lunes, 1 de julio de 2013

Dublin y Owen...

Owen fue el último en incorporarse a la casa. Lo hizo unos 2 meses después de que yo llegara.
Con cara de chico bueno nos conquistó a todos de inmediato!.

Trabajaba en una empresa cerca de nuestra casa, era administrativo, aunque nunca supimos exactamente qué era lo que hacía...
Cuando contactó con nosotros, nos dejó claro que estaba buscando una habitación en la zona porque quería ir a trabajar andando, y no quería utilizar el coche, el cual siempre dejaba aparcado en la puerta.
Buscaba una habitación pequeña, que no le costase mucho dinero, asique de inmediato se decidió por la habitación más pequeña de la casa, la única que quedaba libre en la planta de arriba.

Era un chico con un trato afable, educado, amable. Tenía mucho sentido del humor, y nos ayudó a todos nosotros a mejorar nuestro nivel de ingles, al ser el único de la casa irlandés.
Su novia Aoife (Eva en irlandés) era un auténtico encanto. Solía venir a nuestra casa algunas veces y con ella he conversado en muchas ocasiones.

Owen nunca estaba los fines de semana. Siempre se marchaba a casa de su novia. Se iba los viernes por la tarde y no regresaba hasta el domingo por la noche.
No era nada raro que pusiera la lavadora poco antes de marcharse el viernes, y no tendiese la ropa hasta el domingo... Jajaja.

Mi carta de presentación con él no pudo ser más embarazosa, incómoda y por supuesto inolvidable. Cuando Owen llevaba una semana en casa, apenas yo había coincidido con él. Pero una noche cenamos juntos viendo la television en el salón y empezamos a charlar tranquilamente.

Aquella noche, Peter se presentó con su amiga la polaca, a la que no dudó llevarse a su habitación, la cual, estaba justo encima del salón. O lo que es lo mismo: justo encima de nuestras cabezas...
Al poco rato, mientras Owen y yo hablábamos, comenzamos a escuchar en el techo los golpes de la cama contra la pared... Una situación incómoda para dos personas que apenas se conocen...
Increíblemente, los dos hicimos de cuenta que no escuchábamos nada, aunque estoy segura que en el fondo Owen estaba oyendo lo mismo que yo...
Yo no dejaba de hablar, para cortar la situación tan tremendamente incómoda para mí. Owen hacía lo mismo, y creo recordar que subimos un poco el volumen de la televisión...

Yo no veía la hora que Peter terminase con lo suyo porque se me habían acabado los temas de conversación con Owen. Salimos airosos los dos de nuestra primera cena, con sexo de por medio, sin mayores problemas!.

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