Con mis compañeros de China yo hablaba muy poco.
La verdad es que los chinos en Irlanda apenas se relacionaban con los nacionales. Y eso cabreaba mucho a los irlandeses.
Los chinos tenían muy mala reputación en Irlanda: no se relacionan, no aprenden ingles, no quieren conocer nuestras costumbres, son sucios, maleducados... era lo que más escuchaba.
Pero en mi clase de ingles avanzado había un malasio que era todo un personaje!.
Se llamaba Johnny, o así se hacía llamar. Llevaba varios años viviendo en Irlanda y trabajaba en un Take away del centro de Dublin.
Tenía unos 25 años más o menos y le encantaba la moda. Siempre iba a clase con lo ultimo de lo ultimo: pantalones bajos, zapatillas de marca, anillos, pulseras, collares, pendientes, gafas de sol, gorra, chaqueta de marca... y todo ello puesto a la vez.
Esta imagen es la más parecida que he encontrado con la vestimenta de Johnny. (Este chico no es Johnny)
Era un chico verdaderamente encantador. Yo me llevaba muy bien con él.
Vivir en Irlanda no le terminaba de convencer, y seguramente en un futuro no muy lejano volvería a Malasia con su familia.
Siempre con una sonrisa, animando a todos los compañeros, siempre haciendo el payaso para hacernos reir, le gustaba tomarle el pelo a la profesora haciéndole preguntas sin sentido y respondiendole a ésta cosas más absurdas aún.
La profesora se partía de risa con él. Y nosotros también.
Los días que Johnny no venía a clase le extrañaba.
Por eso, y porque era un bellísima persona, he querido escribir un post en mi blog exclusivo para él.
viernes, 11 de abril de 2014
miércoles, 2 de abril de 2014
Dublin y mis clases de inglés...
Al contrario que en el nivel anterior, parece que el avanzado me anima y me motiva!.
Mi profesora es de Irlanda del Norte, y eso se nota en el acento: es más cerrado y cuesta bastante entenderlo.
Mis compañeros parece que siguen la clase, a mí me cuesta un poco por mis problemas de comprensión.
Sin embargo, esta profesora practicamente no utiliza el libro, y siempre se está inventando juegos y actividades divertidas.
Nos hizo leer un texto sobre la vida de Enrique VIII, un personaje histórico sumamente interesante, y precisamente por ello, me hizo esforzarme aún más en comprender lo que estaba leyendo.
Cuando lo que lees no te interesa demasiado, pones poco interés...
Debatimos sobre la vida de Enrique VIII: sobre sus numerosas esposas, su manera de entender la vida, la muerte, los castigos... La profesora intentó convencernos de que en realidad, Enrique VIII no era tan malo, simplemente tenía una vision distinta de las cosas... Ahi es nada!.
Hicimos un ejercicio de preguntas, de debate entre nosotros, y esto hacía la clase muy amena y divertida.
Hubo otro día en que nos hizo hacer una lista de cosas que hacíamos al día y la duración de las mismas. Llegamos a la conclusion de que, siguiendo nuestros calculos matemáticos, nuestros días tenían unas 32 horas más o menos...
Yo iba a clase con muchas ganas, porque nunca hacíamos lo mismo. Yo soy una persona que aprende mucho jugando, y esta clase era el molde de mi zapato!.
Hasta los chinos, que siempre pasaban de todo, siempre estaban entusiasmados!.
Por mi parte, aunque siempre pasaba mis examenes con buenas nota, este curso parece que la cosa va más ajustada a la realidad: apruebo si, pero no con las notazas de cursos anteriores.
Eso quería decir que este nivel era el mío.
Pese a todo, yo seguía con auténticos problemas de comprensión...
Mi profesora es de Irlanda del Norte, y eso se nota en el acento: es más cerrado y cuesta bastante entenderlo.
Mis compañeros parece que siguen la clase, a mí me cuesta un poco por mis problemas de comprensión.
Sin embargo, esta profesora practicamente no utiliza el libro, y siempre se está inventando juegos y actividades divertidas.
Nos hizo leer un texto sobre la vida de Enrique VIII, un personaje histórico sumamente interesante, y precisamente por ello, me hizo esforzarme aún más en comprender lo que estaba leyendo.
Cuando lo que lees no te interesa demasiado, pones poco interés...
Debatimos sobre la vida de Enrique VIII: sobre sus numerosas esposas, su manera de entender la vida, la muerte, los castigos... La profesora intentó convencernos de que en realidad, Enrique VIII no era tan malo, simplemente tenía una vision distinta de las cosas... Ahi es nada!.
Hicimos un ejercicio de preguntas, de debate entre nosotros, y esto hacía la clase muy amena y divertida.
Hubo otro día en que nos hizo hacer una lista de cosas que hacíamos al día y la duración de las mismas. Llegamos a la conclusion de que, siguiendo nuestros calculos matemáticos, nuestros días tenían unas 32 horas más o menos...
Yo iba a clase con muchas ganas, porque nunca hacíamos lo mismo. Yo soy una persona que aprende mucho jugando, y esta clase era el molde de mi zapato!.
Hasta los chinos, que siempre pasaban de todo, siempre estaban entusiasmados!.
Por mi parte, aunque siempre pasaba mis examenes con buenas nota, este curso parece que la cosa va más ajustada a la realidad: apruebo si, pero no con las notazas de cursos anteriores.
Eso quería decir que este nivel era el mío.
Pese a todo, yo seguía con auténticos problemas de comprensión...
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Vivir solo Dublin Irlanda
jueves, 27 de marzo de 2014
Dublin y la Constitución Europea...
Por aquel entonces, yo escuchaba mucho hablar de la Constitución Europea, y que particularmente Irlanda había dado algunos problemas.
Yo no estaba muy enterada de lo que estaba pasando realmente, yo sabía que venían unas elecciones, que los irlandeses tenían que decidir si "Si" o "No" a la Constitución, pero poco más sabía por aquel entonces.
Lo cierto es que un año antes, Irlanda se había manifestado en contra del Tratado de Lisboa, y supuso un enorme varapalo para Europa.
Irlanda había sido el único país de la union que había sometido la decision a votación.
Los politicos irlandeses se mostraron muy desconformes con el resultado, asique un año después la elección volvió a repetirse.
En Irlanda estas elecciones se vivieron de manera muy pasional. Y es que los irlandeses, por regla general, son sumamente patrióticos, aman a su país y lo defienden como si fuera el salon de su casa. Algo que a mí siempre me ha sorprendido y he valorado.
Los días previos a las elecciones no se hablaba de otra cosa en las televisiones y en los periódicos, y el día de la votación había mucha expectación por el resultado.
Para Owen la segunda elección era absolutamente ridícula: "Si hemos dicho que no el año pasado, por qué tenemos que volver a votar otra vez??", decía.
Se quejaba que los politicos irlandeses no tenían en cuenta la opinion de la gente, según él, como no les había gustado lo que habían votado el año anterior, querían repetirlo nuevamente.
Peter era de la misma idea: "No pararán hasta que consigan el "si"!".
Finalmente los irlandeses votaron que si a la Constitución Europea.
Sin embargo en nuestra casa, la noticia pasó como una ráfaga de aire. Sobre todo para Juyeon y para mí. A Juyeon porque no estaba muy puesta en temas de políticas europeas, y yo porque casi nunca me enteraba de las noticias en ingles...
Yo no estaba muy enterada de lo que estaba pasando realmente, yo sabía que venían unas elecciones, que los irlandeses tenían que decidir si "Si" o "No" a la Constitución, pero poco más sabía por aquel entonces.
Lo cierto es que un año antes, Irlanda se había manifestado en contra del Tratado de Lisboa, y supuso un enorme varapalo para Europa.
Irlanda había sido el único país de la union que había sometido la decision a votación.
Los politicos irlandeses se mostraron muy desconformes con el resultado, asique un año después la elección volvió a repetirse.
En Irlanda estas elecciones se vivieron de manera muy pasional. Y es que los irlandeses, por regla general, son sumamente patrióticos, aman a su país y lo defienden como si fuera el salon de su casa. Algo que a mí siempre me ha sorprendido y he valorado.
Los días previos a las elecciones no se hablaba de otra cosa en las televisiones y en los periódicos, y el día de la votación había mucha expectación por el resultado.
Para Owen la segunda elección era absolutamente ridícula: "Si hemos dicho que no el año pasado, por qué tenemos que volver a votar otra vez??", decía.
Se quejaba que los politicos irlandeses no tenían en cuenta la opinion de la gente, según él, como no les había gustado lo que habían votado el año anterior, querían repetirlo nuevamente.
Peter era de la misma idea: "No pararán hasta que consigan el "si"!".
Finalmente los irlandeses votaron que si a la Constitución Europea.
Sin embargo en nuestra casa, la noticia pasó como una ráfaga de aire. Sobre todo para Juyeon y para mí. A Juyeon porque no estaba muy puesta en temas de políticas europeas, y yo porque casi nunca me enteraba de las noticias en ingles...
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lunes, 24 de marzo de 2014
Dublin y Thierry Henri...
A juyeon le encantaba mirar unos programas de television estadounidense (nosotros teníamos cable en casa), en donde contaban el día a día de unos jóvenes "nenes de papa", que ni trabajaban ni estudiaban, y que tenían mucho dinero y lo único que les preocupaba era gastárselo.
Una noche Juyeon se quedó sin tele: Owen se le adelantó!. Él tenía una cita con la tele mucho más importante que ver a unos pijos peléandose entre ellos y gastando dinero sin parar: Irlanda se jugaba la entrada al mundial de Sudáfrica de 2010.
Como siempre es habitual en mí, nunca me entero de este tipo de cosas, no me gusta el fútbol y no lo sigo demasiado.
Todo lo contrario a Owen, que se sentó en el sofa esperando ansioso el comienzo del partido.
Cuando yo llegué al salon, el partido ya había empezado. Asique, mientras planchaba delante del televisor, disfruté de lo lindo viendo a Owen sufrir...
Saltaba, gritaba, se subía al sofa y se agarraba de la cabeza ante la desesperación de un partido que no iba como él esperaba...
Yo le pregunté qué quienes jugaban, y me dijo que se jugaban la entrada al mundial entre Irlanda y Francia. Yo no estaba ni enterada del mundial... con eso sigo todo.
Al escuchar los gritos de Owen, Juyeon también bajó al salon, y mientras cenaba aprovechó para ver el partido también.
Enseguida las dos nos pusimos a gritar: "Irland, Irland, Irland!!", pero la cosa no iba nada, pero nada bien...
Cual fue nuestra sorpresa al ver que en el gol de los franceses, el balón había sido previamente tocado por la mano de Thierry Henri.
Yo en aquel momento no estaba muy atenta al televisor, pero Owen y los comentaristas empezaron a gritar.
Los locutores comenzaron a hablar todos juntos, no se entendía nada, y Owen también chillaba.
Ante aquella situación, yo pensé que estaban acordándose de la familia del jugador que había metido el gol.
Sin embargo, Owen empieza a perder un poco los papeles, a señalar la tele y estar realmente enfadado. Le pregunto que qué sucede, y me explica que ese gol debe ser anulado, un jugador lo ha tocado con la mano.
En la retransmision efectivamente puede verse que fue tocada con la mano, sin embargo, ante la sorpresa de todos, el partido continua, pero ya con la sensación de que no hay nada que hacer...
El final del partido no pudo ser más triste: Owen se fue a su habitación indignado por el resultado.
Al día siguiente, cuando llegué a O'Connel St. para ir a claes, todos los periódicos tenían la misma portada: una magen amplicada de la mano de Thierry Henri y el balón.
Irlanda se quedó fuera del mundial, y creo que Thierry Henri ya no puede entrar a Irlanda...
Una noche Juyeon se quedó sin tele: Owen se le adelantó!. Él tenía una cita con la tele mucho más importante que ver a unos pijos peléandose entre ellos y gastando dinero sin parar: Irlanda se jugaba la entrada al mundial de Sudáfrica de 2010.
Como siempre es habitual en mí, nunca me entero de este tipo de cosas, no me gusta el fútbol y no lo sigo demasiado.
Todo lo contrario a Owen, que se sentó en el sofa esperando ansioso el comienzo del partido.
Cuando yo llegué al salon, el partido ya había empezado. Asique, mientras planchaba delante del televisor, disfruté de lo lindo viendo a Owen sufrir...
Saltaba, gritaba, se subía al sofa y se agarraba de la cabeza ante la desesperación de un partido que no iba como él esperaba...
Yo le pregunté qué quienes jugaban, y me dijo que se jugaban la entrada al mundial entre Irlanda y Francia. Yo no estaba ni enterada del mundial... con eso sigo todo.
Al escuchar los gritos de Owen, Juyeon también bajó al salon, y mientras cenaba aprovechó para ver el partido también.
Enseguida las dos nos pusimos a gritar: "Irland, Irland, Irland!!", pero la cosa no iba nada, pero nada bien...
Cual fue nuestra sorpresa al ver que en el gol de los franceses, el balón había sido previamente tocado por la mano de Thierry Henri.
Yo en aquel momento no estaba muy atenta al televisor, pero Owen y los comentaristas empezaron a gritar.
Los locutores comenzaron a hablar todos juntos, no se entendía nada, y Owen también chillaba.
Ante aquella situación, yo pensé que estaban acordándose de la familia del jugador que había metido el gol.
Sin embargo, Owen empieza a perder un poco los papeles, a señalar la tele y estar realmente enfadado. Le pregunto que qué sucede, y me explica que ese gol debe ser anulado, un jugador lo ha tocado con la mano.
En la retransmision efectivamente puede verse que fue tocada con la mano, sin embargo, ante la sorpresa de todos, el partido continua, pero ya con la sensación de que no hay nada que hacer...
El final del partido no pudo ser más triste: Owen se fue a su habitación indignado por el resultado.
Al día siguiente, cuando llegué a O'Connel St. para ir a claes, todos los periódicos tenían la misma portada: una magen amplicada de la mano de Thierry Henri y el balón.
Irlanda se quedó fuera del mundial, y creo que Thierry Henri ya no puede entrar a Irlanda...
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martes, 18 de marzo de 2014
Dublin y Juyeon tiene novio...
Cada cierto tiempo venía a nuestra casa el novio de Juyeon.
Era un chico muy jovencito, de Alemania, y que Juyeon había conocido en la Universidad, en Estados Unidos, siendo ambos estudiantes internacionales.
Como ella era de Corea y él de Alemania, ambos decidieron, de mutuo acuerdo, que su relación tendría fecha de caducidad, es decir, cuando ella se volviese a Corea la relación se terminaría.
Mientras tanto disfrutarían de la compañía el uno del otro.
Como el visado de estudiante se les terminó, él tuvo que regresar a Alemania, y ella pidió visado para 6 meses en Irlanda.
Cada dos o tres semanas el chico venía a nuestra casa para quedarse el fin de semana.
Yo hablé muy poco con él, y siempre me llamó la atención el modo que tenían de comunicarse el uno con el otro, ya que el ingles no era la lengua materna de ninguno de los dos, asique la comunicación no sería muy fácil.
En alguna ocasión le pregunté a Juyeon cómo hacían para hablar entre ellos, y me dijo que más o menos se entendían, aunque había ocasiones en las que la comunicación era imposible.
Cuando llegaban esos momentos, lo intentaban con señas, pero no siempre funcionaba.
Había fines de semana que se iban juntos a Francia, u Holanda.
A juyeon le fascinaba esto, porque decía que como en Europa todos los países estaban tan cerca los unos de los otros, resultaba realmente sencillo el poder viajar y conocer sin tener que recorrer demasiados kilómetros.
Yo a él siempre lo vi muy enamorado de Juyeon. A ella no tanto de él. O por lo menos era la imagen que me daban.
Y creo que el tiempo me terminó dando la razón, porque cuando llegó el día de la despedida cada uno lo asumió de la manera que yo me esperaba. Un día para olvidar...
Era un chico muy jovencito, de Alemania, y que Juyeon había conocido en la Universidad, en Estados Unidos, siendo ambos estudiantes internacionales.
Como ella era de Corea y él de Alemania, ambos decidieron, de mutuo acuerdo, que su relación tendría fecha de caducidad, es decir, cuando ella se volviese a Corea la relación se terminaría.
Mientras tanto disfrutarían de la compañía el uno del otro.
Como el visado de estudiante se les terminó, él tuvo que regresar a Alemania, y ella pidió visado para 6 meses en Irlanda.
Cada dos o tres semanas el chico venía a nuestra casa para quedarse el fin de semana.
Yo hablé muy poco con él, y siempre me llamó la atención el modo que tenían de comunicarse el uno con el otro, ya que el ingles no era la lengua materna de ninguno de los dos, asique la comunicación no sería muy fácil.
En alguna ocasión le pregunté a Juyeon cómo hacían para hablar entre ellos, y me dijo que más o menos se entendían, aunque había ocasiones en las que la comunicación era imposible.
Cuando llegaban esos momentos, lo intentaban con señas, pero no siempre funcionaba.
Había fines de semana que se iban juntos a Francia, u Holanda.
A juyeon le fascinaba esto, porque decía que como en Europa todos los países estaban tan cerca los unos de los otros, resultaba realmente sencillo el poder viajar y conocer sin tener que recorrer demasiados kilómetros.
Yo a él siempre lo vi muy enamorado de Juyeon. A ella no tanto de él. O por lo menos era la imagen que me daban.
Y creo que el tiempo me terminó dando la razón, porque cuando llegó el día de la despedida cada uno lo asumió de la manera que yo me esperaba. Un día para olvidar...
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jueves, 13 de marzo de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (VIII)...
Después que mi amigo se marchó aquella mañana, y viendo que yo tenía un nudo en la garganta por todo lo que había ocurrido aquel fin de semana, y aprovechando la casualidad que aquella mañana mi profesora venía con retraso, decidí salir a la calle para buscar a mi amigo y decirle lo mal que se había portado conmigo.
Si bien ya lo había hablado con él un día antes, sentí en aquel momento que me dejaba cosas en el tintero.
Cuando salí fuera de la escuela, y pese a que habían pasado solo unos minutos, mi amigo había desaparecido. Lo busqué por las calles cercanas, pero no había ni rastro de él.
Asique regresé a la escuela con la sensación horrible que había cosas que no le había dicho.
Aquel día trabajé hasta tarde, y llegué a casa muy cansada. Después de prepararme la cena le escribí un email a mi amigo diciéndole las cosas que yo sentía que habían pasado mal aquellos días.
Fue un email sin muchos reproches, en el que expresé cómo me sentí aquel fin de semana.
Únicamente hablaba de mí.
Cuál fue mi sorprensa, al día siguiente, cuando descubro que me había borrado del Skype, medio por el que hablábamos habitualmente.
Pasaron unos días hasta que llegó su respuesta. No me explica el motivo de su comportamiento, simplemente se limita a darme las gracias por todo: por mi hospitalidad, por mi cordialidad, porque pese a todo se sintió muy a gusto en mi casa y con mi compañía.
No volví a saber nada más de él, excepto por unos comentarios suyos a través del Facebook, en el que se burlaba de mí junto con unos amigos.
Poco tiempo después de aquello recibí una llamada suya, estando yo en Alemania, llamada que evidentemente ni atendí ni devolví.
Si bien ya lo había hablado con él un día antes, sentí en aquel momento que me dejaba cosas en el tintero.
Cuando salí fuera de la escuela, y pese a que habían pasado solo unos minutos, mi amigo había desaparecido. Lo busqué por las calles cercanas, pero no había ni rastro de él.
Asique regresé a la escuela con la sensación horrible que había cosas que no le había dicho.
Aquel día trabajé hasta tarde, y llegué a casa muy cansada. Después de prepararme la cena le escribí un email a mi amigo diciéndole las cosas que yo sentía que habían pasado mal aquellos días.
Fue un email sin muchos reproches, en el que expresé cómo me sentí aquel fin de semana.
Únicamente hablaba de mí.
Cuál fue mi sorprensa, al día siguiente, cuando descubro que me había borrado del Skype, medio por el que hablábamos habitualmente.
Pasaron unos días hasta que llegó su respuesta. No me explica el motivo de su comportamiento, simplemente se limita a darme las gracias por todo: por mi hospitalidad, por mi cordialidad, porque pese a todo se sintió muy a gusto en mi casa y con mi compañía.
No volví a saber nada más de él, excepto por unos comentarios suyos a través del Facebook, en el que se burlaba de mí junto con unos amigos.
Poco tiempo después de aquello recibí una llamada suya, estando yo en Alemania, llamada que evidentemente ni atendí ni devolví.
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martes, 4 de marzo de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte VII)...
La vuelta a casa fue un poco distinta al día anterior.
El tema con "mi amigo" iba cada vez peor. Se notaba que entre nosotros había mucha tensión. Yo tenía un enfado tremendo que no me tenía en pie. Si llevo a saber que este iba a ser el fin de semana que me esperaba con él, desde luego le hubiera dicho que no viniese a visitarme.
Me doy cuenta, una vez se han pasado aquellos días, que mi amigo, evidentemente, no venía de visita. Venía de turismo. No le importaba lo más mínimo saber cómo estaba y cómo me iban las cosas en Irlanda. Su principal objetivo había sido pasárselo bien a costa de tener hotel gratis y guía turística a su disposición. Y su actitud hacia mí le delató. Yo no tardé mucho en darme cuenta del morro tan grande que le había echado...
De camino a casa él se mete en la boca del lobo y me dice que no entiende porqué yo estoy enfadada con él. Yo no tenía ganas de seguir hablando del tema, ya lo había hecho aquella misma mañana con nulos resultados. Lo único que yo quería era que al día siguiente se fuera de mi casa...
Si me agradeció, pese a mi enfado, que yo tratara bien a sus amigos. Que apenas se había notado que o estaba disgustada con él.
A mí sorprendió esta afirmación, porque pese a que él sabía que yo no estbaa a gusto, siguió con su actitud de ignorarme y pasar de mí durante todo el día.
Nos fuimos a dormir, por supuesto de muy mal rollo, como no podía ser de otra manera.
Por la mañana el desayuno no pudo ser más tenso. No abrimos la boca ninguno de los dos. Él aprovechó para llamar a la oficina (era lunes por la mañana) y decir que no iba a ir a trabajar porque se encontraba enfermo...
Nos fuimos juntos al centro sin dirigirnos la palabra. Él tuvo el detalle de acompañarme hasta la puerta de la academia de inglés. Allí nos despedimos de manera muy fría.
Yo le desee que tuviera buen viaje (su avión salía a primera hora de la tarde) y él me deseó que estuviera a gusto en Dublin.
Con un casto beso en la mejilla nos despedimos en la puerta de la academia. Él se marchó.
Yo subo las escaleras a la planta superior, y entro al cuarto de baño. Allí, y después de la tensión de tantos días, rompo a llorar de rabia.
Después de semanas de esperar la visita de mi amigo, ésta no solo fue espantosa, sino que además terminó siendo un auténtico desastre!.
En aquel mismo instante me sentí utilizada por todos!. Qué rabia que sentí!.
Es cierto que, ahora que ha pasado el tiempo, veo que el tema no fue para tanto, y seguramente hubiera llevado la situación de otra manera.
Pero es igualmente cierto que, cuando uno está solo y fuera de casa, los problemas y dificultades se viven de manera mucho más intensa y desproporcionada...
A mí me pasó con este amigo que vino a visitarme. Pero si os pilla una situación "baja de autoestima" todo lo que os suceda os dolerá mucho más... Estaréis más sensibles, más suceptibles... tal y como me pasó a mí...
El tema con "mi amigo" iba cada vez peor. Se notaba que entre nosotros había mucha tensión. Yo tenía un enfado tremendo que no me tenía en pie. Si llevo a saber que este iba a ser el fin de semana que me esperaba con él, desde luego le hubiera dicho que no viniese a visitarme.
Me doy cuenta, una vez se han pasado aquellos días, que mi amigo, evidentemente, no venía de visita. Venía de turismo. No le importaba lo más mínimo saber cómo estaba y cómo me iban las cosas en Irlanda. Su principal objetivo había sido pasárselo bien a costa de tener hotel gratis y guía turística a su disposición. Y su actitud hacia mí le delató. Yo no tardé mucho en darme cuenta del morro tan grande que le había echado...
De camino a casa él se mete en la boca del lobo y me dice que no entiende porqué yo estoy enfadada con él. Yo no tenía ganas de seguir hablando del tema, ya lo había hecho aquella misma mañana con nulos resultados. Lo único que yo quería era que al día siguiente se fuera de mi casa...
Si me agradeció, pese a mi enfado, que yo tratara bien a sus amigos. Que apenas se había notado que o estaba disgustada con él.
A mí sorprendió esta afirmación, porque pese a que él sabía que yo no estbaa a gusto, siguió con su actitud de ignorarme y pasar de mí durante todo el día.
Nos fuimos a dormir, por supuesto de muy mal rollo, como no podía ser de otra manera.
Por la mañana el desayuno no pudo ser más tenso. No abrimos la boca ninguno de los dos. Él aprovechó para llamar a la oficina (era lunes por la mañana) y decir que no iba a ir a trabajar porque se encontraba enfermo...
Nos fuimos juntos al centro sin dirigirnos la palabra. Él tuvo el detalle de acompañarme hasta la puerta de la academia de inglés. Allí nos despedimos de manera muy fría.
Yo le desee que tuviera buen viaje (su avión salía a primera hora de la tarde) y él me deseó que estuviera a gusto en Dublin.
Con un casto beso en la mejilla nos despedimos en la puerta de la academia. Él se marchó.
Yo subo las escaleras a la planta superior, y entro al cuarto de baño. Allí, y después de la tensión de tantos días, rompo a llorar de rabia.
Después de semanas de esperar la visita de mi amigo, ésta no solo fue espantosa, sino que además terminó siendo un auténtico desastre!.
En aquel mismo instante me sentí utilizada por todos!. Qué rabia que sentí!.
Es cierto que, ahora que ha pasado el tiempo, veo que el tema no fue para tanto, y seguramente hubiera llevado la situación de otra manera.
Pero es igualmente cierto que, cuando uno está solo y fuera de casa, los problemas y dificultades se viven de manera mucho más intensa y desproporcionada...
A mí me pasó con este amigo que vino a visitarme. Pero si os pilla una situación "baja de autoestima" todo lo que os suceda os dolerá mucho más... Estaréis más sensibles, más suceptibles... tal y como me pasó a mí...
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viernes, 21 de febrero de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte VI)...
Si las cosas podían ir a peor así fueron...
"Mi amigo" sigue en sus trece de querer pasar de mí, pero no solo eso, sino que además ahora también son sus amigos.
Lo que me hace pensar que esta persona ha hablado con ellos y les contó la conversación que habíamos tenido esa misma mañana.
Es evidentemente que mi amigo se sintió tremendamente ofendido. Sin embargo, aun cuando ha pasado tiempo de esto no me desdigo en mis sensaciones: era más que obvio que mi amigo aprovechó que yo vivía en Irlanda para pasarse unas vacaciones a todo trapo.
Con total honestidad, él no le intesaba venir a verme.
Aquella tarde de domingo se notaba que la situación entre los 4 no iba bien, yo intenté mantener el tipo en todo momento les traté correctamente, pero se notaba que en ellos se había producido una ruptura.
Si antes todo fluia, ahora parecía que la cosa iba un poco más forzada: sus amigos me hablaban, si, pero yo percibía que había más distanciamiento.
Lógico por otro lado teniendo en cuenta que "mi amigo" habrá contado la parte de la historia que le habrá interesado.
Aquella noche cenamos en un restaurante frente al río Liffey, un buffet libre que estaba bastante bien.
Me despedí de la pareja en pleno O'Connell St. con una sensación de alivio muy grande: se terminaba mi trabajo de guía turística que ellos no dudaron en exprimir.
Admito que la culpa fue mía por haberlo permitido.
"Mi amigo" sigue en sus trece de querer pasar de mí, pero no solo eso, sino que además ahora también son sus amigos.
Lo que me hace pensar que esta persona ha hablado con ellos y les contó la conversación que habíamos tenido esa misma mañana.
Es evidentemente que mi amigo se sintió tremendamente ofendido. Sin embargo, aun cuando ha pasado tiempo de esto no me desdigo en mis sensaciones: era más que obvio que mi amigo aprovechó que yo vivía en Irlanda para pasarse unas vacaciones a todo trapo.
Con total honestidad, él no le intesaba venir a verme.
Aquella tarde de domingo se notaba que la situación entre los 4 no iba bien, yo intenté mantener el tipo en todo momento les traté correctamente, pero se notaba que en ellos se había producido una ruptura.
Si antes todo fluia, ahora parecía que la cosa iba un poco más forzada: sus amigos me hablaban, si, pero yo percibía que había más distanciamiento.
Lógico por otro lado teniendo en cuenta que "mi amigo" habrá contado la parte de la historia que le habrá interesado.
Aquella noche cenamos en un restaurante frente al río Liffey, un buffet libre que estaba bastante bien.
Me despedí de la pareja en pleno O'Connell St. con una sensación de alivio muy grande: se terminaba mi trabajo de guía turística que ellos no dudaron en exprimir.
Admito que la culpa fue mía por haberlo permitido.
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lunes, 17 de febrero de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte V)...
De vuelta a casa, mi amigo y yo cogemos un taxi para regresar. Los demás regresan al hotel.
Durante el trayecto no hablamos demasiado. El único comentario que me hizo fue que necesitaba ir al cuarto de baño con urgencia porque su vejiga estaba a punto de estallar...
Cuando llegamos a la puerta de mi casa, él se baja mientras yo pago el taxi.
Al salir, lo veo fumándose un porro en la puerta y con una clara evidencia de querer orinar en la puerta... Le pido que por favor espere a que abra para que pueda entrar a la casa y subir al cuarto de baño.
A mí no me importa que una persona fume marihuana, pero en Irlanda son muy conservadores y las cosas son muy distintas. Además, que yo no vivía sola y podia tener problemas con mis compañeros de piso.
Mientras él está en el cuarto de baño, pienso que la situación está siendo tremendamente injusta: Mi amigo no se porta bien conmigo, casi no me hace caso, y yo tengo que hablar con los demás porque él pasa de mí.
Cuando regresa, le comento la situación. A él únicamente le quedaba un día, el domingo, antes de regresar a España.
Él me escucha, me pide disculpas y me dice que entiende perfectamente la situación. Admite que no se está portando bien, y que es lógico que me sienta una guía turística. Todo pareció arreglarse y aclararse.
Sin embargo, a la mañana siguiente, mientras desayunabamos y tras un comentario mío, él me asegura que no recuerda absolutamente nada de la charla de la noche anterior. Como si no la hubiéramos tenido!.
Ante mi sorpresa, él me aclara que anoche estaba demasiado borracho y que se acuerda del taxi, de las ganas de orinar en la puerta de mi casa... pero ni rastro de la conversación que tiene conmigo...
Yo, frustrada, vuelvo a decirle lo que le había dicho la noche antes. Sin embargo, su reacción fue bien distinta en esta ocasión: mostró incomodidad y no entendía porqué protestaba.
La situación se volvió tremendamente tensa, yo porque estaba furiosa por su actitud, y él porque se mostraba incómodo.
Aquella mañana, yo me aferré a la esperanza de que él recapacitara y cambiara su actitud hacia mí, una actitud distante, fría y pasota.
Contra todo pronóstico no fue así. Sus amigos lo llamaron por la mañana para quedar. Él se puso nervioso y empezó a meterme prisa para volver al centro de la ciudad cuanto antes.
Durante el trayecto en el autobus no me dirige la palabra y el aire se corta con un cuchillo. Asique mis esperanzas de que esta persona cambiara su actitud hacia mí se desvanecen...
Cuando quedamos con sus amigos, en el centro de Dublin, las cosas no son muy diferentes a como habían sido el día anterior.
Ya en este momento, me planteo seriamente en echarle de mi casa...
Durante el trayecto no hablamos demasiado. El único comentario que me hizo fue que necesitaba ir al cuarto de baño con urgencia porque su vejiga estaba a punto de estallar...
Cuando llegamos a la puerta de mi casa, él se baja mientras yo pago el taxi.
Al salir, lo veo fumándose un porro en la puerta y con una clara evidencia de querer orinar en la puerta... Le pido que por favor espere a que abra para que pueda entrar a la casa y subir al cuarto de baño.
A mí no me importa que una persona fume marihuana, pero en Irlanda son muy conservadores y las cosas son muy distintas. Además, que yo no vivía sola y podia tener problemas con mis compañeros de piso.
Mientras él está en el cuarto de baño, pienso que la situación está siendo tremendamente injusta: Mi amigo no se porta bien conmigo, casi no me hace caso, y yo tengo que hablar con los demás porque él pasa de mí.
Cuando regresa, le comento la situación. A él únicamente le quedaba un día, el domingo, antes de regresar a España.
Él me escucha, me pide disculpas y me dice que entiende perfectamente la situación. Admite que no se está portando bien, y que es lógico que me sienta una guía turística. Todo pareció arreglarse y aclararse.
Sin embargo, a la mañana siguiente, mientras desayunabamos y tras un comentario mío, él me asegura que no recuerda absolutamente nada de la charla de la noche anterior. Como si no la hubiéramos tenido!.
Ante mi sorpresa, él me aclara que anoche estaba demasiado borracho y que se acuerda del taxi, de las ganas de orinar en la puerta de mi casa... pero ni rastro de la conversación que tiene conmigo...
Yo, frustrada, vuelvo a decirle lo que le había dicho la noche antes. Sin embargo, su reacción fue bien distinta en esta ocasión: mostró incomodidad y no entendía porqué protestaba.
La situación se volvió tremendamente tensa, yo porque estaba furiosa por su actitud, y él porque se mostraba incómodo.
Aquella mañana, yo me aferré a la esperanza de que él recapacitara y cambiara su actitud hacia mí, una actitud distante, fría y pasota.
Contra todo pronóstico no fue así. Sus amigos lo llamaron por la mañana para quedar. Él se puso nervioso y empezó a meterme prisa para volver al centro de la ciudad cuanto antes.
Durante el trayecto en el autobus no me dirige la palabra y el aire se corta con un cuchillo. Asique mis esperanzas de que esta persona cambiara su actitud hacia mí se desvanecen...
Cuando quedamos con sus amigos, en el centro de Dublin, las cosas no son muy diferentes a como habían sido el día anterior.
Ya en este momento, me planteo seriamente en echarle de mi casa...
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martes, 4 de febrero de 2014
Dublin y yo soy gillipollas (Parte IV)...
El día que pasamos en la fábrica de cerveza Guinness no pudo ir peor.
Mi amigo pasaba literalmente de mí, se dedicaba a hablar con sus amigos. De vez en cuando se acordaba que yo andaba por allí y me hacía algun comentario...
Recorrimos toda la fábrica, y yo me dediqué a sacarles fotos a ellos tres, como si fuera una turista... Cuando llegamos a la cervecería de la planta de arriba, nos ofrecieron de regalo una buena pinta. Ellos no dejaban de sacarse fotos, de reir y pasárselo bien, mientras yo sentía que mi amigo me dejaba a un segundo plano.
Como no habíamos comido nada, yo bebí un poco de cerveza y ésta me sentó mal. Todo empezó a darme vueltas y yo me sentía un poco mareada y con un poco de dolor de cabeza.
Asique me siento a los pies de la barra, en el suelo, intentando reponerme.
He de decir que mi amigo no me preguntó ni tan siquiera cómo me encontraba, ni siquiera se acercó para ver cómo estaba, se limitó a seguir sacando fotos por la ventana y seguir charlando con sus amigos. Y eso si que me sentó mal. Si hubiera sido al revés, y yo le hubiera visto mal, yo me hubiera preocupado por él...
Cuando salimos de la fábrica, dirección al centro, parece que el frío que hace en la calle me espabila un poco y parece que me encuentro mejor.
Nos fuimos a cenar al centro. Durante la cena me toca en frente de mi amigo, y consigo charlar un poco con él. La cena fue animada y no lo pasé mal.
Los amigos de mi amigo me contaron cosas de sus vidas, parece que no todo era de color de rosa como me habían vendido en un principio...
A mí ellos me cayeron mejor que mi amigo, que no se comportó nada bien conmigo.
Pese a ello, el fin de semana acababa de empezar, y este "amigo" me tenía deparada alguna que otra sorpresita guardada aún...
Mi amigo pasaba literalmente de mí, se dedicaba a hablar con sus amigos. De vez en cuando se acordaba que yo andaba por allí y me hacía algun comentario...
Recorrimos toda la fábrica, y yo me dediqué a sacarles fotos a ellos tres, como si fuera una turista... Cuando llegamos a la cervecería de la planta de arriba, nos ofrecieron de regalo una buena pinta. Ellos no dejaban de sacarse fotos, de reir y pasárselo bien, mientras yo sentía que mi amigo me dejaba a un segundo plano.
Como no habíamos comido nada, yo bebí un poco de cerveza y ésta me sentó mal. Todo empezó a darme vueltas y yo me sentía un poco mareada y con un poco de dolor de cabeza.
Asique me siento a los pies de la barra, en el suelo, intentando reponerme.
He de decir que mi amigo no me preguntó ni tan siquiera cómo me encontraba, ni siquiera se acercó para ver cómo estaba, se limitó a seguir sacando fotos por la ventana y seguir charlando con sus amigos. Y eso si que me sentó mal. Si hubiera sido al revés, y yo le hubiera visto mal, yo me hubiera preocupado por él...
Cuando salimos de la fábrica, dirección al centro, parece que el frío que hace en la calle me espabila un poco y parece que me encuentro mejor.
Nos fuimos a cenar al centro. Durante la cena me toca en frente de mi amigo, y consigo charlar un poco con él. La cena fue animada y no lo pasé mal.
Los amigos de mi amigo me contaron cosas de sus vidas, parece que no todo era de color de rosa como me habían vendido en un principio...
A mí ellos me cayeron mejor que mi amigo, que no se comportó nada bien conmigo.
Pese a ello, el fin de semana acababa de empezar, y este "amigo" me tenía deparada alguna que otra sorpresita guardada aún...
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lunes, 27 de enero de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte III)...
Esa tarde de sábado, los amigos de mi amigo me pidieron que les llevara a la fábrica de Guinness.
Y eso fue lo que hice. Cogimos el autobus que sale de la Universidad, y en 5 minutos ya estábamos en la puerta de entrada a la fábrica.
El barrio donde se encuentra es un barrio típicamente obrero, que en sus inicios se encontraba a las afueras de la ciudad, pero que con el crecimiento de Dublin, terminó por engullir a la fábrica, que finalmente se ha quedado totalmente dentro de la capital.
La fábrica se mantiene como antaño, con sus paredes de ladrillo y su aspecto lúgubre. Dentro no solo está la fábrica de donde sale la Guinness, sino también el museo, la tienda y por supuesto, la cervecería. Ésta última se encuentra en la última planta.
Si decidís visitar la fábrica de la Guinness, no tendréis ningún problema en encontrarla, además que los dublineses se sienten tremendamente orgullosos de su bebida nacional y no dudarán en daros las indicaciones para que podais encontrarla, también notareis que una vez que estais por la zona vais a encontrar muchos carteles indicandoos cómo llegar hasta allí.
Actualmente, las hectareas que ocupa la fábrica es enorme, tened en cuenta que la mayor parte de la cerveza Guinness que se fabrica sale de allí.
Nada más paseis la puerta de entrada, tendréis que hacer una cola para pagar la entrada. Una vez hecho esto, pasaréis al museo.
No os preocupeis si no tenéis buen nivel de ingles, existe la opción de alquilar una autoguía en español.
Allí os explicarán cómo se hace la cerveza, y no solo con fotos, sino también podréis verlo en directo, aunque no os dejarán entrar a la fábrica.
Una vez realicéis todo el recorrido, la entrada os permite visitar la cervecería de la última planta y podréis tomar una buen pinta!.
Como esta cervecería se encuentra en lo alto de la fábrica y está hecha de cristal, tendréis unas vistas increíbles de toda la ciudad. Quizás sea uno de los edificios más altos de Dublin.
Si estáis en Dublin y dudais si visitar o no la fábrica de Guinness, desde mi modesto punto de vista os digo que es totalmente recomendable. Merece mucho la pena!. Además, que siempre podréis decir que habéis conocido a la auténtica joya de la corona irlandesa, su máximo orgullo: la cerveza Guinness!.
Y eso fue lo que hice. Cogimos el autobus que sale de la Universidad, y en 5 minutos ya estábamos en la puerta de entrada a la fábrica.
El barrio donde se encuentra es un barrio típicamente obrero, que en sus inicios se encontraba a las afueras de la ciudad, pero que con el crecimiento de Dublin, terminó por engullir a la fábrica, que finalmente se ha quedado totalmente dentro de la capital.
La fábrica se mantiene como antaño, con sus paredes de ladrillo y su aspecto lúgubre. Dentro no solo está la fábrica de donde sale la Guinness, sino también el museo, la tienda y por supuesto, la cervecería. Ésta última se encuentra en la última planta.
Si decidís visitar la fábrica de la Guinness, no tendréis ningún problema en encontrarla, además que los dublineses se sienten tremendamente orgullosos de su bebida nacional y no dudarán en daros las indicaciones para que podais encontrarla, también notareis que una vez que estais por la zona vais a encontrar muchos carteles indicandoos cómo llegar hasta allí.
Actualmente, las hectareas que ocupa la fábrica es enorme, tened en cuenta que la mayor parte de la cerveza Guinness que se fabrica sale de allí.
Nada más paseis la puerta de entrada, tendréis que hacer una cola para pagar la entrada. Una vez hecho esto, pasaréis al museo.
No os preocupeis si no tenéis buen nivel de ingles, existe la opción de alquilar una autoguía en español.
Allí os explicarán cómo se hace la cerveza, y no solo con fotos, sino también podréis verlo en directo, aunque no os dejarán entrar a la fábrica.
Una vez realicéis todo el recorrido, la entrada os permite visitar la cervecería de la última planta y podréis tomar una buen pinta!.
Como esta cervecería se encuentra en lo alto de la fábrica y está hecha de cristal, tendréis unas vistas increíbles de toda la ciudad. Quizás sea uno de los edificios más altos de Dublin.
Si estáis en Dublin y dudais si visitar o no la fábrica de Guinness, desde mi modesto punto de vista os digo que es totalmente recomendable. Merece mucho la pena!. Además, que siempre podréis decir que habéis conocido a la auténtica joya de la corona irlandesa, su máximo orgullo: la cerveza Guinness!.
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viernes, 24 de enero de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte II)...
Llegó el viernes por la noche, el día en que este chico y sus amigos llegaban a Dublin. Fui a recogerlos al aeropuerto después del trabajo.
El recibimiento fue cordial y cercano. Saludé a sus amigos, que en seguida me cayeron muy bien.
Cogimos el autobus al centro de la ciudad. Desde allí, dejaron las maletas en el hotel que habían pillado, y nos marchamos a tomar unas buenas Guinness en un bar típico irlandés.
Estuvimos hablando largo y tendido de todo. Yo les trataba como si les conociera de toda la vida.
Cuando llega la hora de cerrar el bar, decidimos que es tarde y que mejor nos vamos a dormir.
Mientras sus amigos se marcharon al hotel, nosotros nos fuimos a mi casa en autobus. Hablamos largo y tendido de todo, de cómo estaban las cosas en España, de como me iban las cosas en Irlanda.
Aquella noche, pese a que dormimos en la misma cama, no pasó nada. Yo tampoco lo hubiera permitido, simplemente, no me apetecía.
A la mañana siguiente desayunamos juntos. Él prepara las tostadas mientras hablaba animosamente con mi compañera de piso Juyeon.
Todo iba bien, hasta que sus amigos a eso de la 1 de la tarde, le envían un mensaje diciéndole que fuésemos al centro de la ciudad para ir a dar un paseo.
Aunque al principio habíamos sido nosotros quienes habíamos planificado cómo pasar el fin de semana, son ahora los amigos los que deciden que hacer y qué no. Y no me sentó nada bien. Pero no dije nada, a la espera de lo que sucedía.
Nos marchamos en autobus de vuelta a Dublin porque habíamos quedado con sus amigos en el Spire. Cuando llegamos ellos ya estaban allí.
A partir de este mismo momento, mi amigo cambia totalmente de actitud. Se muestra distante conmigo, y parece que pasa un poco de mí.
Se dedica a hablar con sus amigos mientras que a mí me tiene en un segundo plano. Yo hablo con sus amigos, indistintamente, pero noto la lejanía de él hacia mí.
Además de esta incomodidad que nunca comprendí, había que sumarle que tanto él como sus amigos, habían cargado en mí la responsabilidad de hacer de guía turístico.
"A ver, donde podemos ir?", "por qué no nos llevas a la fábrica de Guinness?", "Y por qué no visitamos tal sitio?"... estas fueron las preguntas más comunes que escuché.
Cosa que no me molestó en absoluto, dado que entiendo que si han venido a Irlanda es para conocer, pero no comprendía porque si habíamos planeado el fin de semana mi amigo y yo, yo tenía que estar haciendo un papel de guía turístico, y además, notar su distanciamiento.
El recibimiento fue cordial y cercano. Saludé a sus amigos, que en seguida me cayeron muy bien.
Cogimos el autobus al centro de la ciudad. Desde allí, dejaron las maletas en el hotel que habían pillado, y nos marchamos a tomar unas buenas Guinness en un bar típico irlandés.
Estuvimos hablando largo y tendido de todo. Yo les trataba como si les conociera de toda la vida.
Cuando llega la hora de cerrar el bar, decidimos que es tarde y que mejor nos vamos a dormir.
Mientras sus amigos se marcharon al hotel, nosotros nos fuimos a mi casa en autobus. Hablamos largo y tendido de todo, de cómo estaban las cosas en España, de como me iban las cosas en Irlanda.
Aquella noche, pese a que dormimos en la misma cama, no pasó nada. Yo tampoco lo hubiera permitido, simplemente, no me apetecía.
A la mañana siguiente desayunamos juntos. Él prepara las tostadas mientras hablaba animosamente con mi compañera de piso Juyeon.
Todo iba bien, hasta que sus amigos a eso de la 1 de la tarde, le envían un mensaje diciéndole que fuésemos al centro de la ciudad para ir a dar un paseo.
Aunque al principio habíamos sido nosotros quienes habíamos planificado cómo pasar el fin de semana, son ahora los amigos los que deciden que hacer y qué no. Y no me sentó nada bien. Pero no dije nada, a la espera de lo que sucedía.
Nos marchamos en autobus de vuelta a Dublin porque habíamos quedado con sus amigos en el Spire. Cuando llegamos ellos ya estaban allí.
A partir de este mismo momento, mi amigo cambia totalmente de actitud. Se muestra distante conmigo, y parece que pasa un poco de mí.
Se dedica a hablar con sus amigos mientras que a mí me tiene en un segundo plano. Yo hablo con sus amigos, indistintamente, pero noto la lejanía de él hacia mí.
Además de esta incomodidad que nunca comprendí, había que sumarle que tanto él como sus amigos, habían cargado en mí la responsabilidad de hacer de guía turístico.
"A ver, donde podemos ir?", "por qué no nos llevas a la fábrica de Guinness?", "Y por qué no visitamos tal sitio?"... estas fueron las preguntas más comunes que escuché.
Cosa que no me molestó en absoluto, dado que entiendo que si han venido a Irlanda es para conocer, pero no comprendía porque si habíamos planeado el fin de semana mi amigo y yo, yo tenía que estar haciendo un papel de guía turístico, y además, notar su distanciamiento.
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miércoles, 22 de enero de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte I)
Existen situaciones en la vida, en las que uno se siente verdaderamente gilipollas.
Me ha pasado en muchas ocasiones en la vida, y Dublin no sería me excepción.
Por aquel entonces, yo hacía poco tiempo que había conocido a una persona en España, no éramos pareja ni nada, pero hablábamos muy a menudo y en principio, parecía que la cosa cuajaba.
Todas las mañanas, antes de marcharme a clase, nos conectábamos al Skype y chateabamos un rato. Nada transcendente.
Un día me dice que se viene a Dublin a visitarme, que le apetece mucho verme y pasar unos días conmigo. "Genial!", pensé yo.
Él sacó los billetes para venir un fin de semana, y a medida que pasaba el tiempo, yo tenía más ganas de verle.
Todo parecía estupendo: él iba a venir unos días a mi casa e íbamos a pasear un poco por la ciudad.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, me envía un email, una semana antes, para decirme que si, que si que viene, pero que no viene solo, sino que 2 amigos vendrán con él.
Evidentemente no pueden quedarse en mi casa, ya que no había espacio suficiente para tanta gente, asique sus amigos reservan una habitación en un hotel del centro.
A mí esta situación no me gusto mucho, porque en un principio lo que iba a ser un viaje para visitarme, se convertiría en un viaje de turisteo, y a mí me tocaría el papel de guía... Y eso no me gustaba, pero antes de adelantarme a la situación, y de quejarme, decidí ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
A medida que se acercaban los días, él mostraba más entusiasmo por venir a verme, y eso, aunque a mí me llenaba de ilusión, también era igual de cierto que comenzaba a darme cierto miedo la presencia de sus amigos en el medio.
Yo a sus amigos no los conocía, nunca los había visto, y no sabía porqué, pero la situación empezó a darme muy mala espina...
Me ha pasado en muchas ocasiones en la vida, y Dublin no sería me excepción.
Por aquel entonces, yo hacía poco tiempo que había conocido a una persona en España, no éramos pareja ni nada, pero hablábamos muy a menudo y en principio, parecía que la cosa cuajaba.
Todas las mañanas, antes de marcharme a clase, nos conectábamos al Skype y chateabamos un rato. Nada transcendente.
Un día me dice que se viene a Dublin a visitarme, que le apetece mucho verme y pasar unos días conmigo. "Genial!", pensé yo.
Él sacó los billetes para venir un fin de semana, y a medida que pasaba el tiempo, yo tenía más ganas de verle.
Todo parecía estupendo: él iba a venir unos días a mi casa e íbamos a pasear un poco por la ciudad.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, me envía un email, una semana antes, para decirme que si, que si que viene, pero que no viene solo, sino que 2 amigos vendrán con él.
Evidentemente no pueden quedarse en mi casa, ya que no había espacio suficiente para tanta gente, asique sus amigos reservan una habitación en un hotel del centro.
A mí esta situación no me gusto mucho, porque en un principio lo que iba a ser un viaje para visitarme, se convertiría en un viaje de turisteo, y a mí me tocaría el papel de guía... Y eso no me gustaba, pero antes de adelantarme a la situación, y de quejarme, decidí ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
A medida que se acercaban los días, él mostraba más entusiasmo por venir a verme, y eso, aunque a mí me llenaba de ilusión, también era igual de cierto que comenzaba a darme cierto miedo la presencia de sus amigos en el medio.
Yo a sus amigos no los conocía, nunca los había visto, y no sabía porqué, pero la situación empezó a darme muy mala espina...
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miércoles, 15 de enero de 2014
Dublin y mi madre se despide...
El fin de semana que mi madre vino a visitarme se me hizo realmente corto, cuando quise darme cuenta, ella tenía que regresar a casa.
No hablamos demasiado sobre mis dudas de si regresar o no a España, dada la situación económica. Creo que preferí no asustarla, porque el solo hecho de tener que plantearle el problema la hubiera agobiado...
Pero yo seguía sin tener claro si mi regreso sería efectivo o no. O más bien, si después de un tiempo de estar en España querría volver, al ver que no encontraría trabajo. Tenía dudas, muchas dudas...
Aquí, con el tiempo y una vez dominado el idioma, tendría acceso a un empleo, seguramente mal pagado, pero un empleo al fin y al cabo. Sin embargo estaba sola, en un país acogedor, pero triste y lluvioso...
En España no tenía seguro mi futuro laboral... Me llegaban noticias horribles de lo que estaba sucediendo allí, y yo no dejaba de agobiarme y de pensar sobre ello. Sin embargo, tenía a mi familia, un apoyo realmente importante en los malos momentos...
Aquella tarde, en la que mi madre tenía que regresar, la acompañé hasta el aeropuerto, durante el trayecto me dice que se lo ha pasado muy bien y que está muy contenta de haberme visto.
Ya en el aeropuerto le doy un gran abrazo, y como si no quisiera despedirme de ella, le digo que nos veremos dentro de un mes, cuando yo regrese a España.
Ella se marchó, y yo me quedé detrás del cristal de la zona de control de pasaportes observándola. Allí veo como se aleja, y fue precisamente en ese momento cuando pude ver una parte de mi futuro: me vi a mí misma cargando las maletas en el aeropuerto y pasando el control de pasaportes.
Me vi a mí misma en ese mismo lugar, regresando a España en escasamente un mes...
El tiempo pasaba volando, asique no me quedaba otra que aprovechar mi estancia en Dublin!.
No hablamos demasiado sobre mis dudas de si regresar o no a España, dada la situación económica. Creo que preferí no asustarla, porque el solo hecho de tener que plantearle el problema la hubiera agobiado...
Pero yo seguía sin tener claro si mi regreso sería efectivo o no. O más bien, si después de un tiempo de estar en España querría volver, al ver que no encontraría trabajo. Tenía dudas, muchas dudas...
Aquí, con el tiempo y una vez dominado el idioma, tendría acceso a un empleo, seguramente mal pagado, pero un empleo al fin y al cabo. Sin embargo estaba sola, en un país acogedor, pero triste y lluvioso...
En España no tenía seguro mi futuro laboral... Me llegaban noticias horribles de lo que estaba sucediendo allí, y yo no dejaba de agobiarme y de pensar sobre ello. Sin embargo, tenía a mi familia, un apoyo realmente importante en los malos momentos...
Aquella tarde, en la que mi madre tenía que regresar, la acompañé hasta el aeropuerto, durante el trayecto me dice que se lo ha pasado muy bien y que está muy contenta de haberme visto.
Ya en el aeropuerto le doy un gran abrazo, y como si no quisiera despedirme de ella, le digo que nos veremos dentro de un mes, cuando yo regrese a España.
Ella se marchó, y yo me quedé detrás del cristal de la zona de control de pasaportes observándola. Allí veo como se aleja, y fue precisamente en ese momento cuando pude ver una parte de mi futuro: me vi a mí misma cargando las maletas en el aeropuerto y pasando el control de pasaportes.
Me vi a mí misma en ese mismo lugar, regresando a España en escasamente un mes...
El tiempo pasaba volando, asique no me quedaba otra que aprovechar mi estancia en Dublin!.
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miércoles, 8 de enero de 2014
Dublin y mi madre viene a visitarme...
El mismo fin de semana que Jose se presentó en Dublin, mi madre también apareció.
Llegó un viernes por la tarde - noche.
Yo por la mañana, y a sabiendas de cómo son las madres, antes de marcharme a clase madrugué para limpiar a fondo el cuarto de baño... No quería sorpresas desagradables.
Mis compañeros de piso se reían de mis visitas!, ya que en poco tiempo vino mucha gente a verme...
Tuve que recoger a mi madre en el aeropuerto, y como no pudo ser de otra manera, llegué un poco tarde... por suerte, mi madre está acostumbrada...
Verla fue una grata sorpresa, después de tanto tiempo podia abrazarla!. Ella ya había estado en el país años atrás, asique conocía muy bien la ciudad... Durante el trayecto me pone al día de las últimas novedades que habían acontecido en España.
Llegamos a casa, y ella estaba tan cansada que se echo en la cama a descansar un poco. Después, nos fuimos al centro de Dublin, y allí quedamos con Jose para tomar unas cañas!.
Los cuatro nos lo pasamos genial!, como si no hubiera pasado el tiempo, como si no estuviéramos en Dublin, como si yo no me hubiera ido de España...
Recorrimos varios bares, comimos un poco y disfrutamos de una velada muy agradable de risas.
Jose se había cogido un hotel en el centro, asique llegada una hora prudencial nos marchamos. Él no tuvo problemas para regresar, pero mi madre y yo teníamos un problema: el transporte publico.
A partir de determinada hora no funciona, y el que funciona pasa cada mucho tiempo.
Compramos unos tickets para el autobus nocturno, ya que el billete normal no sirve. Es necesario acercarse a las tiendas de souvenirs para hacerse con uno de ellos. Pensad que el importe de un viaje sencillo está en torno a unos 4 euros aproximadamente, excesivamente caro para el servicio que dan...
Mi madre y yo tuvimos que esperar un buen rato en la parade hasta que el autobus apareció.
Durante el trayecto, a mi madre le hace efecto la cerveza, y empieza a sentir unas ganas irrefrenables de orinar... Me pregunta todo el tiempo cuanto tiempo falta para llegar, le digo que no mucho... Cuando nos bajamos en la parada ella ya no podia más y todavía quedaba un buen trecho para andar, y mi madre siente que no llega... que o cogemos un taxi u orina en la calle...
Asique le dije que caminásemos dirección a mi casa y que estemos atentas a un taxi. Por suerte no tuvimos que esperar mucho...
Mi casa no estaba muy lejos, a unos 5 minutos en coche, pero mi madre ya no puede más!, asique cuando el taxi para en la puerta de mi casa, ella se baja corriendo, yo me quedo pagándole al taxista, y nada más abro la puerta de mi casa, ella sube corriendo las escaleras dirección el cuarto de baño.
Debía estar a punto de estallar, porque subió varias veces al cuarto de baño aquella noche... Si que es fuerte la Guinness!!.
Llegó un viernes por la tarde - noche.
Yo por la mañana, y a sabiendas de cómo son las madres, antes de marcharme a clase madrugué para limpiar a fondo el cuarto de baño... No quería sorpresas desagradables.
Mis compañeros de piso se reían de mis visitas!, ya que en poco tiempo vino mucha gente a verme...
Tuve que recoger a mi madre en el aeropuerto, y como no pudo ser de otra manera, llegué un poco tarde... por suerte, mi madre está acostumbrada...
Verla fue una grata sorpresa, después de tanto tiempo podia abrazarla!. Ella ya había estado en el país años atrás, asique conocía muy bien la ciudad... Durante el trayecto me pone al día de las últimas novedades que habían acontecido en España.
Llegamos a casa, y ella estaba tan cansada que se echo en la cama a descansar un poco. Después, nos fuimos al centro de Dublin, y allí quedamos con Jose para tomar unas cañas!.
Los cuatro nos lo pasamos genial!, como si no hubiera pasado el tiempo, como si no estuviéramos en Dublin, como si yo no me hubiera ido de España...
Recorrimos varios bares, comimos un poco y disfrutamos de una velada muy agradable de risas.
Jose se había cogido un hotel en el centro, asique llegada una hora prudencial nos marchamos. Él no tuvo problemas para regresar, pero mi madre y yo teníamos un problema: el transporte publico.
A partir de determinada hora no funciona, y el que funciona pasa cada mucho tiempo.
Compramos unos tickets para el autobus nocturno, ya que el billete normal no sirve. Es necesario acercarse a las tiendas de souvenirs para hacerse con uno de ellos. Pensad que el importe de un viaje sencillo está en torno a unos 4 euros aproximadamente, excesivamente caro para el servicio que dan...
Mi madre y yo tuvimos que esperar un buen rato en la parade hasta que el autobus apareció.
Durante el trayecto, a mi madre le hace efecto la cerveza, y empieza a sentir unas ganas irrefrenables de orinar... Me pregunta todo el tiempo cuanto tiempo falta para llegar, le digo que no mucho... Cuando nos bajamos en la parada ella ya no podia más y todavía quedaba un buen trecho para andar, y mi madre siente que no llega... que o cogemos un taxi u orina en la calle...
Asique le dije que caminásemos dirección a mi casa y que estemos atentas a un taxi. Por suerte no tuvimos que esperar mucho...
Mi casa no estaba muy lejos, a unos 5 minutos en coche, pero mi madre ya no puede más!, asique cuando el taxi para en la puerta de mi casa, ella se baja corriendo, yo me quedo pagándole al taxista, y nada más abro la puerta de mi casa, ella sube corriendo las escaleras dirección el cuarto de baño.
Debía estar a punto de estallar, porque subió varias veces al cuarto de baño aquella noche... Si que es fuerte la Guinness!!.
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