Llegó el viernes por la noche, el día en que este chico y sus amigos llegaban a Dublin. Fui a recogerlos al aeropuerto después del trabajo.
El recibimiento fue cordial y cercano. Saludé a sus amigos, que en seguida me cayeron muy bien.
Cogimos el autobus al centro de la ciudad. Desde allí, dejaron las maletas en el hotel que habían pillado, y nos marchamos a tomar unas buenas Guinness en un bar típico irlandés.
Estuvimos hablando largo y tendido de todo. Yo les trataba como si les conociera de toda la vida.
Cuando llega la hora de cerrar el bar, decidimos que es tarde y que mejor nos vamos a dormir.
Mientras sus amigos se marcharon al hotel, nosotros nos fuimos a mi casa en autobus. Hablamos largo y tendido de todo, de cómo estaban las cosas en España, de como me iban las cosas en Irlanda.
Aquella noche, pese a que dormimos en la misma cama, no pasó nada. Yo tampoco lo hubiera permitido, simplemente, no me apetecía.
A la mañana siguiente desayunamos juntos. Él prepara las tostadas mientras hablaba animosamente con mi compañera de piso Juyeon.
Todo iba bien, hasta que sus amigos a eso de la 1 de la tarde, le envían un mensaje diciéndole que fuésemos al centro de la ciudad para ir a dar un paseo.
Aunque al principio habíamos sido nosotros quienes habíamos planificado cómo pasar el fin de semana, son ahora los amigos los que deciden que hacer y qué no. Y no me sentó nada bien. Pero no dije nada, a la espera de lo que sucedía.
Nos marchamos en autobus de vuelta a Dublin porque habíamos quedado con sus amigos en el Spire. Cuando llegamos ellos ya estaban allí.
A partir de este mismo momento, mi amigo cambia totalmente de actitud. Se muestra distante conmigo, y parece que pasa un poco de mí.
Se dedica a hablar con sus amigos mientras que a mí me tiene en un segundo plano. Yo hablo con sus amigos, indistintamente, pero noto la lejanía de él hacia mí.
Además de esta incomodidad que nunca comprendí, había que sumarle que tanto él como sus amigos, habían cargado en mí la responsabilidad de hacer de guía turístico.
"A ver, donde podemos ir?", "por qué no nos llevas a la fábrica de Guinness?", "Y por qué no visitamos tal sitio?"... estas fueron las preguntas más comunes que escuché.
Cosa que no me molestó en absoluto, dado que entiendo que si han venido a Irlanda es para conocer, pero no comprendía porque si habíamos planeado el fin de semana mi amigo y yo, yo tenía que estar haciendo un papel de guía turístico, y además, notar su distanciamiento.
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