Llegó el dia de mi regreso temporal a España. Tenía
que hacer el examen de francés a la semana siguiente. Estaría allí unos
10 días más o menos.
Asique por
la tarde preparo la maleta. La idea era llevarme toda la ropa de verano
que me había traído, para cambiarla por la ropa de invierno. Sabía que
aún me quedaba un par de semanas más de verano, ya que estábamos a
finales de agosto, pero no tendría otra posibilidad de poder traerme la
ropa.
La parte mala de la historia
fue que el avión salía a las 6 de la mañana… No había transporte
público a esas horas, y yo no tenía suficiente dinero como para pagar un
taxi hasta allí, asique me fui el día antes por la noche y dormí en el
aeropuerto, sentada en un banco con mi maleta.
Tenía cierto nerviosismo por regresar a casa, aunque sea un par de días, para ver a la familia. Llevaba mucho tiempo fuera…
Recuerdo
que aún era de noche, y yo estaba pasando el control de pasaportes.
Tenía tantas ganas de llegar a casa que el vuelo se me hizo un poco
largo, aunque como no había dormido especialmente bien en el aeropuerto,
pude cerrar los ojos un durante un tiempo.
Cuando
salgo del avión, veo que mi vuelo está esperando para ser cargado
nuevamente con pasajeros con destino Dublin. Ese mismo vuelo había sido
el que yo había cogido casi 2 meses antes. Y allí vi, las caras de
personas ilusionadas porque se marchaban de vacaciones, con ganas de
conocer las tierras que yo acababa de dejar atrás.
Cuando
recojo la maleta, ya en España, empiezo a notar la primera rareza: todo
el mundo habla en español. Cogí el metro y me dirigí a mi casa. Este
tarda una hora aproximadamente hasta donde vivo. Cuando salgo del tren,
lo primero que me recibe del exterior, es una cachetada de aire
caliente… Yo llevaba 2 meses viviendo a 20 grados, y de golpe, me
encuentro en un horno de grandes dimensiones a 35º.
Cuando
llego a mi portal, dudo un poco sobre si tocar o no el timbre. Estaba
nerviosa. Iba a ver a mi familia después de mucho tiempo. No sé porqué
me sucedió eso.
Jamás olvidaré el
recibimiento de mi perra, la que ya os he presentado en mi viaje al
País Vasco. Se puso a llorar, se tiró al suelo y no dejaba de moverse a
un lado y otro del salón.
El mejor recibimiento de todos, sin duda!.
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