jueves, 18 de julio de 2013

Dublin y la gripe A...

En 2009 saltó la alarma de una epidemia mundial de gripe: una nueva cepa, más resistente y virulenta, se presentó como una amenaza que no tardó en expandirse como la pólvora.
No solo colapsó los centros de salud, sino que también invadió los medios de comunicación, las charlas entre vecinos, los tablones de información de colegios, puestos de trabajo...

Pasó a llamarse gripe A. Una de las más peligrosas que se conocían hasta entonces.
En España había una auténtica psicosis, y no era para menos: varias personas fallecieron a causa de esta enfermedad.
El caso más trágico fue el de una mujer embarazada y su bebé. A mí me llegó la noticia cuando ya estaba viviendo en Dublin. Honestablemente, fue muy lamentable.

En Irlanda, la situación de histeria no era menor. En mi escuela de ingles, habían pegado carteles en los pasillos, en las puertas de los cuartos de baño, en las aulas... con información de cómo teníamos que lavarnos las manos, abrir las puertas, evitar todo tipo de contacto con una persona sospechosa de tener la enfermedad...

Yo no sé si fui insconsciente, pero la verdad, no estaba asustada, y tenía la sensación que la gripe A no era peor que otras gripes de años anteriores.
Yo tenía la percepción que todo estaba siendo una explosión mediática, como ya había pasado anteriormente con otras noticias, y que si bien era una gripe peligrosa, no podia compararse con la epidemia de peste en Europa siglos atrás.
Esto era lo que yo pensaba, hasta que...

Recibí una llamada de mi madre por el Skype, después de una semana sin tener noticias de ella, no la veo con buena cara. La veo apagada y desanimada. Le pregunto qué le pasa.
Entre toses, congestion nasal y dolor de cabeza, me dice que tiene la gripe A. En ese mismo instante, se me borró de la cabeza la idea de que la epidemia de gripe A era una explosión mediática, para pasar a convertirse en una realidad. Dejó de ser una noticia en el telediario para transformarse en algo palpable de cerca. Algo que me tocaba a mí de primera mano...
Me invadió un miedo horrible y un "no saber qué hacer".

Me explicó que tenía mucha fiebre y dolor de cabeza, y se fue al medico. Nada más comentar sus síntomas, se active un protocol de gripe, en la que mi madre es aislada en una sala y el personal que la atiende lo hace con guantes y mascarillas.
La pobre se sintió como una apestada...

Le dijeron que efectivamente tenía gripe A, aunque ella tenía suerte, porque no era grupo de riesgo y tampoco la enfermedad la había atacado de manera muy virulenta.
Ella se sentía cansada, pero estaba bien.

Aún así, yo estaba preocupada, sentía que estaba lejos de casa y que si mi madre necesitaba alguien que la atendiese, yo no estaba allí para poder ayudarla.
Ella estaba viviendo sola, y si se encontraba verdaderamente mal, quién iba a socorrerla?.
Por suerte, con los días, la enfermedad perdió fuerza e intensidad. Mi madre empezó a sentirse cada vez mejor.

Por mi parte, a medida que veía que mi madre iba mejorando yo me iba relajando, y empecé a pensar que la gripe A no era un juego de niños...

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