El medio de transporte por excelencia en Venecia es el vaporetto. Funcionan exactamente igual que las líneas de autobuses, recorriendo el Gran Canal y las zonas circundantes. Encontraréis información sobre las diferentes líneas en las paradas, muy bien señalizadas.
El único inconveniente es el precio. Es excesivamente caro. Un billete válido únicamente para 1 hora cuesta 6,5 euros... Existen bonos también, pero su precio no baja de los 20 euros.
Pero no os asustéis. El primer día, a mi llegada, yo compré un billete, de lo contrario no podía pasar por los torniquetes. Pero después me dí cuenta que no todas las paradas tienen torniquetes, sobre todo, aquellas alejadas de los puntos turísticos. En muchas ocasiones, tan solo tenía que caminar unos 100 metros hasta encontrar una parada de vaporetto, y en la mayoría de los casos no había ningun control a la hora de subir... Yo solo compré un billete de una hora, y estuve en Venecia 2 días... Asique, ya sabéis...
Evidentemente, es interesante conocer los lugares más emblemáticos de la ciudad: como la Plaza de San Marcos, Santa María della Salute, el Puente de Rialto... Pero una vez los hayáis visitado, es interesante dejarse llevar por la ciudad. Me explico. Dejarse perde por las calles de Venecia.
Si nos alejamos de las zonas típicamente turísticas, podremos conocer a la auténtica Venecia: tétrica, solitaria, vieja... pero de una enorme belleza que hace daño!. Es la Venecia menos turística, la menos conocida... Aquí os dejo una pequeña muestra:
Y por supuesto, la parte mas conocida...
El Gran Canal...
Llegada la noche, cogí el autobús de vuelta al hotel, muy cansada después de haber estado todo el día pateando las calles, cruzando canales, subiendo y bajando de los vaporettos... pero muy contenta de haber llegado hasta aquí...
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