La vuelta a casa fue un poco distinta al día anterior.
El tema con "mi amigo" iba cada vez peor. Se notaba que entre nosotros había mucha tensión. Yo tenía un enfado tremendo que no me tenía en pie. Si llevo a saber que este iba a ser el fin de semana que me esperaba con él, desde luego le hubiera dicho que no viniese a visitarme.
Me doy cuenta, una vez se han pasado aquellos días, que mi amigo, evidentemente, no venía de visita. Venía de turismo. No le importaba lo más mínimo saber cómo estaba y cómo me iban las cosas en Irlanda. Su principal objetivo había sido pasárselo bien a costa de tener hotel gratis y guía turística a su disposición. Y su actitud hacia mí le delató. Yo no tardé mucho en darme cuenta del morro tan grande que le había echado...
De camino a casa él se mete en la boca del lobo y me dice que no entiende porqué yo estoy enfadada con él. Yo no tenía ganas de seguir hablando del tema, ya lo había hecho aquella misma mañana con nulos resultados. Lo único que yo quería era que al día siguiente se fuera de mi casa...
Si me agradeció, pese a mi enfado, que yo tratara bien a sus amigos. Que apenas se había notado que o estaba disgustada con él.
A mí sorprendió esta afirmación, porque pese a que él sabía que yo no estbaa a gusto, siguió con su actitud de ignorarme y pasar de mí durante todo el día.
Nos fuimos a dormir, por supuesto de muy mal rollo, como no podía ser de otra manera.
Por la mañana el desayuno no pudo ser más tenso. No abrimos la boca ninguno de los dos. Él aprovechó para llamar a la oficina (era lunes por la mañana) y decir que no iba a ir a trabajar porque se encontraba enfermo...
Nos fuimos juntos al centro sin dirigirnos la palabra. Él tuvo el detalle de acompañarme hasta la puerta de la academia de inglés. Allí nos despedimos de manera muy fría.
Yo le desee que tuviera buen viaje (su avión salía a primera hora de la tarde) y él me deseó que estuviera a gusto en Dublin.
Con un casto beso en la mejilla nos despedimos en la puerta de la academia. Él se marchó.
Yo subo las escaleras a la planta superior, y entro al cuarto de baño. Allí, y después de la tensión de tantos días, rompo a llorar de rabia.
Después de semanas de esperar la visita de mi amigo, ésta no solo fue espantosa, sino que además terminó siendo un auténtico desastre!.
En aquel mismo instante me sentí utilizada por todos!. Qué rabia que sentí!.
Es cierto que, ahora que ha pasado el tiempo, veo que el tema no fue para tanto, y seguramente hubiera llevado la situación de otra manera.
Pero es igualmente cierto que, cuando uno está solo y fuera de casa, los problemas y dificultades se viven de manera mucho más intensa y desproporcionada...
A mí me pasó con este amigo que vino a visitarme. Pero si os pilla una situación "baja de autoestima" todo lo que os suceda os dolerá mucho más... Estaréis más sensibles, más suceptibles... tal y como me pasó a mí...
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