martes, 30 de julio de 2013

Dublin y la llamada...

Otra situación "yo no estaba allí", aunque si hubiera estado, tampoco hubiera podido hacer nada.

Una tarde recibo una llamada de mi madre. Está llorando desconsoladamente. El motivo?, un nuevo ataque de artrosis en las manos.
Ella sufre de artrosis desde hace años, es una enfermedad congénita. Mi abuela también la tiene.

En la actualidad no existe ninguna cura para la enfermedad, simplemente existen paliativos, aunque en la práctica no hacen mucho...

En regla general, a mi madre no le molesta demasiado, pero a veces tiene episodios en que el dolor se hace insoportable, ya que la enfermedad le está deformando los dedos de las manos. Cuando se termina el ataque pasados unos días, los dedos se le quedan doblados.

El problema de su enfermedad, es que como le ataca las manos, no puede trabajar. Y si mi madre no trabaja, no cobra. Así de duro.

Ver llorar a mi madre de desesperación por no poder trabajar y por el dolor, no es fácil de digerir, y más aun cuando estás fuera de casa... Cómo me hubiera gustado estar en España en aquel momento para poder darle un abrazo enorme!.

lunes, 22 de julio de 2013

Dublin y la investigación policial casera...

Después que mi madre se recuperó de la gripe, no tardó en llegar otro palo. Otra situación en la que "yo no estaba allí"... Y estoy segura que de haber estado, no hubiera sucedido.


Breve descripción de la situación: Por aquel entonces, hacía unos 12 ó 13 años que vivíamos en la misma casa. Conocíamos a los vecinos, al portero... a la perfección, y es que 12 años dan para mucho!.

Una tarde recibo una llamada de mi madre. Quiere que me conecte urgente al Skype, necesita hablar conmigo. Y así lo hago.
Entre llantos, me dice que han entrado a robar en casa!. Evidentemente, lo primero que le pregunté era si le habían hecho algo, si ella se encontraba bien.
Me respondió que cuando entraron, ella no estaba en la casa. Eso me tranquilizó.

Me indica, entre sollozos, que le han robado dinero. No mucho, pero se lo han robado.
Otra breve descripción de la situación: solo se llevaron dinero, la puerta no estaba forzada y el piso se encuentra en una quinta planta de difícil acceso desde la calle.
Pronto me percato que nadie hubiera subido a una quinta planta para robar 80 €... Nadie se la juega por esa cantidad. Además, el dinero desapareció por la mañana, por lo que cualquiera podía haber visto al ladrón subir por la terraza...

Como era lógico, sospeché que, quizás, mi madre se lo hubiera gastado y no se acordaba. Pero ella me juraba y me perjuraba que no, que el dinero estaba guardado donde siempre.

Si la puerta no estaba forzada, y nadie había subido por la terraza, era evidente que quien había entrado tenía la llave... El círculo se cerraba.
Sólo tres personas teníamos la llave de la casa: mi madre, el portero y yo.
Asique todas las sospechas recayeron sobre él.

Me costaba pensar que, mi portero, aquel hombre que conocía desde hacía más de 12 años, pudiera hacer una cosa así.
Para colmo de males, teniendo en cuenta donde estaba el dinero guardado, era evidente que había estado revisando toda la casa, por lo que sabía perfectamente donde mi madre lo guardaba.
Esto produjo en mi madre una sensación de violación. Como que su casa, su lugar privado, había sido ultrajado.
Por eso mismo, ella se sentía sucia, y le daba asco tocar cualquier mueble, puerta, sanitario... de la casa, pensando que esta persona hubiera estado por allí.

Esa misma tarde mi madre cambió la cerradura, y al portero no le daba ni las gracias.
Yo seguía sin poder creerme la situación. Intenté tranquilizarla, diciéndole que seguramente se hubiera gastado el dinero y no se acordaba.
La cosa quedó así, nunca pudimos demostrarlo. Sin embargo, meses después, descubrimos otra falta en la casa que hizo que se dispararan las alarmas y con ella, nuestras peores sospechas...

jueves, 18 de julio de 2013

Dublin y la gripe A...

En 2009 saltó la alarma de una epidemia mundial de gripe: una nueva cepa, más resistente y virulenta, se presentó como una amenaza que no tardó en expandirse como la pólvora.
No solo colapsó los centros de salud, sino que también invadió los medios de comunicación, las charlas entre vecinos, los tablones de información de colegios, puestos de trabajo...

Pasó a llamarse gripe A. Una de las más peligrosas que se conocían hasta entonces.
En España había una auténtica psicosis, y no era para menos: varias personas fallecieron a causa de esta enfermedad.
El caso más trágico fue el de una mujer embarazada y su bebé. A mí me llegó la noticia cuando ya estaba viviendo en Dublin. Honestablemente, fue muy lamentable.

En Irlanda, la situación de histeria no era menor. En mi escuela de ingles, habían pegado carteles en los pasillos, en las puertas de los cuartos de baño, en las aulas... con información de cómo teníamos que lavarnos las manos, abrir las puertas, evitar todo tipo de contacto con una persona sospechosa de tener la enfermedad...

Yo no sé si fui insconsciente, pero la verdad, no estaba asustada, y tenía la sensación que la gripe A no era peor que otras gripes de años anteriores.
Yo tenía la percepción que todo estaba siendo una explosión mediática, como ya había pasado anteriormente con otras noticias, y que si bien era una gripe peligrosa, no podia compararse con la epidemia de peste en Europa siglos atrás.
Esto era lo que yo pensaba, hasta que...

Recibí una llamada de mi madre por el Skype, después de una semana sin tener noticias de ella, no la veo con buena cara. La veo apagada y desanimada. Le pregunto qué le pasa.
Entre toses, congestion nasal y dolor de cabeza, me dice que tiene la gripe A. En ese mismo instante, se me borró de la cabeza la idea de que la epidemia de gripe A era una explosión mediática, para pasar a convertirse en una realidad. Dejó de ser una noticia en el telediario para transformarse en algo palpable de cerca. Algo que me tocaba a mí de primera mano...
Me invadió un miedo horrible y un "no saber qué hacer".

Me explicó que tenía mucha fiebre y dolor de cabeza, y se fue al medico. Nada más comentar sus síntomas, se active un protocol de gripe, en la que mi madre es aislada en una sala y el personal que la atiende lo hace con guantes y mascarillas.
La pobre se sintió como una apestada...

Le dijeron que efectivamente tenía gripe A, aunque ella tenía suerte, porque no era grupo de riesgo y tampoco la enfermedad la había atacado de manera muy virulenta.
Ella se sentía cansada, pero estaba bien.

Aún así, yo estaba preocupada, sentía que estaba lejos de casa y que si mi madre necesitaba alguien que la atendiese, yo no estaba allí para poder ayudarla.
Ella estaba viviendo sola, y si se encontraba verdaderamente mal, quién iba a socorrerla?.
Por suerte, con los días, la enfermedad perdió fuerza e intensidad. Mi madre empezó a sentirse cada vez mejor.

Por mi parte, a medida que veía que mi madre iba mejorando yo me iba relajando, y empecé a pensar que la gripe A no era un juego de niños...

martes, 16 de julio de 2013

Dublin y yo no estoy allí...

Inevitablemente, cuando estamos fuera de casa, la vida continua, tanto para los que nos hemos marchado como para los que se han quedado.
Sin embargo, la percepción es distinta. Me explico. Yo seguía en contacto con mi familia, hablábamos una vez a la semana, y estaba al tanto de todo cuanto acontecía a familiares y amigos. Pero yo no estaba allí. Pasaban cosas, me las contaban, pero yo tenía la sensación que estaba fuera de todo aquello. Simplemente, no formaba parte...

Durante mi ausencia sucedieron hechos, acontecimientos, pero yo me los estaba perdiendo. Me enteraba, si, pero cuando ya había pasado el tiempo. Siempre las noticias llegaban con retraso... Y evidentemente, no es lo mismo vivirlo que te lo cuenten...

Si decidimos marcharnos fuera, tenemos que ser conscientes de esto. Parece una nimiedad, pero no lo es. Porque serán precisamente este tipo de cosas las que pondrán el acento en la lejanía, en el "estoy lejos de casa".
Durante nuestra ausencia habrá cumpleaños, aniversarios, incluso entierros, tal y como me pasó a mí en otro viaje, y no podremos estar allí.

Cuando me llegaban noticias de acontecimientos importantes, y me entraba cierta nostalgia sobre lo que me estaba perdiendo, automáticamente pensaba en lo que estaba viviendo en Irlanda: las experiencias de mi día a día, mi trabajo, el vivir en la misma casa con personas diferentes...

Si, era cierto, me estaba perdiendo muchos acontecimientos, pero también estaba viviendo otros muchos que, de no haberme ido, nunca los hubiera experimentado. No todo se puede en la vida, y hay que sacrificar algunas cosas para tener otras... Y esto hay que tenerlo claro.

miércoles, 10 de julio de 2013

Dublin, el vegetarianismo y yo no soy un bicho raro...

Si estáis pensando vivir o visitar Irlanda y además sois vegetarianos, he de anunciaros que estáis de enhorabuena!. Irlanda es el paraíso de los vegetarianos!!.
Si bien la cocina irlandesa no figura como las más llamativas del mundo, si es cierto que han evolucionado notoriamente en cuanto a cocina vegetariana se refiere en comparación con otros países.
 
La asociación de vegetarianos de Irlanda tiene un enorme peso en el país. Ha conseguido obligar a las principales marcas que coloquen el distintivo “suitable for vegetarians” en cada producto. Si esta etiqueta aparece, un vegetariano puede comerlo sin dudarlo. En alguna ocasión, también es posible ver el mismo distintivo pero para veganos.
Lo podemos encontrar tanto en una caja de cereales, como en una lata de espárragos, en la barra del pan… Y lo mismo ocurre con los restaurantes. En cada menú, podremos encontrar el distintivo “V” que nos indicará que se trata de un plato comestible para un vegetariano.
 
A mí me sorprendió bastante esta cultura en la que se aceptaba con total naturalidad que una persona, por decisión propia, decidiese no comer carne. También noté que los irlandeses no se sorprendían ante un vegetariano. Lo veían absolutamente normal, no preguntaban el motivo de dicha decisión, ni preguntaban en qué consistía ser vegetariano, ni cuestionaban si se comía o no pescado, ni argumentaban que comer solo verduras, frutas, legumbres… era insano. El concepto de ser vegetariano estaba claro para todos. Y poco importaba lo que impulsaba a esa persona el haber tomado dicha decisión.
 
Personalmente yo no salía de mi asombro, nunca dejó de hacerlo. Siempre acostumbrada a mi país en el que lo diferente se cuestionaba. Aquí me aceptaban con total normalidad. Y eso, me encantó!.
 
 

lunes, 8 de julio de 2013

Dublin y los Sanfermines...

Siempre he odiado los Sanfermines. Y todo acontecimiento que relacione diversión con sufrimiento animal.
En aquel verano de 2009, sucedió un hecho que pasó de manera totalmente desapercibida para muchos españoles, pero que, para mí, estando en la lejanía de mi casa cobró un gran significado.

Aquel verano, leí la siguiente noticia en Internet a través de un periódico español.

Si, aquel verano, como muchos otros, había muerto un chico de apenas 27 años en los Sanfermines. No era el típico turista de Europa del norte pasado en alcohol que, con la valentía característica de quien lleva varias copas demás, se mete a correr delante de los toros. No, era un chico con experiencia que sabía lo que hacía.
Pero el toro cambió de rumbo, se giró, hizo lo inesperado, se quedó rezagado y se llévó por delante al primero que encontró.

Seguí la noticia durante algún tiempo, hasta que los periódicos se olvidaron de él. A través de ellos conocí la enorme tristeza de la familia, amigos y su novia que corría angustiada al hospital cuando se enteró que su pareja había fallecido.

No me entristeció realmente su muerte en sí, porque pienso que de alguna manera quien corre delante de los toros sabe a lo que se expone. Es como jugar a la ruleta rusa con un revolver cargado.
Lo que me entristeció fue saber que una mañana cualquiera, este chico salió de su casa para no volver jamás. Fue una mañana como cualquier otra en la que estoy segura que él pensaría que al terminar la carrera, regresaría a comer con su familia.

Y sobre todo, lo que más me chocó, fue saber que este chico trabajaba en una empresa a la que yo había visitado como comercial, unos 4 ó 5 meses antes, para ofrecerles servicio de transporte.

No sé porqué me impactó tanto la noticia, pero estuve por lo menos unos 15 ó 20 días bastante tocada por esto...

lunes, 1 de julio de 2013

Dublin y Owen...

Owen fue el último en incorporarse a la casa. Lo hizo unos 2 meses después de que yo llegara.
Con cara de chico bueno nos conquistó a todos de inmediato!.

Trabajaba en una empresa cerca de nuestra casa, era administrativo, aunque nunca supimos exactamente qué era lo que hacía...
Cuando contactó con nosotros, nos dejó claro que estaba buscando una habitación en la zona porque quería ir a trabajar andando, y no quería utilizar el coche, el cual siempre dejaba aparcado en la puerta.
Buscaba una habitación pequeña, que no le costase mucho dinero, asique de inmediato se decidió por la habitación más pequeña de la casa, la única que quedaba libre en la planta de arriba.

Era un chico con un trato afable, educado, amable. Tenía mucho sentido del humor, y nos ayudó a todos nosotros a mejorar nuestro nivel de ingles, al ser el único de la casa irlandés.
Su novia Aoife (Eva en irlandés) era un auténtico encanto. Solía venir a nuestra casa algunas veces y con ella he conversado en muchas ocasiones.

Owen nunca estaba los fines de semana. Siempre se marchaba a casa de su novia. Se iba los viernes por la tarde y no regresaba hasta el domingo por la noche.
No era nada raro que pusiera la lavadora poco antes de marcharse el viernes, y no tendiese la ropa hasta el domingo... Jajaja.

Mi carta de presentación con él no pudo ser más embarazosa, incómoda y por supuesto inolvidable. Cuando Owen llevaba una semana en casa, apenas yo había coincidido con él. Pero una noche cenamos juntos viendo la television en el salón y empezamos a charlar tranquilamente.

Aquella noche, Peter se presentó con su amiga la polaca, a la que no dudó llevarse a su habitación, la cual, estaba justo encima del salón. O lo que es lo mismo: justo encima de nuestras cabezas...
Al poco rato, mientras Owen y yo hablábamos, comenzamos a escuchar en el techo los golpes de la cama contra la pared... Una situación incómoda para dos personas que apenas se conocen...
Increíblemente, los dos hicimos de cuenta que no escuchábamos nada, aunque estoy segura que en el fondo Owen estaba oyendo lo mismo que yo...
Yo no dejaba de hablar, para cortar la situación tan tremendamente incómoda para mí. Owen hacía lo mismo, y creo recordar que subimos un poco el volumen de la televisión...

Yo no veía la hora que Peter terminase con lo suyo porque se me habían acabado los temas de conversación con Owen. Salimos airosos los dos de nuestra primera cena, con sexo de por medio, sin mayores problemas!.