jueves, 12 de abril de 2012

Vivir en solitario: Dublin (XVI)

Aprender un idioma es reconfortante y frustrante a la vez. Lo viví yo cuando estaba en Dublin, y lo vivió mi hermano cuando se fué a vivir a Estocolmo, Suecia.

Cuando apenas llegué a la ciudad, no entendía absolutamente nada. Si, podía hablar, pero no podía comprender. Cuando hablaba me tomaba mi tiempo para ir construyendo las frases en mi cabeza antes de decirlas. Siempre seguía el mismo esquema: Sujeto + verbo + adjetivo + resto de complementos. Frases simples y directas. En ese sentido no fue ningún problema de comunicación. Era un diálogo sencillo, simple, pero eficaz.
Siempre partes del mismo conocimiento: el de tu propia idioma, que es el que controlas, el que manejas... por lo que realizas traducciones literales. La mayor parte de las veces erróneas, porque no se puede traducir de manera literal de un idioma a otro, pero te sirve!.

Lo primero que se gana es vocabulario. Desde los carteles en la calle, pasando por los ingredientes de la caja de cereales. Todo viene bien para enriquecer el vocabulario poco a poco.
Lo bueno de vivir en el país donde se habla el idioma, es que no tienes escapatoria!, hay palabras por todos lados: los anuncios de los autobuses, las secciones del supermercado, el periódico... las palabras te persiguen!, y poco a poco vas haciendo tu propio vocabulario.

Los primeros 4 meses no fui capaz de entender una frase entera. Me ayudaba de los gestos, de las expresiones faciales de mi interlocutor. Todo valía. Si una palabra la repetía continuamente, después de la buscaba en el diccionario, a veces la encontraba, otra veces no... ya que la buscaba de oído...
Mi truco para ponerme a prueba en la comprensión oral era sencilla, cuando alguien me preguntaba algo, automáticamente, le preguntaba yo a su vez si lo que quería saber era esto o lo otro, es decir, comprobaba que había entendido la pregunta. Si la había entendido correctamente, la otra persona asentaba con la cabeza, y sino, debía repetirme nuevamente la cuestión. Era un método sencillo.
Pero a veces no se entiende nada!, en ese caso, lo mejor es preguntar. No hay que tener verguenza... uno está aprendiendo, y la otra persona debe ser capaz de comprenderlo!. Si no, os puede pasar lo que me sucedió a mí. Estando con mis compañeros de piso, me preguntan si había viajado sola, (yo no entiendo la pregunta) y respondo un escueto: "no lo sé...", convirtiéndome en el hazme reir...

Hay que aprender a reirse de uno mismo!. Los errores están a la orden del día, y uno tiene que ser capaz de aceptarlos y corregirlos.

Uno de los detalles que te das cuenta, es que lo que has aprendido en tus cursos de inglés, no sirve para casi nada... La gente no habla así en la calle!. Yo, en Irlanda, tenía la sensación de estar en otro planeta... Y mi inglés académico de Inglaterra, no ayudaba demasiado...

Al final del día, entre el curso de inglés de 3 horas diarias, la televisión, la gente con la que habla a lo largo del día, y tus compañeros de piso, con los que únicamente hablas en inglés, terminan por saturarte. Al principio, parece como que tu mente te dice: "ya, ya, ya, ya basta de tanto inglés!, estoy saturado...", y te sucede el efecto contrario: estás tan saturado del "idioma intruso", que por la noche era complicado seguir comprendiendo. Es como si tuvieras un cupo de tiempo en tu cabeza para aprender el idioma, y cuando llegabas al tope, ya no te entraba nada más...
Así estuve los primeros dos meses más o menos... una lucha diaria, entre lo que tienes que aprender para poder comunicarte, y la limitación que tiene tu mente para seguir capturando información...

3 comentarios:

  1. No sabes cómo te entiendo... A mí me pasó igual cuando viví en Finlandia, me saturó el idioma. Hubiera deseado que fuera inglés, pero no, ¡era finés, lengua de Mordor! jajajaja Comprendo lo duro que puede llegar a ser. Aún así, nunca estuve tanto tiempo como tú y no llegué a acostumbrarme.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Pero lo tuyo fue peor que lo mío!!!, con el finés no tienes ninguna referencia, como puede ser el caso del inglés... Lo mismo le pasó a mi hermano con el sueco...
    Pero tenías algún conocimiento previo del idioma antes de marcharte para allá?...

    ResponderEliminar
  3. No sabía decir ni "hola" en finés. Ni me sonaba al oído :) Al final con mi inglés (que entonces no era muy bueno) y un poco de finés salí adelante bastante bien.
    Eso sí que fue irse a la aventura!
    Un abrazo!

    ResponderEliminar