Y llegó la buena noticia: desde España me confirmaba mi mejor amiga, es decir, Mari Carmen, que el primer fin de semana de agosto venía a visitarme.
Las visitas, en la mayoría de los casos, son bien recibidas. Cuando uno está en el extranjero y solo, lo son aún más...
No sólo porque te apetece ver a esa persona a la que tanto aprecio le tienes, sino que además, es una manera de compartir lo que estás viviendo, algo, que hasta la fecha, lo había hecho totalmente sola.
Sólo iba a ser un fin de semana, a primeros de agosto, pero yo valoré mucho su esfuerzo (a nivel personal y económico).
Faltaban como unas 3 semanas para que viniese y yo no dejaba de pensar en los sitios donde la llevaría: el Café Bell, Trinity College, Stephen Green Garden... Pero tampoco quería agobiarla, es decir, que ella llegase y yo la manejase como un títere de aquí para allá, disponiendo de su tiempo como si fuera el mío...
Cuando uno vive solo, lejos de casa, tiende a acamparar a la persona que viene a visitarlo a uno, aunque por otro lado, es normal que esto suceda...
Por otro lado, yo ya había decidido que seguiría trabajando para Thomas. Es cierto, él no podía moverse, ni levantarse de la cama, ni correr, ni hablar... pero también era igual de cierto que él no era plenamente consciente de su situación. Me di cuenta, que él no se planteaba si era feliz o no, si su vida era maravillosa o no, si tenía amigos o no, él simplemente vivía el momento, y disfrutaba de las visitas en casa, del amor que sus padres sentían hacia él.
Quizás yo, yendo unas 2 ó 3 veces por semana, eran suficientes para que él fuese feliz, para que se riera un rato, para que se sintiera acompañado, porque al fin y al cabo, lo que a él más le interesaba era el momento, el aquí y ahora. Y nada más.
Mimo en Grafton St. Dublin.
Mis amigos no vinieron a visitarme a Finlandia. Lo entiendo perfectamente, está muy lejos y es carísimo volar allí. Pero sí que me imaginé la situación en la que me visitaban y yo les enseñaba aquello. Sólo con pensarlo me ponía feliz. Seguro que disfrutaste mucho con la visita de tu amiga, cuando se vive solo es cuando de verdad se echa de menos a la gente querida.
ResponderEliminarTe sigo leyendo, un abrazo!