, y no mostró demasiado interés, ya que el precio le habrá parecido caro...
Sentados los 3 en el sofá y charlando, las miradas se hacen evidentes, incluso Peter, que era bastante despistado se dió cuenta.Cuando decide marcharse, nos despedimos de él y se fue.
La sensación que nos dejó no fue nada buena, tanto a Peter como a mí.
Desde un primer momento Peter se negó a tenerlo en casa. Me dijo que no quería problemas, que dado el comportamiento que había tenido el chico no se fiaba de él. Y yo, evidentemente, me negaba a tener que ducharme echando el pestillo o cerrando con llave mi habitación cada noche antes de irme a dormir.Peter estuvo de acuerdo conmigo.
El segundo candidato se presentó a los pocos días. Era de Europa del Este. Le enseñamos la casa y hablamos un poco con él. Tuvo una actitud parecida al anterior, pero este fue un poco más lejos, en un momento de descuido, y estando la puerta de mi habitación cerrada, se mete dentro. Peter, alucinado, le dice que no puede entrar en mi habitación sin permiso!. Otro candidato que quedó descartado de inmediato por ser raro...
Otro día vino un chico chino. Peter lo subió a la planta superior para enseñarle la habitación. El chico le dijo que la habitación era horrible y que no le interesaba. Casi sin mediar palabra se fue, dejando a Peter con la palabra en la boca y cerrándole la puerta en las narices.
En otra ocasión, vino un chico de Polonia. Vió la casa y pareció bastante interesado, pero nunca llamó.
Creo que en alguna ocasión también vino una chica polaca, pero no lo recuerdo con exactitud. Tampoco le gustó la casa.
Era habitual que mucha gente llamase cerrando día y hora para venir a ver el chalet, y no aparecían...
En cualquier caso, Peter me decía que había que llenarse de paciencia, que él llevaba unos 2 años viviendo en esa casa y que había pasado mucha gente de todo tipo. Él quería estar tranquilo, sin gente rara ni malos rollos de por medio. De ahí su enorme interés en hacer la entrevista. Y yo estuve de acuerdo con él...
Parte del salón de la casa de Dublin.
Al igual que hizo conmigo, colgó un anuncio en Internet. Cada 3 ó 4 días venía alguien a visitarnos.
Para Peter era muy importante conocer a la persona que venía, por eso teníamos que hacerles una entrevista.
El primer candidato no recuerdo de qué país era, pero era africano. Ni bien le abro la puerta, el joven me desnuda con la mirada. Incluso cuando me saluda siento que se acerca hacia mí mas de la cuenta...
Llamo a Peter para que baje y enseñarle la casa. Mientras Peter le hablaba, el chico no dejaba de mirarme. Evidentemente, yo utilizaba la vieja técnica femenina de "no me doy cuenta que me estás mirando..." y me hacía la tonta...
Al chico no se le entendía muy bien cuando hablaba. En algunas ocasión, incluso se enfadó porque no le habíamos comprendido del todo lo que nos había dicho.
Le enseñamos la casa, y no mostró demasiado interés, ya que el precio le habrá parecido caro...
Sentados los 3 en el sofá y charlando, las miradas se hacen evidentes, incluso Peter, que era bastante despistado se dió cuenta.Cuando decide marcharse, nos despedimos de él y se fue.
La sensación que nos dejó no fue nada buena, tanto a Peter como a mí.
Desde un primer momento Peter se negó a tenerlo en casa. Me dijo que no quería problemas, que dado el comportamiento que había tenido el chico no se fiaba de él. Y yo, evidentemente, me negaba a tener que ducharme echando el pestillo o cerrando con llave mi habitación cada noche antes de irme a dormir.Peter estuvo de acuerdo conmigo.
El segundo candidato se presentó a los pocos días. Era de Europa del Este. Le enseñamos la casa y hablamos un poco con él. Tuvo una actitud parecida al anterior, pero este fue un poco más lejos, en un momento de descuido, y estando la puerta de mi habitación cerrada, se mete dentro. Peter, alucinado, le dice que no puede entrar en mi habitación sin permiso!. Otro candidato que quedó descartado de inmediato por ser raro...
Otro día vino un chico chino. Peter lo subió a la planta superior para enseñarle la habitación. El chico le dijo que la habitación era horrible y que no le interesaba. Casi sin mediar palabra se fue, dejando a Peter con la palabra en la boca y cerrándole la puerta en las narices.
En otra ocasión, vino un chico de Polonia. Vió la casa y pareció bastante interesado, pero nunca llamó.
Creo que en alguna ocasión también vino una chica polaca, pero no lo recuerdo con exactitud. Tampoco le gustó la casa.
Era habitual que mucha gente llamase cerrando día y hora para venir a ver el chalet, y no aparecían...
En cualquier caso, Peter me decía que había que llenarse de paciencia, que él llevaba unos 2 años viviendo en esa casa y que había pasado mucha gente de todo tipo. Él quería estar tranquilo, sin gente rara ni malos rollos de por medio. De ahí su enorme interés en hacer la entrevista. Y yo estuve de acuerdo con él...
Parte del salón de la casa de Dublin.
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lunes, 4 de junio de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXV)
Hoy será un post muy especial para mí. Lo escribo nada más ni nada menos que desde tierras alemanas!. He llegado hoy, y aunque estoy bastante cansada, estoy contenta.
No estoy en absoluto en ninguna ciudad conocido, más bien es un pueblo pequeño, perdido en la inmensidad de Alemania. Qué cómo llegué hasta aquí?, bueno... es una larga historia, y desde luego si hace un mes me lo hubieran contado no me lo hubiera creído. Y pensé sobre ello. Sobre cómo nos cambia la vida en cuestión de semanas, o de días, incluso, en minutos o segundos.
Cuando vivía en Irlanda, muchas veces pensaba en ello: cómo he llegado hasta aquí?, qué hago viviendo con un polaco?, qué hago dejándolo todo y volver a mi vida de estudiante?... En Dublin yo tenía mucho tiempo para pensar, e intentaba encajar lo que habían sido para mí los meses anteriores.
Efectivamente, yo no era feliz. Tenía un trabajo envidiado por muchos, menos por mí. Tenía coche de empresa con todos los gastos pagados, un buen sueldo, teléfono a mi disposición, portátil con conexión a Internet en todo el planeta, un puesto deseado por muchos... y eso que, por aquel entonces, yo no había cumplido ni los 30 años todavía... Pero era infeliz.
Estar en Dublin, me permitía valorar lo poco que tenía, y que me aportaba realmente mucho a nivel personal. Estaba viviendo una experiencia, que quizás, no vuelva a repetirse nunca.
Valoraba la independencia de no vivir en casa de mis padres, de conocer una cultura diferente a la mía, una lengua muy distinta... pero también, el estar lejos de casa, la soledad, la falta de amigos... se entrelazaba en aquel guiso de sensaciones positivas. Una mezcla entre lo bueno y lo malo que te hace ver las cosas tal como son, sin adornos ni florituras...
Muchas noches, cuando salía a sacar la basura, me sentaba en el escalón de entrada a mi casa, y observaba las casas de los vecinos, pensaba y meditaba sobre mi vida, lo que había sido y lo que era en ese momento... Muchos cambios, muchas experiencias tristes y alegres en poco tiempo, un cúmulo de sensaciones difíciles de describir.
Aquellas noches de soledad, sentada en el escalón de entrada de mi casa, con la única compañía de mi pijama y mis zapatos de andar por casa, me hicieron ver, que aunque estaba sola y no tenía amigos allí, y aunque todo lo que me rodeaba era desconocido para mí, yo tenía ganas de vivir la experiencia, porque estaba en Dublin y era el presente lo que importaba...
Entrada de mi casa en Dublin, donde pasé muchas noches de reflexión... :)
No estoy en absoluto en ninguna ciudad conocido, más bien es un pueblo pequeño, perdido en la inmensidad de Alemania. Qué cómo llegué hasta aquí?, bueno... es una larga historia, y desde luego si hace un mes me lo hubieran contado no me lo hubiera creído. Y pensé sobre ello. Sobre cómo nos cambia la vida en cuestión de semanas, o de días, incluso, en minutos o segundos.
Cuando vivía en Irlanda, muchas veces pensaba en ello: cómo he llegado hasta aquí?, qué hago viviendo con un polaco?, qué hago dejándolo todo y volver a mi vida de estudiante?... En Dublin yo tenía mucho tiempo para pensar, e intentaba encajar lo que habían sido para mí los meses anteriores.
Efectivamente, yo no era feliz. Tenía un trabajo envidiado por muchos, menos por mí. Tenía coche de empresa con todos los gastos pagados, un buen sueldo, teléfono a mi disposición, portátil con conexión a Internet en todo el planeta, un puesto deseado por muchos... y eso que, por aquel entonces, yo no había cumplido ni los 30 años todavía... Pero era infeliz.
Estar en Dublin, me permitía valorar lo poco que tenía, y que me aportaba realmente mucho a nivel personal. Estaba viviendo una experiencia, que quizás, no vuelva a repetirse nunca.
Valoraba la independencia de no vivir en casa de mis padres, de conocer una cultura diferente a la mía, una lengua muy distinta... pero también, el estar lejos de casa, la soledad, la falta de amigos... se entrelazaba en aquel guiso de sensaciones positivas. Una mezcla entre lo bueno y lo malo que te hace ver las cosas tal como son, sin adornos ni florituras...
Muchas noches, cuando salía a sacar la basura, me sentaba en el escalón de entrada a mi casa, y observaba las casas de los vecinos, pensaba y meditaba sobre mi vida, lo que había sido y lo que era en ese momento... Muchos cambios, muchas experiencias tristes y alegres en poco tiempo, un cúmulo de sensaciones difíciles de describir.
Aquellas noches de soledad, sentada en el escalón de entrada de mi casa, con la única compañía de mi pijama y mis zapatos de andar por casa, me hicieron ver, que aunque estaba sola y no tenía amigos allí, y aunque todo lo que me rodeaba era desconocido para mí, yo tenía ganas de vivir la experiencia, porque estaba en Dublin y era el presente lo que importaba...
Entrada de mi casa en Dublin, donde pasé muchas noches de reflexión... :)
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martes, 29 de mayo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XIV)
Y llegó la buena noticia: desde España me confirmaba mi mejor amiga, es decir, Mari Carmen, que el primer fin de semana de agosto venía a visitarme.
Las visitas, en la mayoría de los casos, son bien recibidas. Cuando uno está en el extranjero y solo, lo son aún más...
No sólo porque te apetece ver a esa persona a la que tanto aprecio le tienes, sino que además, es una manera de compartir lo que estás viviendo, algo, que hasta la fecha, lo había hecho totalmente sola.
Sólo iba a ser un fin de semana, a primeros de agosto, pero yo valoré mucho su esfuerzo (a nivel personal y económico).
Faltaban como unas 3 semanas para que viniese y yo no dejaba de pensar en los sitios donde la llevaría: el Café Bell, Trinity College, Stephen Green Garden... Pero tampoco quería agobiarla, es decir, que ella llegase y yo la manejase como un títere de aquí para allá, disponiendo de su tiempo como si fuera el mío...
Cuando uno vive solo, lejos de casa, tiende a acamparar a la persona que viene a visitarlo a uno, aunque por otro lado, es normal que esto suceda...
Por otro lado, yo ya había decidido que seguiría trabajando para Thomas. Es cierto, él no podía moverse, ni levantarse de la cama, ni correr, ni hablar... pero también era igual de cierto que él no era plenamente consciente de su situación. Me di cuenta, que él no se planteaba si era feliz o no, si su vida era maravillosa o no, si tenía amigos o no, él simplemente vivía el momento, y disfrutaba de las visitas en casa, del amor que sus padres sentían hacia él.
Quizás yo, yendo unas 2 ó 3 veces por semana, eran suficientes para que él fuese feliz, para que se riera un rato, para que se sintiera acompañado, porque al fin y al cabo, lo que a él más le interesaba era el momento, el aquí y ahora. Y nada más.
Mimo en Grafton St. Dublin.
Las visitas, en la mayoría de los casos, son bien recibidas. Cuando uno está en el extranjero y solo, lo son aún más...
No sólo porque te apetece ver a esa persona a la que tanto aprecio le tienes, sino que además, es una manera de compartir lo que estás viviendo, algo, que hasta la fecha, lo había hecho totalmente sola.
Sólo iba a ser un fin de semana, a primeros de agosto, pero yo valoré mucho su esfuerzo (a nivel personal y económico).
Faltaban como unas 3 semanas para que viniese y yo no dejaba de pensar en los sitios donde la llevaría: el Café Bell, Trinity College, Stephen Green Garden... Pero tampoco quería agobiarla, es decir, que ella llegase y yo la manejase como un títere de aquí para allá, disponiendo de su tiempo como si fuera el mío...
Cuando uno vive solo, lejos de casa, tiende a acamparar a la persona que viene a visitarlo a uno, aunque por otro lado, es normal que esto suceda...
Por otro lado, yo ya había decidido que seguiría trabajando para Thomas. Es cierto, él no podía moverse, ni levantarse de la cama, ni correr, ni hablar... pero también era igual de cierto que él no era plenamente consciente de su situación. Me di cuenta, que él no se planteaba si era feliz o no, si su vida era maravillosa o no, si tenía amigos o no, él simplemente vivía el momento, y disfrutaba de las visitas en casa, del amor que sus padres sentían hacia él.
Quizás yo, yendo unas 2 ó 3 veces por semana, eran suficientes para que él fuese feliz, para que se riera un rato, para que se sintiera acompañado, porque al fin y al cabo, lo que a él más le interesaba era el momento, el aquí y ahora. Y nada más.
Mimo en Grafton St. Dublin.
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jueves, 24 de mayo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXIII)
Y llegó la mala noticia: desde España me confirmaban que había suspendido mi exámen de francés... Por suerte no las 4 partes de las que constaba la totalidad del examen, pero si dos de ellas.
De alguna manera eso trastocaba mis planes. Por aquel entonces, yo estaba cursando tercer curso en la escuela oficial de idiomas. Segundo lo había hecho 4 veces, si, has leído bien, 4 veces... es que le había tomado cariño a aquel curso... y no quería verme en la misma situación con tercero.
Tenía que presentarme en septiembre para recuperar el "écoute" y la comprensión lectora. Lo que me obligaba a un viaje relámpago a España, con el que no había contado en un principio, para poder presentarme al examen, pero además, me obligaba a estudiar francés en Irlanda... una auténtica locura!. Pero tenía que hacerlo!. Solo llevaba 2 semanas en Irlanda...
Para no mezclar los 2 idiomas, me levantaba temprano por la mañana, en torno a las 8:30 hs. de la mañana para estudiar francés, y después me iba a la escuela a estudiar inglés.
Justo en la calle del mercado de la fruta y la verdura, había un centro comercial, dentro de él había una biblioteca enorme, subiendo unas escaleras, en la que podías estudiar otros idiomas. Tenían una sala exclusiva con ordenadores, y podías reservalos durante una hora para utilizarlos con CDs de idiomas al estilo "Talk to me" o similares. Además, determinados días a la semana habilitaban una sala para intercambios de idiomas con otras personas... Fue un gran descubrimiento para mí!. Además de poder estudiar podría practicar francés en vivo y en directo!. Y de paso, también el inglés!.
Solo hay que darse de alta en la zona de información. Jamás olvidaré aquel día en el que pedí mi carnet de la biblioteca. El hombre de la recepción me pregunta mi nombre y mi apellido. Me pregunta la nacionalidad, y le digo que soy italiana, me pregunta dónde he nacido, le digo que en Argentina. En ese momento ya me miró extrañado. Me pregunta dónde vivo, le indico que mi residencia habitual está en España, pero que temporalmente estoy residiendo en Dublin. En ese momento esbozó una sonrisa de sorpresa.
Por último, me señala que mi apellido parece vasco, a lo que le contesto: "no señor, mi apellido es austríaco...". Directamente largó una carcajada y me preguntó si le estaba tomando el pelo, a lo que amablemente le respondí que no, que todo lo que le había contado era cierto. Es que soy una persona de mundo...
Puesto de flores en Grafton St. Dublin, Irlanda.
De alguna manera eso trastocaba mis planes. Por aquel entonces, yo estaba cursando tercer curso en la escuela oficial de idiomas. Segundo lo había hecho 4 veces, si, has leído bien, 4 veces... es que le había tomado cariño a aquel curso... y no quería verme en la misma situación con tercero.
Tenía que presentarme en septiembre para recuperar el "écoute" y la comprensión lectora. Lo que me obligaba a un viaje relámpago a España, con el que no había contado en un principio, para poder presentarme al examen, pero además, me obligaba a estudiar francés en Irlanda... una auténtica locura!. Pero tenía que hacerlo!. Solo llevaba 2 semanas en Irlanda...
Para no mezclar los 2 idiomas, me levantaba temprano por la mañana, en torno a las 8:30 hs. de la mañana para estudiar francés, y después me iba a la escuela a estudiar inglés.
Justo en la calle del mercado de la fruta y la verdura, había un centro comercial, dentro de él había una biblioteca enorme, subiendo unas escaleras, en la que podías estudiar otros idiomas. Tenían una sala exclusiva con ordenadores, y podías reservalos durante una hora para utilizarlos con CDs de idiomas al estilo "Talk to me" o similares. Además, determinados días a la semana habilitaban una sala para intercambios de idiomas con otras personas... Fue un gran descubrimiento para mí!. Además de poder estudiar podría practicar francés en vivo y en directo!. Y de paso, también el inglés!.
Solo hay que darse de alta en la zona de información. Jamás olvidaré aquel día en el que pedí mi carnet de la biblioteca. El hombre de la recepción me pregunta mi nombre y mi apellido. Me pregunta la nacionalidad, y le digo que soy italiana, me pregunta dónde he nacido, le digo que en Argentina. En ese momento ya me miró extrañado. Me pregunta dónde vivo, le indico que mi residencia habitual está en España, pero que temporalmente estoy residiendo en Dublin. En ese momento esbozó una sonrisa de sorpresa.
Por último, me señala que mi apellido parece vasco, a lo que le contesto: "no señor, mi apellido es austríaco...". Directamente largó una carcajada y me preguntó si le estaba tomando el pelo, a lo que amablemente le respondí que no, que todo lo que le había contado era cierto. Es que soy una persona de mundo...
Puesto de flores en Grafton St. Dublin, Irlanda.
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viernes, 18 de mayo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXII)
Thomas. Así se llamaba el niño que tenía que cuidar.
Ya había acordado el precio de mi hora con la madre (era una miseria, pero bueno, ayudaba a mi economía...). Iría por las tardes, unas 2 ó 3 veces por semana, en función de las veces que me necesitase, y unas 3 ó 4 horas cada día.
Mi trabajo era cuidar del niño y hacer algunas labores domésticas sencillas.
La casa se encontraba a las afueras de Dublin. Tuve que empollarme bien el mapa antes de ir para no perderme, y hablar con el conductor para que me avisara en donde bajarme, ya que por esa zona las calles suelen ser iguales y es fácil perderse...
Cuando llego al lugar, no consigo ubicarme muy bien, qué le vamos a hacer... soy mujer y no interpreto mapas...
Tengo que enviar un sms a la madre para que me explique como llegar. Por suerte me respondió, y después de estar media dando vueltas por el barrio consigo encontrar la casa...
Describiré la situación. La casa tenía un jardín delantero enorme!, como casi todas las casas irlandesas. Cuando toqué el timbre me atiende la madre, una mujer muy amable y simpática que no duda en hacerme pasar al interior.
La familia constaba de 5 miembros: la madre, el padre y 3 hijos: una niña mayor que Thomas, Thomas y otra niña menor que él. Además, tenían un perro que no dejaba de gruñirme siempre que tenía la oportunidad, y varios conejos que tenían en el enoooooooooooooorme jardín del fondo, cuyo tamaño equivaldría a unas 2 ó 3 pistas de tenis... Allí tenían los juegos de los niños.
La casa tenía dos plantas, y habitaciones por todos lados. La planta de arriba nunca llegué a conocerla.
Según iba caminando, me iba tropezando con ropa, zapatos, toallas, balones, muñecas, juegos de mesa, peluches de grandes dimensiones... en mi vida había visto una casa tan desordenada. Las cosas estaban por todos lados: en el pasillo, en las habitaciones, la cocina, el cuarto de baño... Podías encontrarte las cosas más inverosímiles en los lugares más insospechados...
Cierto es, que yo me he criado en una casa tremendamente ordenada y limpia. Quizás demasiado...
La madre, que hacía un esfuerzo sobrehumano para que yo pudiese entenderle, me dice que me va a presentar a su hijo.
Abre dos puertas dobles de par en par, la habitación era enorme, con suelo de madera y un ventanal gigantesco a la derecha.
En el fondo una cama ortopédica, y en su interior, Thomas.
El "niño", tenía 15 años..., y la pequeña minusvalía de la que me había hablado su madre por email, era una minusvalía motora que no le permitía moverse con normalidad y agarrar objetos con las manos, y que le obligaba a estar o en una silla de ruedas o en una cama, ya que tenía los músculos paralizados.
También era una minusvalía psíquica, que no le permitía hablar, únicamente emitía sonidos, había que darle de comer con cuidado, ya que podía ahogarse, y esa misma minusvalía, había sumido al pobre Thomas en una perpetua infancia, ya que se había quedado paralizado, psíquicamente hablando, en los 2 años.
Es decir, era un adolescente de 15 años, metido en la mente de un niño de 2...
Cuando lo vi, me quedé parada, no dije nada. Era obvio que la familia había aprendido a vivir con un miembro con discapacidad severa, y lo llevaban con normalidad. Yo nunca había trabajado con alguien con una minusvalía a ese nivel. Y pensé: quién iba a ser yo para poner el punto sobre la "i" y hacer notar la minusvalía de Thomas?... Si ellos actúan con normalidad, yo haré lo mismo. Asique esbocé una sonrisa al ver a Thomas, y él, con la gracia de un niño, hizo lo mismo.
La madre, sin muchos preámbulos, me dijo que limpiara un poco el salón. Era tal el desorden, que no sabía por donde empezar... saco el polvo de los muebles, intento sacarles un poco de brillo con el "Pronto", y paso la aspiradora.
La madre me dice que cuide de Thomas, mientras ella se pone a hacer los deberes con las hijas. Lo único que debo hacer es leerle cuentos, hablarle, y jugar con sus juguetes, ya que él no puede coger ninguno. Y fue lo que hice: intentar estimular sus sentidos, a través de mis palabras, de las imágenes de los libros... fue una auténtica delicia ver cómo él me entendía cuando le hablaba. Se reía, chillaba como un niño y agitaba las manos de contento, al ver que yo le prestaba atención y que jugaba con él.
Él se comunicaba conmigo a través de la mirada y de los gestos que hacía con la cara. Yo no le entendía. Cuando terminé, la madre me pagó según lo acordado. Me marché saludándola y arreglando para volver en unos 2 ó 3 días.
Cuando cerré la puerta, en la acera de enfrente, pasan dos chicos de una edad aproximada a la de Thomas. Reían, y comentarían cosas de adolescentes propias de su edad, supongo. A mí se me caían las lágrimas de tristeza pensando que la vida había sido muy injusta con Thomas, él nunca podrá hacer esas cosas, no podrá ir al cine con una chica, enamorarse, jugar el fútbol... como los demás chicos de su edad, el futuro que le esperaba era una cama ortopédica, cuentos infantiles y una habitación con un enorme ventanal.
Me quedé parada, delante de la puerta de la casa, observando a esos chicos, llorando de rabia y de impotencia por los dados tan malos que le habían tocado jugar en esta vida a Thomas.
Dudé si podría seguir yendo a trabajar a aquella casa, no puedo con este tipo de situaciones dolorosas. Cogí el autobus de vuelta a casa, analizando e interiorizando lo que había significado ese día para mí, y quizás, también, para Thomas...
The Dubliners, el grupo favorito de Thomas...
Ya había acordado el precio de mi hora con la madre (era una miseria, pero bueno, ayudaba a mi economía...). Iría por las tardes, unas 2 ó 3 veces por semana, en función de las veces que me necesitase, y unas 3 ó 4 horas cada día.
Mi trabajo era cuidar del niño y hacer algunas labores domésticas sencillas.
La casa se encontraba a las afueras de Dublin. Tuve que empollarme bien el mapa antes de ir para no perderme, y hablar con el conductor para que me avisara en donde bajarme, ya que por esa zona las calles suelen ser iguales y es fácil perderse...
Cuando llego al lugar, no consigo ubicarme muy bien, qué le vamos a hacer... soy mujer y no interpreto mapas...
Tengo que enviar un sms a la madre para que me explique como llegar. Por suerte me respondió, y después de estar media dando vueltas por el barrio consigo encontrar la casa...
Describiré la situación. La casa tenía un jardín delantero enorme!, como casi todas las casas irlandesas. Cuando toqué el timbre me atiende la madre, una mujer muy amable y simpática que no duda en hacerme pasar al interior.
La familia constaba de 5 miembros: la madre, el padre y 3 hijos: una niña mayor que Thomas, Thomas y otra niña menor que él. Además, tenían un perro que no dejaba de gruñirme siempre que tenía la oportunidad, y varios conejos que tenían en el enoooooooooooooorme jardín del fondo, cuyo tamaño equivaldría a unas 2 ó 3 pistas de tenis... Allí tenían los juegos de los niños.
La casa tenía dos plantas, y habitaciones por todos lados. La planta de arriba nunca llegué a conocerla.
Según iba caminando, me iba tropezando con ropa, zapatos, toallas, balones, muñecas, juegos de mesa, peluches de grandes dimensiones... en mi vida había visto una casa tan desordenada. Las cosas estaban por todos lados: en el pasillo, en las habitaciones, la cocina, el cuarto de baño... Podías encontrarte las cosas más inverosímiles en los lugares más insospechados...
Cierto es, que yo me he criado en una casa tremendamente ordenada y limpia. Quizás demasiado...
La madre, que hacía un esfuerzo sobrehumano para que yo pudiese entenderle, me dice que me va a presentar a su hijo.
Abre dos puertas dobles de par en par, la habitación era enorme, con suelo de madera y un ventanal gigantesco a la derecha.
En el fondo una cama ortopédica, y en su interior, Thomas.
El "niño", tenía 15 años..., y la pequeña minusvalía de la que me había hablado su madre por email, era una minusvalía motora que no le permitía moverse con normalidad y agarrar objetos con las manos, y que le obligaba a estar o en una silla de ruedas o en una cama, ya que tenía los músculos paralizados.
También era una minusvalía psíquica, que no le permitía hablar, únicamente emitía sonidos, había que darle de comer con cuidado, ya que podía ahogarse, y esa misma minusvalía, había sumido al pobre Thomas en una perpetua infancia, ya que se había quedado paralizado, psíquicamente hablando, en los 2 años.
Es decir, era un adolescente de 15 años, metido en la mente de un niño de 2...
Cuando lo vi, me quedé parada, no dije nada. Era obvio que la familia había aprendido a vivir con un miembro con discapacidad severa, y lo llevaban con normalidad. Yo nunca había trabajado con alguien con una minusvalía a ese nivel. Y pensé: quién iba a ser yo para poner el punto sobre la "i" y hacer notar la minusvalía de Thomas?... Si ellos actúan con normalidad, yo haré lo mismo. Asique esbocé una sonrisa al ver a Thomas, y él, con la gracia de un niño, hizo lo mismo.
La madre, sin muchos preámbulos, me dijo que limpiara un poco el salón. Era tal el desorden, que no sabía por donde empezar... saco el polvo de los muebles, intento sacarles un poco de brillo con el "Pronto", y paso la aspiradora.
La madre me dice que cuide de Thomas, mientras ella se pone a hacer los deberes con las hijas. Lo único que debo hacer es leerle cuentos, hablarle, y jugar con sus juguetes, ya que él no puede coger ninguno. Y fue lo que hice: intentar estimular sus sentidos, a través de mis palabras, de las imágenes de los libros... fue una auténtica delicia ver cómo él me entendía cuando le hablaba. Se reía, chillaba como un niño y agitaba las manos de contento, al ver que yo le prestaba atención y que jugaba con él.
Él se comunicaba conmigo a través de la mirada y de los gestos que hacía con la cara. Yo no le entendía. Cuando terminé, la madre me pagó según lo acordado. Me marché saludándola y arreglando para volver en unos 2 ó 3 días.
Cuando cerré la puerta, en la acera de enfrente, pasan dos chicos de una edad aproximada a la de Thomas. Reían, y comentarían cosas de adolescentes propias de su edad, supongo. A mí se me caían las lágrimas de tristeza pensando que la vida había sido muy injusta con Thomas, él nunca podrá hacer esas cosas, no podrá ir al cine con una chica, enamorarse, jugar el fútbol... como los demás chicos de su edad, el futuro que le esperaba era una cama ortopédica, cuentos infantiles y una habitación con un enorme ventanal.
Me quedé parada, delante de la puerta de la casa, observando a esos chicos, llorando de rabia y de impotencia por los dados tan malos que le habían tocado jugar en esta vida a Thomas.
Dudé si podría seguir yendo a trabajar a aquella casa, no puedo con este tipo de situaciones dolorosas. Cogí el autobus de vuelta a casa, analizando e interiorizando lo que había significado ese día para mí, y quizás, también, para Thomas...
The Dubliners, el grupo favorito de Thomas...
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martes, 15 de mayo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XXI)
Cuando llevaba aproximadamente unas 2 ó 3 semanas, mi vida giraba en torno a las clases de inglés, mi ansiada y recién estrenada independencia y adaptarme a la nueva ciudad que me acababa de alojar.
Sin embargo, sentía que mi vida de estudiante no era suficiente para mí, se me quedaba pequeña. Mi vida de estudiante se había terminado hacía unos 4 ó 5 años, y verme nuevamente en esa situación, era como volver atrás. Llevaba años dentro del mercado laboral, y si bien nunca había dejado de estudiar, también es cierto que siempre lo había compaginado con el trabajo.
Decidí que lo mejor era buscar un trabajo. Pero claro, yo tenía enormes limitaciones con el idioma. Generalmente, como suele suceder en la mayor parte de los países, cuando uno es extranjero y además tiene el añadido de no dominar el idioma local, los trabajos a los que se puede acceder son: camarero, atención en un "take away", canguro, obras... quitando el último, todos me exigían una gran dominio del inglés.
Decidí que lo mejor sería buscar un trabajo para cuidar niños. Yo ya tenía experiencia, había cuidado niños durante el verano mientras estaba en la universidad.
Accedí a la web: http://www.easyaupair.com/register/ . Me di de alta y colgué un anuncio ofreciendo mis servicios. Contactaron conmigo unas 3 ó 4 personas. La mayoría me ofrecían ser interna, si bien me ahorraría el alquiler, perdería libertad. Asique tuve que rechazarlos. Para mí era muy importante el poder tener toda la libertad, acababa de independizarme y necesitaba tener mi vida, mi espacio...
Yo buscaba trabajar unas horas al día, a ser posible por la tarde.
Un día contactó conmigo una señora, que era madre de 3 hijos. Buscaba a alguien que cuidara a su hijo unas horas por la tarde. Perfecto para mí!...
Parque en Dublin.
Sin embargo, sentía que mi vida de estudiante no era suficiente para mí, se me quedaba pequeña. Mi vida de estudiante se había terminado hacía unos 4 ó 5 años, y verme nuevamente en esa situación, era como volver atrás. Llevaba años dentro del mercado laboral, y si bien nunca había dejado de estudiar, también es cierto que siempre lo había compaginado con el trabajo.
Decidí que lo mejor era buscar un trabajo. Pero claro, yo tenía enormes limitaciones con el idioma. Generalmente, como suele suceder en la mayor parte de los países, cuando uno es extranjero y además tiene el añadido de no dominar el idioma local, los trabajos a los que se puede acceder son: camarero, atención en un "take away", canguro, obras... quitando el último, todos me exigían una gran dominio del inglés.
Decidí que lo mejor sería buscar un trabajo para cuidar niños. Yo ya tenía experiencia, había cuidado niños durante el verano mientras estaba en la universidad.
Accedí a la web: http://www.easyaupair.com/register/ . Me di de alta y colgué un anuncio ofreciendo mis servicios. Contactaron conmigo unas 3 ó 4 personas. La mayoría me ofrecían ser interna, si bien me ahorraría el alquiler, perdería libertad. Asique tuve que rechazarlos. Para mí era muy importante el poder tener toda la libertad, acababa de independizarme y necesitaba tener mi vida, mi espacio...
Yo buscaba trabajar unas horas al día, a ser posible por la tarde.
Un día contactó conmigo una señora, que era madre de 3 hijos. Buscaba a alguien que cuidara a su hijo unas horas por la tarde. Perfecto para mí!...
Parque en Dublin.
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domingo, 13 de mayo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XX)
Cuando salía de la escuela, muchos días me dedicaba a recorrer la ciudad antes de irme a casa...
Paseaba muchas horas recorriendo callejuelas, iglesias, y rincones escondidos de Dublin.
Cuando pasa el tiempo, necesitas encontrar TU lugar en aquella ciudad. Un lugar "especial", escondido, y cuyo significado únicamente lo conoces tú.
Yo recorría aquellas calles buscando "mi lugar" en aquella pequeña ciudad llamada Dublin... Y lo encontré. Era una pequeña cafetería, escondida detrás de la iglesia de Santa Teresa, en Grafton St. Se encontraba sobre la calle Clarendon St., pero se podía acceder a ella a través de la iglesia también.
Era un lugar tranquilo, escondido de todo bullicio de la ciudad, guardaba el recuerdo de las cafeterías de antaño, con su suelo de madera, sus sillas viejas, sus relojes antiguos... y allí me presentaba yo, cada viernes por la tarde, cuando terminaba mis clases!.
Allí sacaba mis libros y me ponía a estudiar tranquilamente mientras me tomaba un chocolate caliente.
En las mesas de al lado, siempre había gente charlando en voz baja. En una ocasión, mientras estudiaba, un anciano de la mesa de al lado me observaba y me sonreía con educación. Yo no entendía un ejercicio que estaba haciendo, y levanté la mirada y le pregunté una duda que tenía con el inglés... El hombre, fiel al espíritu irlandés de la cordialidad, la hospitalidad y las relaciones sociales, me explicó.
No negaré que aluciné con la reacción de aquel hombre, que me explicó un tema de su idioma que yo no entendía como si me conociera de toda la vida...
Muchas gracias Mi yo del pasado por haber compartido conmigo mi rinconcito especial!
Café Bell, Dublin.
Paseaba muchas horas recorriendo callejuelas, iglesias, y rincones escondidos de Dublin.
Cuando pasa el tiempo, necesitas encontrar TU lugar en aquella ciudad. Un lugar "especial", escondido, y cuyo significado únicamente lo conoces tú.
Yo recorría aquellas calles buscando "mi lugar" en aquella pequeña ciudad llamada Dublin... Y lo encontré. Era una pequeña cafetería, escondida detrás de la iglesia de Santa Teresa, en Grafton St. Se encontraba sobre la calle Clarendon St., pero se podía acceder a ella a través de la iglesia también.
Era un lugar tranquilo, escondido de todo bullicio de la ciudad, guardaba el recuerdo de las cafeterías de antaño, con su suelo de madera, sus sillas viejas, sus relojes antiguos... y allí me presentaba yo, cada viernes por la tarde, cuando terminaba mis clases!.
Allí sacaba mis libros y me ponía a estudiar tranquilamente mientras me tomaba un chocolate caliente.
En las mesas de al lado, siempre había gente charlando en voz baja. En una ocasión, mientras estudiaba, un anciano de la mesa de al lado me observaba y me sonreía con educación. Yo no entendía un ejercicio que estaba haciendo, y levanté la mirada y le pregunté una duda que tenía con el inglés... El hombre, fiel al espíritu irlandés de la cordialidad, la hospitalidad y las relaciones sociales, me explicó.
No negaré que aluciné con la reacción de aquel hombre, que me explicó un tema de su idioma que yo no entendía como si me conociera de toda la vida...
Muchas gracias Mi yo del pasado por haber compartido conmigo mi rinconcito especial!
Café Bell, Dublin.
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sábado, 28 de abril de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XIX)
Asistía a clase todos los días, de 12:00 hs a 15.00 hs., con un descanso para comer de media hora.
La mayor parte de mis compañeros eran de origen chino, y a mí me sorprendía el modo de cómo se comportaban. No tenían ni el más mínimo respeto por la profesora, hablaban en chino mientras explicaba, no prestaban atención, de alguna manera se burlaban de ella... Llevar una clase de ese modo era, cuanto menos, complicado... Ante tanto pasotismo, me convertí en una semana, en la alumna preferida de la profesora.
Cuando llevaba menos de una semana en tierras irlandensas, decido solucionar el tema económico. Por aquel entonces, yo tenía dinero en mi cuenta, pero cada vez que yo sacaba de un cajero, me cobraban un dineral. Asique decido abrir una cuenta en un banco irlandés.
He de decir que el personal irlandés de los bancos es sumamente atento, y aunque ven que no eres nacional y tiene problemas de comunicación, se esfuerzan por hacerse entender y explicarte todo con sumo cuidado. Pero si yo hubiera entendido todo al 100% de lo que me decían no habría tenido ningún problema, pero como mi comprensión era penosa, fue un trabajo laborioso. Me pedían, por ser estudiante, un comprobante de alquiler (que yo no tenía), o un comprobante de la escuela donde yo estaba matriculada. Evidentemente, acompañado de mi pasaporte.
Tardé una semana en abrirla, porque una vez que presentas todo, pasa por una especie de mesa que analiza la documentación. Me dieron las claves de acceso y desde entonces podía operar desde Internet.
Contaba con una tarjeta para poder extraer dinero de los cajeros y poder pagar mis compras.
Yo realizaba transferencias una vez al mes, de mi cuenta española a la irlandesa.
De ese modo, podía subsistir hasta que encontrara trabajo... pero eso fue otro tema...
La mayor parte de mis compañeros eran de origen chino, y a mí me sorprendía el modo de cómo se comportaban. No tenían ni el más mínimo respeto por la profesora, hablaban en chino mientras explicaba, no prestaban atención, de alguna manera se burlaban de ella... Llevar una clase de ese modo era, cuanto menos, complicado... Ante tanto pasotismo, me convertí en una semana, en la alumna preferida de la profesora.
Cuando llevaba menos de una semana en tierras irlandensas, decido solucionar el tema económico. Por aquel entonces, yo tenía dinero en mi cuenta, pero cada vez que yo sacaba de un cajero, me cobraban un dineral. Asique decido abrir una cuenta en un banco irlandés.
He de decir que el personal irlandés de los bancos es sumamente atento, y aunque ven que no eres nacional y tiene problemas de comunicación, se esfuerzan por hacerse entender y explicarte todo con sumo cuidado. Pero si yo hubiera entendido todo al 100% de lo que me decían no habría tenido ningún problema, pero como mi comprensión era penosa, fue un trabajo laborioso. Me pedían, por ser estudiante, un comprobante de alquiler (que yo no tenía), o un comprobante de la escuela donde yo estaba matriculada. Evidentemente, acompañado de mi pasaporte.
Tardé una semana en abrirla, porque una vez que presentas todo, pasa por una especie de mesa que analiza la documentación. Me dieron las claves de acceso y desde entonces podía operar desde Internet.
Contaba con una tarjeta para poder extraer dinero de los cajeros y poder pagar mis compras.
Yo realizaba transferencias una vez al mes, de mi cuenta española a la irlandesa.
De ese modo, podía subsistir hasta que encontrara trabajo... pero eso fue otro tema...
Dublin, Irlanda.
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viernes, 20 de abril de 2012
Vivir en Solitario: Dublin (XVIII)
Cuando vives en un entorno donde el idioma te bombardea continuamente, llega un momento en el que no quieres estudiar... estás saturado de tanto inglés!. Lo escuchas y lo hablas las 24 horas del día...
Cuando llegaba de mis clases, lo que menos me apetecía era ponerme a estudiar.
Decidí que lo mejor sería estudiar cuando me apeteciera, para no cogerle manía al estudio. Asique, cuando no tenía nada que hacer en casa y me veía con ganas, me ponía a leer un artículo de periódico, o a ver un documental (que me encantan!!!), de tal manera, que el querer enterarme de la noticia (porque la veía interesante), me obligaba a poner de mi parte... de tal forma, que el aprendizaje del idioma de convirtió en algo entretenido... Siempre leía artículos o programas en la televisión, que eran interesantes para mí, de lo contrario no cogía un libro ni de casualidad...
Cuando pasas de la barrera de los 2 meses, sucede algo extraño: hay días que entiendes prácticamente todo, y hay días que no entiendes absolutamente nada. A día de hoy no he podido explicar este fenómeno. A mí hermano le sucedió también con el sueco... Nunca supimos el motivo...
No eres capaz de entender el 100% de las frases que te dicen, pero si, puedes entender el sentido general de la información que te están transmitiendo. Así es cuando comienza la comunicación... por fin!, no solo podía hablar, sino también comprender... ya no me sentía tan sola y tan incomunicada!.
Los días que no entiendes nada, son frustrantes. Cómo es posible que hoy no comprenda nada si ayer entendía todo?¿. Pronto aprendes a llenarte de paciencia. Seguro, que mañana, podré comprender nuevamente. Es como si te dieran un don, y al día siguiente de lo quitan...
Cuando comprendes todo, sientes que te comes el mundo!!!.
Pasados unos 4 ó 5 meses, se puede tener una conversación más o menos fluida con la gente, aunque hay cosas que no comprendes, sobre todo por vocabulario, no te sientes tan torpe como antes, y ves avances en tu aprendizaje, lo que te anima a seguir!.
Incluso, la gente de mi entorno también lo nota...
Tienes un vocabulario bastante rico, aprendes nuevas estructuras gramaticales, y a controlar determinados "phrasal verbs", tan complicados para los hispanohablantes.
Cuando me encontraba con alguno de estos verbos, lo mejor era buscar el significado en el diccionario y formar frases en mi cabeza, no solo ejercitaba el idioma, sino también, asimilaba el significado de un nuevo verbo dentro de mi mente.
Aprenderse los phrasal verbs de memoria, desde mi punto de vista, es aburrido, poco productivo y al cabo de un tiempo lo olvidaremos. Yo los fui aprendiendo poco a poco, según iban apareciendo en mi día a día.
Yo siempre llevaba conmigo un diccionario pocket inglés - español. Cuando veía algo en la calle que no entendía lo buscaba. Después ese diccionario lo cambié por otro pocket únicamente en inglés.
Cada uno tiene su método de aprendizaje.
Cuando llevaba unos 3 ó 4 meses en Irlanda, muchas veces me sorprendía a mí misma pensando en inglés, montaba las frases en mi cabeza sin necesidad de pensarlas demasiado. Simplemente, salían solas, no como al principio, que tenía que traducirlas directmanete del español.
Los últimos dos meses, ya soñaba en inglés...
Stephen Green Garden. Dublin.
Cuando llegaba de mis clases, lo que menos me apetecía era ponerme a estudiar.
Decidí que lo mejor sería estudiar cuando me apeteciera, para no cogerle manía al estudio. Asique, cuando no tenía nada que hacer en casa y me veía con ganas, me ponía a leer un artículo de periódico, o a ver un documental (que me encantan!!!), de tal manera, que el querer enterarme de la noticia (porque la veía interesante), me obligaba a poner de mi parte... de tal forma, que el aprendizaje del idioma de convirtió en algo entretenido... Siempre leía artículos o programas en la televisión, que eran interesantes para mí, de lo contrario no cogía un libro ni de casualidad...
Cuando pasas de la barrera de los 2 meses, sucede algo extraño: hay días que entiendes prácticamente todo, y hay días que no entiendes absolutamente nada. A día de hoy no he podido explicar este fenómeno. A mí hermano le sucedió también con el sueco... Nunca supimos el motivo...
No eres capaz de entender el 100% de las frases que te dicen, pero si, puedes entender el sentido general de la información que te están transmitiendo. Así es cuando comienza la comunicación... por fin!, no solo podía hablar, sino también comprender... ya no me sentía tan sola y tan incomunicada!.
Los días que no entiendes nada, son frustrantes. Cómo es posible que hoy no comprenda nada si ayer entendía todo?¿. Pronto aprendes a llenarte de paciencia. Seguro, que mañana, podré comprender nuevamente. Es como si te dieran un don, y al día siguiente de lo quitan...
Cuando comprendes todo, sientes que te comes el mundo!!!.
Pasados unos 4 ó 5 meses, se puede tener una conversación más o menos fluida con la gente, aunque hay cosas que no comprendes, sobre todo por vocabulario, no te sientes tan torpe como antes, y ves avances en tu aprendizaje, lo que te anima a seguir!.
Incluso, la gente de mi entorno también lo nota...
Tienes un vocabulario bastante rico, aprendes nuevas estructuras gramaticales, y a controlar determinados "phrasal verbs", tan complicados para los hispanohablantes.
Cuando me encontraba con alguno de estos verbos, lo mejor era buscar el significado en el diccionario y formar frases en mi cabeza, no solo ejercitaba el idioma, sino también, asimilaba el significado de un nuevo verbo dentro de mi mente.
Aprenderse los phrasal verbs de memoria, desde mi punto de vista, es aburrido, poco productivo y al cabo de un tiempo lo olvidaremos. Yo los fui aprendiendo poco a poco, según iban apareciendo en mi día a día.
Yo siempre llevaba conmigo un diccionario pocket inglés - español. Cuando veía algo en la calle que no entendía lo buscaba. Después ese diccionario lo cambié por otro pocket únicamente en inglés.
Cada uno tiene su método de aprendizaje.
Cuando llevaba unos 3 ó 4 meses en Irlanda, muchas veces me sorprendía a mí misma pensando en inglés, montaba las frases en mi cabeza sin necesidad de pensarlas demasiado. Simplemente, salían solas, no como al principio, que tenía que traducirlas directmanete del español.
Los últimos dos meses, ya soñaba en inglés...
Stephen Green Garden. Dublin.
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lunes, 16 de abril de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XVII)
Para mí, los primeros dos meses fueron los más frustrantes, por lo menos en cuanto al aprendizaje del idioma.
Lo bueno es que aprendes a darte tus tiempos, te das cuenta que no hablarás inglés de la noche a la mañana...
El curso al que iba estaba bien, pero como estaba en un nivel básico no me estaba siendo de mucha ayuda en mi día a día...
Una de las primeras reglas que adopté cuando llegué a Irlanda fue huir de los españoles. Están por todas partes!, y con ellos, el idioma español, que yo sabía que no me ayudaría en absoluto a mejorar mi inglés.
Cuando tienes problemas de comunicación, se tiene cierta tendencia a encerrarse en uno mismo, pues claro!, no puedes hablar con casi nadie dado tu lamentable nivel... La única persona con la que te entiendes a la perfección es contigo mismo y con personas que hablen tu misma lengua... Si a eso le sumamos mi regla de no relacionarme con españoles (por lo menos no en español), el atragantamiento está servido!.
Por lo que es muy fácil caer en la tentación de hacerse amigos de españoles que están viviendo en Dublin como uno... Si bien en un principio hace que salgas de ti mismo, de ese encierro con uno, porque te relacionas con los demás, sin problemas de entendimiento ni ningún tipo de barrera idiomática... también es verdad que significará un paso atrás de gigante en cuanto aprender inglés.
Seamos honestos!, relacionarse con españoles supondrá que no hablaremos en inglés... Yo sabía que si me relacionaba con españoles sería como vivir en España, pero en Irlanda...
Yo había apostado buena parte de mi paro, de mi tiempo, de mis energías... en llegar hasta allí... Y no podía malgastarlo!.
Cuando me presentaban a algún español, yo les hablaba en inglés, ante la cara de incredulidad de mi interlocutor... que no entendía mi comportamiento y que no dudaba en responderme en español. A lo que yo le contestaba nuevamente inglés, diciéndole que yo, en Irlanda, únicamente hablaba la lengua de Shakespeare... La mayoría no me entendió, y creo que en el fondo se sentían muy molestos conmigo dado mi comportamiento... pero era mi regla de oro que nunca me salté en el tiempo que estuve viviendo allí...
Fué duro...
The Post Office. Dublin.
Lo bueno es que aprendes a darte tus tiempos, te das cuenta que no hablarás inglés de la noche a la mañana...
El curso al que iba estaba bien, pero como estaba en un nivel básico no me estaba siendo de mucha ayuda en mi día a día...
Una de las primeras reglas que adopté cuando llegué a Irlanda fue huir de los españoles. Están por todas partes!, y con ellos, el idioma español, que yo sabía que no me ayudaría en absoluto a mejorar mi inglés.
Cuando tienes problemas de comunicación, se tiene cierta tendencia a encerrarse en uno mismo, pues claro!, no puedes hablar con casi nadie dado tu lamentable nivel... La única persona con la que te entiendes a la perfección es contigo mismo y con personas que hablen tu misma lengua... Si a eso le sumamos mi regla de no relacionarme con españoles (por lo menos no en español), el atragantamiento está servido!.
Por lo que es muy fácil caer en la tentación de hacerse amigos de españoles que están viviendo en Dublin como uno... Si bien en un principio hace que salgas de ti mismo, de ese encierro con uno, porque te relacionas con los demás, sin problemas de entendimiento ni ningún tipo de barrera idiomática... también es verdad que significará un paso atrás de gigante en cuanto aprender inglés.
Seamos honestos!, relacionarse con españoles supondrá que no hablaremos en inglés... Yo sabía que si me relacionaba con españoles sería como vivir en España, pero en Irlanda...
Yo había apostado buena parte de mi paro, de mi tiempo, de mis energías... en llegar hasta allí... Y no podía malgastarlo!.
Cuando me presentaban a algún español, yo les hablaba en inglés, ante la cara de incredulidad de mi interlocutor... que no entendía mi comportamiento y que no dudaba en responderme en español. A lo que yo le contestaba nuevamente inglés, diciéndole que yo, en Irlanda, únicamente hablaba la lengua de Shakespeare... La mayoría no me entendió, y creo que en el fondo se sentían muy molestos conmigo dado mi comportamiento... pero era mi regla de oro que nunca me salté en el tiempo que estuve viviendo allí...
Fué duro...
The Post Office. Dublin.
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jueves, 12 de abril de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XVI)
Aprender un idioma es reconfortante y frustrante a la vez. Lo viví yo cuando estaba en Dublin, y lo vivió mi hermano cuando se fué a vivir a Estocolmo, Suecia.
Cuando apenas llegué a la ciudad, no entendía absolutamente nada. Si, podía hablar, pero no podía comprender. Cuando hablaba me tomaba mi tiempo para ir construyendo las frases en mi cabeza antes de decirlas. Siempre seguía el mismo esquema: Sujeto + verbo + adjetivo + resto de complementos. Frases simples y directas. En ese sentido no fue ningún problema de comunicación. Era un diálogo sencillo, simple, pero eficaz.
Siempre partes del mismo conocimiento: el de tu propia idioma, que es el que controlas, el que manejas... por lo que realizas traducciones literales. La mayor parte de las veces erróneas, porque no se puede traducir de manera literal de un idioma a otro, pero te sirve!.
Lo primero que se gana es vocabulario. Desde los carteles en la calle, pasando por los ingredientes de la caja de cereales. Todo viene bien para enriquecer el vocabulario poco a poco.
Lo bueno de vivir en el país donde se habla el idioma, es que no tienes escapatoria!, hay palabras por todos lados: los anuncios de los autobuses, las secciones del supermercado, el periódico... las palabras te persiguen!, y poco a poco vas haciendo tu propio vocabulario.
Los primeros 4 meses no fui capaz de entender una frase entera. Me ayudaba de los gestos, de las expresiones faciales de mi interlocutor. Todo valía. Si una palabra la repetía continuamente, después de la buscaba en el diccionario, a veces la encontraba, otra veces no... ya que la buscaba de oído...
Mi truco para ponerme a prueba en la comprensión oral era sencilla, cuando alguien me preguntaba algo, automáticamente, le preguntaba yo a su vez si lo que quería saber era esto o lo otro, es decir, comprobaba que había entendido la pregunta. Si la había entendido correctamente, la otra persona asentaba con la cabeza, y sino, debía repetirme nuevamente la cuestión. Era un método sencillo.
Pero a veces no se entiende nada!, en ese caso, lo mejor es preguntar. No hay que tener verguenza... uno está aprendiendo, y la otra persona debe ser capaz de comprenderlo!. Si no, os puede pasar lo que me sucedió a mí. Estando con mis compañeros de piso, me preguntan si había viajado sola, (yo no entiendo la pregunta) y respondo un escueto: "no lo sé...", convirtiéndome en el hazme reir...
Hay que aprender a reirse de uno mismo!. Los errores están a la orden del día, y uno tiene que ser capaz de aceptarlos y corregirlos.
Uno de los detalles que te das cuenta, es que lo que has aprendido en tus cursos de inglés, no sirve para casi nada... La gente no habla así en la calle!. Yo, en Irlanda, tenía la sensación de estar en otro planeta... Y mi inglés académico de Inglaterra, no ayudaba demasiado...
Al final del día, entre el curso de inglés de 3 horas diarias, la televisión, la gente con la que habla a lo largo del día, y tus compañeros de piso, con los que únicamente hablas en inglés, terminan por saturarte. Al principio, parece como que tu mente te dice: "ya, ya, ya, ya basta de tanto inglés!, estoy saturado...", y te sucede el efecto contrario: estás tan saturado del "idioma intruso", que por la noche era complicado seguir comprendiendo. Es como si tuvieras un cupo de tiempo en tu cabeza para aprender el idioma, y cuando llegabas al tope, ya no te entraba nada más...
Así estuve los primeros dos meses más o menos... una lucha diaria, entre lo que tienes que aprender para poder comunicarte, y la limitación que tiene tu mente para seguir capturando información...
Cuando apenas llegué a la ciudad, no entendía absolutamente nada. Si, podía hablar, pero no podía comprender. Cuando hablaba me tomaba mi tiempo para ir construyendo las frases en mi cabeza antes de decirlas. Siempre seguía el mismo esquema: Sujeto + verbo + adjetivo + resto de complementos. Frases simples y directas. En ese sentido no fue ningún problema de comunicación. Era un diálogo sencillo, simple, pero eficaz.
Siempre partes del mismo conocimiento: el de tu propia idioma, que es el que controlas, el que manejas... por lo que realizas traducciones literales. La mayor parte de las veces erróneas, porque no se puede traducir de manera literal de un idioma a otro, pero te sirve!.
Lo primero que se gana es vocabulario. Desde los carteles en la calle, pasando por los ingredientes de la caja de cereales. Todo viene bien para enriquecer el vocabulario poco a poco.
Lo bueno de vivir en el país donde se habla el idioma, es que no tienes escapatoria!, hay palabras por todos lados: los anuncios de los autobuses, las secciones del supermercado, el periódico... las palabras te persiguen!, y poco a poco vas haciendo tu propio vocabulario.
Los primeros 4 meses no fui capaz de entender una frase entera. Me ayudaba de los gestos, de las expresiones faciales de mi interlocutor. Todo valía. Si una palabra la repetía continuamente, después de la buscaba en el diccionario, a veces la encontraba, otra veces no... ya que la buscaba de oído...
Mi truco para ponerme a prueba en la comprensión oral era sencilla, cuando alguien me preguntaba algo, automáticamente, le preguntaba yo a su vez si lo que quería saber era esto o lo otro, es decir, comprobaba que había entendido la pregunta. Si la había entendido correctamente, la otra persona asentaba con la cabeza, y sino, debía repetirme nuevamente la cuestión. Era un método sencillo.
Pero a veces no se entiende nada!, en ese caso, lo mejor es preguntar. No hay que tener verguenza... uno está aprendiendo, y la otra persona debe ser capaz de comprenderlo!. Si no, os puede pasar lo que me sucedió a mí. Estando con mis compañeros de piso, me preguntan si había viajado sola, (yo no entiendo la pregunta) y respondo un escueto: "no lo sé...", convirtiéndome en el hazme reir...
Hay que aprender a reirse de uno mismo!. Los errores están a la orden del día, y uno tiene que ser capaz de aceptarlos y corregirlos.
Uno de los detalles que te das cuenta, es que lo que has aprendido en tus cursos de inglés, no sirve para casi nada... La gente no habla así en la calle!. Yo, en Irlanda, tenía la sensación de estar en otro planeta... Y mi inglés académico de Inglaterra, no ayudaba demasiado...
Al final del día, entre el curso de inglés de 3 horas diarias, la televisión, la gente con la que habla a lo largo del día, y tus compañeros de piso, con los que únicamente hablas en inglés, terminan por saturarte. Al principio, parece como que tu mente te dice: "ya, ya, ya, ya basta de tanto inglés!, estoy saturado...", y te sucede el efecto contrario: estás tan saturado del "idioma intruso", que por la noche era complicado seguir comprendiendo. Es como si tuvieras un cupo de tiempo en tu cabeza para aprender el idioma, y cuando llegabas al tope, ya no te entraba nada más...
Así estuve los primeros dos meses más o menos... una lucha diaria, entre lo que tienes que aprender para poder comunicarte, y la limitación que tiene tu mente para seguir capturando información...
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viernes, 6 de abril de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XV)
Cuando llevaba muy poco tiempo en la casa, se presenta el casero para conocerme.
Peter me dice que había hablado con él y que vendría esa misma tarde para hablar conmigo. Yo no sé la cara que le habré puesto, porque enseguida me dijo que no me preocupase, que solo quería conocerme...
Cuando llegó a la casa, compruebo que era un hombre de grandes dimensiones, simpático, y que hablaba muy deprisa. De todo lo que me dijo no entendía absolutamente nada... mi cara de desconcierto sería un poema. Tenía que negociar con un señor las condiciones del alquiler, pero no era capaz de comprender nada de lo que me decía... fue muy triste y penoso para mí... Tuvo que escribirme los números en un papel, porque la comunicación era imposible.
Creo que mi cara lo decía todo, porque en un momento dado el hombre parece que, pese a los esfuerzos, tira la toalla conmigo, y me dice que no me preocupe, que cuando lleve un tiempo viviendo allí podré entender...
Recuerdo esa charla con cierta tristeza, porque para mí ya era evidente que mi nivel de inglés era penoso, por lo menos el oral, pero que lo sacaran a relucir nuevamente... fue agobiante para mí!.
Yo era una persona tremendamente perfeccionista por aquel entonces, muy exigente conmigo misma. Después de haber vivido en Dublin, de haberme pasado los primeros meses sin casi poder comunicarme con el resto de los mortales, aprendí, que en la vida, hay cosas que no son perfectas, que no dependen de mí y que necesitan un tiempo para germinar... Aprendí a darle un tiempo a las cosas, y aceptarlas como son. Aprendí a reirme de las situaciones, aunque no fueran favorables para mí...
En definitiva, aprendí a ser más humilde conmigo misma, a dejar de castigarme por no hacerlo todo de manera perfecta... fue el primer paso de lo que vendría después, porque pasaría bastante tiempo hasta que comencé a controlar el idioma, lo que me exigió colmarme de paciencia, a no enfadarme conmigo por no ser capaz de comprender... tiempo al tiempo!!.
En cualquier caso, en un próximo post hablaré del aprendizaje de un idioma, de sus fases, de sus tiempos...
Parque en Dublin.
Peter me dice que había hablado con él y que vendría esa misma tarde para hablar conmigo. Yo no sé la cara que le habré puesto, porque enseguida me dijo que no me preocupase, que solo quería conocerme...
Cuando llegó a la casa, compruebo que era un hombre de grandes dimensiones, simpático, y que hablaba muy deprisa. De todo lo que me dijo no entendía absolutamente nada... mi cara de desconcierto sería un poema. Tenía que negociar con un señor las condiciones del alquiler, pero no era capaz de comprender nada de lo que me decía... fue muy triste y penoso para mí... Tuvo que escribirme los números en un papel, porque la comunicación era imposible.
Creo que mi cara lo decía todo, porque en un momento dado el hombre parece que, pese a los esfuerzos, tira la toalla conmigo, y me dice que no me preocupe, que cuando lleve un tiempo viviendo allí podré entender...
Recuerdo esa charla con cierta tristeza, porque para mí ya era evidente que mi nivel de inglés era penoso, por lo menos el oral, pero que lo sacaran a relucir nuevamente... fue agobiante para mí!.
Yo era una persona tremendamente perfeccionista por aquel entonces, muy exigente conmigo misma. Después de haber vivido en Dublin, de haberme pasado los primeros meses sin casi poder comunicarme con el resto de los mortales, aprendí, que en la vida, hay cosas que no son perfectas, que no dependen de mí y que necesitan un tiempo para germinar... Aprendí a darle un tiempo a las cosas, y aceptarlas como son. Aprendí a reirme de las situaciones, aunque no fueran favorables para mí...
En definitiva, aprendí a ser más humilde conmigo misma, a dejar de castigarme por no hacerlo todo de manera perfecta... fue el primer paso de lo que vendría después, porque pasaría bastante tiempo hasta que comencé a controlar el idioma, lo que me exigió colmarme de paciencia, a no enfadarme conmigo por no ser capaz de comprender... tiempo al tiempo!!.
En cualquier caso, en un próximo post hablaré del aprendizaje de un idioma, de sus fases, de sus tiempos...
Parque en Dublin.
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martes, 3 de abril de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XIV)
Durante mi primer fin de semana en Dublin, me dediqué a estudiar la información que había recogido de las diferentes escuelas de inglés y a conocer la ciudad.
No había mucha diferencia entre unos centros y otros. Finalmente me decanté por el centro DBL, me pareció el más serio.
Las clases eran todos los días, de 12:00 hs. a 15:00 hs. Con media hora de descanso para comer, de 13:30 hs. a 14:00 hs.
Cuando llega el lunes, me presento en la escuela y me hacen una prueba de nivel para saber en qué curso ponerme. Como la diferencia que había entre mi nivel de gramática y la de comprensión era muy grande, deciden ponerme en la clase de básico 2.
Yo tenía un problema muy grande, y es que sabía mucha gramática, pero era incapaz de comprender cuando me hablaban. Me expresaba sin problemas y podía decir y pedir lo que quería, pero cuando me respondían no entendía casi nada...
En principio me apunto para 4 meses, con posibilidad de extender mi formación. Los libros me los facilitaba el propio centro.
Cuando entro a la clase, cual es mi sorpresa al descubrir que soy la única occidental. Eran todos chinos!, jajaja.
La profesora era una mujer muy agradable, que hablaba muy despacio, cosa que agradecí, de lo contrario hubiera sido imposible seguir una clase para mí...
La mujer era tan buena, que a veces perdía el control de la clase. Los alumnos parecía que pasaban un poco de ella, y a mí me daba mucha pena... se veía que se esforzaba, pero mis compañeros no se tomaban muy en serio las explicaciones.
Mi primer día de clase fue tranquilo, además me ayudaba a crearme una disciplina: a estudiar, a levantarme por las mañanas a una hora decente, a tener una actividad que hacer...
Centro comercial de Dublin.
No había mucha diferencia entre unos centros y otros. Finalmente me decanté por el centro DBL, me pareció el más serio.
Las clases eran todos los días, de 12:00 hs. a 15:00 hs. Con media hora de descanso para comer, de 13:30 hs. a 14:00 hs.
Cuando llega el lunes, me presento en la escuela y me hacen una prueba de nivel para saber en qué curso ponerme. Como la diferencia que había entre mi nivel de gramática y la de comprensión era muy grande, deciden ponerme en la clase de básico 2.
Yo tenía un problema muy grande, y es que sabía mucha gramática, pero era incapaz de comprender cuando me hablaban. Me expresaba sin problemas y podía decir y pedir lo que quería, pero cuando me respondían no entendía casi nada...
En principio me apunto para 4 meses, con posibilidad de extender mi formación. Los libros me los facilitaba el propio centro.
Cuando entro a la clase, cual es mi sorpresa al descubrir que soy la única occidental. Eran todos chinos!, jajaja.
La profesora era una mujer muy agradable, que hablaba muy despacio, cosa que agradecí, de lo contrario hubiera sido imposible seguir una clase para mí...
La mujer era tan buena, que a veces perdía el control de la clase. Los alumnos parecía que pasaban un poco de ella, y a mí me daba mucha pena... se veía que se esforzaba, pero mis compañeros no se tomaban muy en serio las explicaciones.
Mi primer día de clase fue tranquilo, además me ayudaba a crearme una disciplina: a estudiar, a levantarme por las mañanas a una hora decente, a tener una actividad que hacer...
Centro comercial de Dublin.
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martes, 27 de marzo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XIII)
Uno de los parques más famosos de Dublin, es el Stephen Green Garden. Se encuentra al final de Grafton St. Dar un paseo por allí es una auténtica delicia!. Si bien no es el parque más grande de Dublin, si uno de los más concurridos!. Tiene hasta un lago!!!.
Stephen Green Garden. Dublin.
Muy cerca de este parque, en Merrion Square, se encuentra el "Merrion Square Park", y es precisamente allí, donde se puede visitar la estatua de Oscar Wilde.
Desde Stephen Green Garden, si bajamos por Cuffe St., hasta Upper Kevin St., llegaremos hasta la famosa Catedral de San Patricio. Es preciosa, aunque yo no la visité por dentro. Me negué a pagar la entrada para conocer un edificio religioso.
Si continuamos por Patrick St., en dirección al río Liffey, llegaremos a "Christ Church Cathedral", una iglesia preciosa, que queda unida a otro edificio mediante un puente cerrado que pasa por encima de la avenida. Una autentica maravilla!!.
Una visita obligada en Dublin, es la Guinness Storehouse, es decir, la fábrica de la cerveza Guinness!. Se llega hasta ella con los autobuses 123, 51B y 78A, que os dejará justo a la vuelta de la fábrica.
Además de conocer la historia de la cerveza más famosa del mundo, tendréis la oportunidad de probarla!, ya que con la entrada se tiene acceso a la parte alta del edificio donde se permite su consumición.
La visita es muy entretenida, y permite las autoguías en español para no perder detalle!.
Desde la parte alta del edificio se tienen unas vistas magníficas de Dublin!.
El parque más grande de Dublin, es el Phoenix Park. Existen visitas guiadas, desde O'Connell St. para poder conocerlo.
Una de las zonas más exclusivas de Dublin, es la calle paralela a Grafton St., y se llama Dawson St. Por aquel entonces era la zona más cara, y con los pubs más exclusivos de la ciudad, pero los precios eran asequibles. A mí particularmente, el lugar que más me gustaba de aquella calle era Cafe En Seine, una cafetería llena de estatuas, a oscuras y muy acogedor...
Cafe en Seine, Dublin.
Stephen Green Garden. Dublin.
Muy cerca de este parque, en Merrion Square, se encuentra el "Merrion Square Park", y es precisamente allí, donde se puede visitar la estatua de Oscar Wilde.
Desde Stephen Green Garden, si bajamos por Cuffe St., hasta Upper Kevin St., llegaremos hasta la famosa Catedral de San Patricio. Es preciosa, aunque yo no la visité por dentro. Me negué a pagar la entrada para conocer un edificio religioso.
Si continuamos por Patrick St., en dirección al río Liffey, llegaremos a "Christ Church Cathedral", una iglesia preciosa, que queda unida a otro edificio mediante un puente cerrado que pasa por encima de la avenida. Una autentica maravilla!!.
Una visita obligada en Dublin, es la Guinness Storehouse, es decir, la fábrica de la cerveza Guinness!. Se llega hasta ella con los autobuses 123, 51B y 78A, que os dejará justo a la vuelta de la fábrica.
Además de conocer la historia de la cerveza más famosa del mundo, tendréis la oportunidad de probarla!, ya que con la entrada se tiene acceso a la parte alta del edificio donde se permite su consumición.
La visita es muy entretenida, y permite las autoguías en español para no perder detalle!.
Desde la parte alta del edificio se tienen unas vistas magníficas de Dublin!.
El parque más grande de Dublin, es el Phoenix Park. Existen visitas guiadas, desde O'Connell St. para poder conocerlo.
Una de las zonas más exclusivas de Dublin, es la calle paralela a Grafton St., y se llama Dawson St. Por aquel entonces era la zona más cara, y con los pubs más exclusivos de la ciudad, pero los precios eran asequibles. A mí particularmente, el lugar que más me gustaba de aquella calle era Cafe En Seine, una cafetería llena de estatuas, a oscuras y muy acogedor...
Cafe en Seine, Dublin.
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jueves, 22 de marzo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XII)
El otro lado del río Liffey suele ser la zona más conocida de Dublin.
Varios puentes cruzan el río a lo largo de la ciudad, algunos muy famosos, pero sin duda alguna, el que más tránsito tiene es el de O'Connell St., ya que además, acepta tráfico rodado.
Nada más cruzar este puente, a nuestra derecha, comienza la zona más conocida de Dublin: el Temple Bar. Es la zona más marchosa de la ciudad, donde se encuentra la mayor cantidad de bares por metro cuadrado. Evidentemente, está uno de los bares más famosos: "El Temple Bar", el cual es muy fácil de localizar.
Temple Bar.
Es fácil cruzarse con gente joven aquí y allá, y a grupos de músicos tocando en las calles.
Si continuásemos de frente, es decir, por Westmoreland St. a la derecha nos encontraremos el "Bank of Ireland", muy bonito por dentro. En Navidad suele haber un coro en la entrada cantando.
A la izquierda se encuentra el Trinity College, el centro neurálgico de los estudiantes universitarios. Se puede acceder al recinto sin problemas. Merece la pena conocerlo por dentro, tiene unos jardines preciosos y una zona deportiva muy interesante.
Si seguimos recto, nos toparemos con una de las estatuas más famosas de Irlanda: Molly Malone. La verdad, que llama la atención, porque se encuentra en plena vía pública, sin protección, justo en una esquina.
Molly Malon. De fondo se puede ver el Trinity College.
Antes de llegar a Grafton St., si giramos a la derecha, en Suffolk St., podremos ver la oficina de turismo de Dublin. Seguramente nada más verla no la reconoceréis, ya que por fuera parece una iglesia, pero no, aunque os parezca mentira no lo es!. Dentro se puede encontrar todo tipo de información turística de Irlanda, incluido alquiler de coches, hoteles...
Centro de información turística de Dublin.
Justo en frente de Molly Malon, nos encontraremos con la calle más comercial de Dublin: Grafton St. Siempre llena de gente y de comercios!.
Grafton St.
Particularmente, a mí me encantaba Grafton St.!. Está llena de callejuelas a un lado y otro, y aunque uno no tenga intenciones de comprar nada, es bonito a la vista!.
Precisamente, en una de estas calles, Johnson's Ct., nos encontramos con la iglesia de Santa Teresa, está escondida, pero es muy bonita y merece la pena entrar.
Si accedemos a través de esta calle, y seguimos hasta el final de la iglesia, atravesando el púlpito hacia la derecha, saldremos al otro lado de la calle, y justamente es en este sitio, donde se encuentra mi cafetería preferida: "Café Bell"... cuántas veces habré ido allí a tomarme una buena taza de leche con chocolate?¿...
Café Bell por fuera.
Café Bell por dentro.
En la siguiente calle a la derecha, Harry St., nos encontramos con un pub bastante famoso: Bruxelles. La fachada es impresionante... parece un castillo.
La calle justo en frente, Anne St. se encuentra la iglesia de Santa Ana, muy pequeña pero acogedora. Allí me sucedió un pequeño episodio meses más adelante y que contaré en otro post.
Grafton St. no es especialmente grande, pero si una calle muy pintoresca, donde podemos encontrar muchas tiendas, sobre todo de ropa, pubs y restaurantes de comida rápida!.
Varios puentes cruzan el río a lo largo de la ciudad, algunos muy famosos, pero sin duda alguna, el que más tránsito tiene es el de O'Connell St., ya que además, acepta tráfico rodado.
Nada más cruzar este puente, a nuestra derecha, comienza la zona más conocida de Dublin: el Temple Bar. Es la zona más marchosa de la ciudad, donde se encuentra la mayor cantidad de bares por metro cuadrado. Evidentemente, está uno de los bares más famosos: "El Temple Bar", el cual es muy fácil de localizar.
Temple Bar.
Es fácil cruzarse con gente joven aquí y allá, y a grupos de músicos tocando en las calles.
Si continuásemos de frente, es decir, por Westmoreland St. a la derecha nos encontraremos el "Bank of Ireland", muy bonito por dentro. En Navidad suele haber un coro en la entrada cantando.
A la izquierda se encuentra el Trinity College, el centro neurálgico de los estudiantes universitarios. Se puede acceder al recinto sin problemas. Merece la pena conocerlo por dentro, tiene unos jardines preciosos y una zona deportiva muy interesante.
Si seguimos recto, nos toparemos con una de las estatuas más famosas de Irlanda: Molly Malone. La verdad, que llama la atención, porque se encuentra en plena vía pública, sin protección, justo en una esquina.
Molly Malon. De fondo se puede ver el Trinity College.
Antes de llegar a Grafton St., si giramos a la derecha, en Suffolk St., podremos ver la oficina de turismo de Dublin. Seguramente nada más verla no la reconoceréis, ya que por fuera parece una iglesia, pero no, aunque os parezca mentira no lo es!. Dentro se puede encontrar todo tipo de información turística de Irlanda, incluido alquiler de coches, hoteles...
Centro de información turística de Dublin.
Justo en frente de Molly Malon, nos encontraremos con la calle más comercial de Dublin: Grafton St. Siempre llena de gente y de comercios!.
Grafton St.
Particularmente, a mí me encantaba Grafton St.!. Está llena de callejuelas a un lado y otro, y aunque uno no tenga intenciones de comprar nada, es bonito a la vista!.
Precisamente, en una de estas calles, Johnson's Ct., nos encontramos con la iglesia de Santa Teresa, está escondida, pero es muy bonita y merece la pena entrar.
Si accedemos a través de esta calle, y seguimos hasta el final de la iglesia, atravesando el púlpito hacia la derecha, saldremos al otro lado de la calle, y justamente es en este sitio, donde se encuentra mi cafetería preferida: "Café Bell"... cuántas veces habré ido allí a tomarme una buena taza de leche con chocolate?¿...
Café Bell por fuera.
Café Bell por dentro.
En la siguiente calle a la derecha, Harry St., nos encontramos con un pub bastante famoso: Bruxelles. La fachada es impresionante... parece un castillo.
La calle justo en frente, Anne St. se encuentra la iglesia de Santa Ana, muy pequeña pero acogedora. Allí me sucedió un pequeño episodio meses más adelante y que contaré en otro post.
Grafton St. no es especialmente grande, pero si una calle muy pintoresca, donde podemos encontrar muchas tiendas, sobre todo de ropa, pubs y restaurantes de comida rápida!.
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martes, 6 de marzo de 2012
Vivir en solitario: Dublin (XI)
En mi primer fin de semana en Dublin, mi compañero de piso, Peter, me dice que se va unos días a ver los acantilados de Moher. Me invita a irme con él y un amigo, pero como me lo dice el viernes y yo había llegado el jueves, no me vi con las confianzas suficientes como para irme un fin de semana entero con 2 desconocidos...
Decidí quedarme en casa. Y aproveché para recorrer Dublin.
La capital de Irlanda no es especialmente grande, es ideal para recorrerla a pie. Quien quiera conocerla, le bastarán con unos 3 días más o menos.
Se vaya donde se vaya, siempre se tiene como punto de referente O'Connell St. Siempre lleno de gente a un lado y otro de la avenida, siempre lleno de tiendas de ropa, tiendas de souvenirs, tiendas de comida rápida... aquí se encuentra el Post Office, un edificio precioso, por fuera y por dentro!. Merece la pena conocerlo. También se encuentra el "Spire", un monumento en el centro de la avenida y que suele ser el punto de encuentro de los dublineses.
A un lado y otro de la avenida, se encuentra Henry St. y Earl St., calles llenas de músicos. He de decir, que la calidad de la música callejera en Dublin es verdaderamente excepcional!. He escuchado a auténticos maestros... Yo solía escuchar a un grupo de chicos jóvenes que tocaban en Henry St., serían los futuros U2?¿...
Una vez entramos en Henry St., viniendo desde O'Connel St., la segunda calle a la derecha, llamada Moore St., se encuentra el mercado de la fruta y la verdura. Yo solía comprar allí todo lo que necesitaba...
Siguiendo por O'Connel St, en dirección opuesta al río Liffey, nos encontramos con la calle Parnell Sq. Allí nos encontraremos con el "Garden of Remembrance", un parque muy pequeño pero pintoresco. También hay una galería de cuadros, justo a la vuelta, sobre Parnell Sq. "Dublin City Gallery". Las entradas a los museos son gratuitas.
Al final de Blessington St. existe un parque, poco conocido y no demasiado grande, pero bastante interesante. Tiene un lago artificial enorme en el medio y está lleno de patos y cisnes.
Calles de Dublin.
Decidí quedarme en casa. Y aproveché para recorrer Dublin.
La capital de Irlanda no es especialmente grande, es ideal para recorrerla a pie. Quien quiera conocerla, le bastarán con unos 3 días más o menos.
Se vaya donde se vaya, siempre se tiene como punto de referente O'Connell St. Siempre lleno de gente a un lado y otro de la avenida, siempre lleno de tiendas de ropa, tiendas de souvenirs, tiendas de comida rápida... aquí se encuentra el Post Office, un edificio precioso, por fuera y por dentro!. Merece la pena conocerlo. También se encuentra el "Spire", un monumento en el centro de la avenida y que suele ser el punto de encuentro de los dublineses.
A un lado y otro de la avenida, se encuentra Henry St. y Earl St., calles llenas de músicos. He de decir, que la calidad de la música callejera en Dublin es verdaderamente excepcional!. He escuchado a auténticos maestros... Yo solía escuchar a un grupo de chicos jóvenes que tocaban en Henry St., serían los futuros U2?¿...
Una vez entramos en Henry St., viniendo desde O'Connel St., la segunda calle a la derecha, llamada Moore St., se encuentra el mercado de la fruta y la verdura. Yo solía comprar allí todo lo que necesitaba...
Siguiendo por O'Connel St, en dirección opuesta al río Liffey, nos encontramos con la calle Parnell Sq. Allí nos encontraremos con el "Garden of Remembrance", un parque muy pequeño pero pintoresco. También hay una galería de cuadros, justo a la vuelta, sobre Parnell Sq. "Dublin City Gallery". Las entradas a los museos son gratuitas.
Al final de Blessington St. existe un parque, poco conocido y no demasiado grande, pero bastante interesante. Tiene un lago artificial enorme en el medio y está lleno de patos y cisnes.
Calles de Dublin.
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miércoles, 29 de febrero de 2012
Vivir en solitario: Dublin (X)
Qué raro me resultó despertarme mi primera mañana en Dublin!. Si, allí estaba, en una habitación muy diferente a la mía, y con bastantes cosas por hacer...
Quería dedicar aquel viernes, a buscar una escuela de inglés, además, tenía que hacer algunas compras: edredón nuevo, una almohada (había dormido con un cojín de 20 cm. x 20 cm.), toallas, otro juego de sábanas... asique a levantarse!.
Mi compañero Peter me dice que tenía que ir al centro de la ciudad, y yo también!... me dice que me acompaña para que aprenda qué autobús coger, donde bajarme... La parada del bus estaba a unos escasos metros de mi casa, el número era el 19B, aunque el 19 hacía un trayecto muy parecido y paraba un par de metros más arriba de mi casa...
Lo primero que me llamó la atención, fue la parada en sí. Nada indicaba el número del autobus que pasaba por allí, ni horarios, ni recorridos... únicamente un palo de color amarillo indicaba, que por allí, pasaba un bus, pero no se podía saber a dónde iba... En regla general, los transportes en Dublin son bastante malos. Los propios dublineses se quejan de ello sin cesar... Son lentos, caros y hay poca información.
Para viajar, se puede comprar un billete sencillo, de un único viaje y que se paga al conductor directamente. El precio se paga en función del número de paradas, por aquel entonces, era de 1,80 €/ trayecto desde mi casa hasta el centro.
Otra opción, es comprar los billetes con varios viajes, los hay de 5 días, de 10 días, de un mes... se compran en los establecimientos tipo "Londis", e indican que venden billetes de autobus con un pequeño cartelito a la entrada que dice "Ticket Dublin Bus" redondo y de color amarillo, con el símbolo de la empresa de autobuses. Están por todas partes!.
Durante el trayecto de ida hablamos poco, yo estaba alucinando subida al piso de arriba del autobús!, nunca había viajado en un autobús de 2 pisos...
Cuando llegamos a O'Connell St., nos despedimos. Yo comienzo mi búsqueda de escuelas. En esta avenida y en sus alrededores existen muchos centros de enseñanza de inglés!. Yo visité cada una de ellas, pidiendo información. Las recepcioinstas que me atendían eran muy amables, pese a que mi inglés era penoso, hacían un esfuerzo para poder conversar conmigo y por ayudarme. En regla general, la gente es así... muy solidaria y sociable... No tienen problemas en intentar conversar contigo aunque apenas puedas comunicarte... Fue ahí cuando me di cuenta que había ido al lugar acertado para aprender inglés!.
A medida que iba pasando el día, recuerdo que iba caminando por las calles llena de papeles informativos!.
Cuando ya había visitado unas cuantas escuelas, decido ir a Pennies, el Primark de España. Tenía que comprar bastantes cosas.
Esta tienda se encuentra en pleno O'Connell St. y es visitada por muchísima gente cada día... Sé que sonará un poco raro, pero en el mes de julio, yo buscaba un edredón de plumas... Tenía frío casi todo el tiempo, aún no me había acostumbrado a la temperatura irlandesa!. Yo veía a la gente por las calles caminando en camiseta muy tranquilamente, y yo iba con una chaqueta cerrada y pasando frío... madre mía!.
Yo me quedaba mirando a las chicas, super rubias, tremendamente blancas y con unos ojazos azules impresionantes!!!... Yo pensaba, estas chicas en España tendrían muchísimo éxito!... jajaja.
Cuando entré a Pennies, no lo negaré, quería comprarme todo... pero no podía ir muy cargada, y únicamente quería comprar lo que necesitaba... Tengo en mi mente aún, el recuerdo de estar saliendo del establecimiento con un edredón de plumas para cama de matrimonio enorme (en el mes de julio, si... ni yo me lo podría creer...), una almohada (la noche anterior hacía dormido con un cojín de 20 cm. x 20 cm. porque era lo que tenía a mano...), un juego de sábanas, toallas, unas chaquetas que me había comprado viendo la temperatura que hacía... aquello fue todo un espectáculo... pensé que el conductor de autobus no me iba a dejar subir con tantas cosas... Y más teniendo en cuenta que era hora punta e iba lleno hasta la bandera...
Pero no fué así, me dejó subir sin problemas... Mientras voy de camino a casa, me siento como una gitana con tantas bolsas gigantes... me faltaban las chanclas y una falda larga de colores...
Cuando el autobús dejó el centro de la ciudad, las calles que va cogiendo no me suenan para nada... Pasamos por una avenida que creo que está cerca de mi casa, pero el conductor sigue, sigue y sigue, y no veo que pase por mi calle... es ahí, cuando me doy cuenta que he cogido el autobus equivocado...
Asique tengo que bajarme, con mis tremendas bolsas y empezar a caminar. No sabía donde estaba exactamente, pero el barrio me sonaba... recuerdo no estar nerviosa para nada, quizás me estaba acostumbrando a perderme todo el tiempo?, se había convertido en un hábito para mí?... jajaja.
Camino entre las calles de chalets, no había nadie a quien preguntarme, las bolsas empezaba a pesarme, y me temo que si no encuentro mi casa en una hora más o menos, se hará de noche...
Me cruzo con una señora, le pregunto por mi calle y me dice que no tiene ni idea...
Por suerte, veo a un señor, le indico la calle que estoy buscando y me dice que estoy un poco lejos, pero si sigo caminando por donde estoy y girando un par de cruces llegaré.
Le hice caso, y tranquilamente hice lo que me dijo. A medida que iba pasando el tiempo, empecé a ver algunas calles que me sonaban por haber pasado con el autobus esa misma mañana...
Qué sensación de felicidad cuando vi mi calle!, y pensé: "home, sweet home..."
Grupo de músicos tocando en las calles de Dublin.
Quería dedicar aquel viernes, a buscar una escuela de inglés, además, tenía que hacer algunas compras: edredón nuevo, una almohada (había dormido con un cojín de 20 cm. x 20 cm.), toallas, otro juego de sábanas... asique a levantarse!.
Mi compañero Peter me dice que tenía que ir al centro de la ciudad, y yo también!... me dice que me acompaña para que aprenda qué autobús coger, donde bajarme... La parada del bus estaba a unos escasos metros de mi casa, el número era el 19B, aunque el 19 hacía un trayecto muy parecido y paraba un par de metros más arriba de mi casa...
Lo primero que me llamó la atención, fue la parada en sí. Nada indicaba el número del autobus que pasaba por allí, ni horarios, ni recorridos... únicamente un palo de color amarillo indicaba, que por allí, pasaba un bus, pero no se podía saber a dónde iba... En regla general, los transportes en Dublin son bastante malos. Los propios dublineses se quejan de ello sin cesar... Son lentos, caros y hay poca información.
Para viajar, se puede comprar un billete sencillo, de un único viaje y que se paga al conductor directamente. El precio se paga en función del número de paradas, por aquel entonces, era de 1,80 €/ trayecto desde mi casa hasta el centro.
Otra opción, es comprar los billetes con varios viajes, los hay de 5 días, de 10 días, de un mes... se compran en los establecimientos tipo "Londis", e indican que venden billetes de autobus con un pequeño cartelito a la entrada que dice "Ticket Dublin Bus" redondo y de color amarillo, con el símbolo de la empresa de autobuses. Están por todas partes!.
Durante el trayecto de ida hablamos poco, yo estaba alucinando subida al piso de arriba del autobús!, nunca había viajado en un autobús de 2 pisos...
Cuando llegamos a O'Connell St., nos despedimos. Yo comienzo mi búsqueda de escuelas. En esta avenida y en sus alrededores existen muchos centros de enseñanza de inglés!. Yo visité cada una de ellas, pidiendo información. Las recepcioinstas que me atendían eran muy amables, pese a que mi inglés era penoso, hacían un esfuerzo para poder conversar conmigo y por ayudarme. En regla general, la gente es así... muy solidaria y sociable... No tienen problemas en intentar conversar contigo aunque apenas puedas comunicarte... Fue ahí cuando me di cuenta que había ido al lugar acertado para aprender inglés!.
A medida que iba pasando el día, recuerdo que iba caminando por las calles llena de papeles informativos!.
Cuando ya había visitado unas cuantas escuelas, decido ir a Pennies, el Primark de España. Tenía que comprar bastantes cosas.
Esta tienda se encuentra en pleno O'Connell St. y es visitada por muchísima gente cada día... Sé que sonará un poco raro, pero en el mes de julio, yo buscaba un edredón de plumas... Tenía frío casi todo el tiempo, aún no me había acostumbrado a la temperatura irlandesa!. Yo veía a la gente por las calles caminando en camiseta muy tranquilamente, y yo iba con una chaqueta cerrada y pasando frío... madre mía!.
Yo me quedaba mirando a las chicas, super rubias, tremendamente blancas y con unos ojazos azules impresionantes!!!... Yo pensaba, estas chicas en España tendrían muchísimo éxito!... jajaja.
Cuando entré a Pennies, no lo negaré, quería comprarme todo... pero no podía ir muy cargada, y únicamente quería comprar lo que necesitaba... Tengo en mi mente aún, el recuerdo de estar saliendo del establecimiento con un edredón de plumas para cama de matrimonio enorme (en el mes de julio, si... ni yo me lo podría creer...), una almohada (la noche anterior hacía dormido con un cojín de 20 cm. x 20 cm. porque era lo que tenía a mano...), un juego de sábanas, toallas, unas chaquetas que me había comprado viendo la temperatura que hacía... aquello fue todo un espectáculo... pensé que el conductor de autobus no me iba a dejar subir con tantas cosas... Y más teniendo en cuenta que era hora punta e iba lleno hasta la bandera...
Pero no fué así, me dejó subir sin problemas... Mientras voy de camino a casa, me siento como una gitana con tantas bolsas gigantes... me faltaban las chanclas y una falda larga de colores...
Cuando el autobús dejó el centro de la ciudad, las calles que va cogiendo no me suenan para nada... Pasamos por una avenida que creo que está cerca de mi casa, pero el conductor sigue, sigue y sigue, y no veo que pase por mi calle... es ahí, cuando me doy cuenta que he cogido el autobus equivocado...
Asique tengo que bajarme, con mis tremendas bolsas y empezar a caminar. No sabía donde estaba exactamente, pero el barrio me sonaba... recuerdo no estar nerviosa para nada, quizás me estaba acostumbrando a perderme todo el tiempo?, se había convertido en un hábito para mí?... jajaja.
Camino entre las calles de chalets, no había nadie a quien preguntarme, las bolsas empezaba a pesarme, y me temo que si no encuentro mi casa en una hora más o menos, se hará de noche...
Me cruzo con una señora, le pregunto por mi calle y me dice que no tiene ni idea...
Por suerte, veo a un señor, le indico la calle que estoy buscando y me dice que estoy un poco lejos, pero si sigo caminando por donde estoy y girando un par de cruces llegaré.
Le hice caso, y tranquilamente hice lo que me dijo. A medida que iba pasando el tiempo, empecé a ver algunas calles que me sonaban por haber pasado con el autobus esa misma mañana...
Qué sensación de felicidad cuando vi mi calle!, y pensé: "home, sweet home..."
Grupo de músicos tocando en las calles de Dublin.
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