viernes, 5 de abril de 2013

Dublin y las pastillas del lavavajillas

En la cocina tenemos un lavavajillas. Apenas yo había llegado a la casa lo usábamos, pero cuando las pastillas del lavavajillas se terminaron allí quedó el electrodoméstico, sin usar.
A mí me pareció una locura, tener un lavavajillas y no usarlo porque nadie compraba las pastillas. Asique el día que me tocaba la compra, puse en mi lista las pastillas. Las compré y nuevamente volvimos a utilizarlo.
El problema fue cuando éstas se terminaron. Yo vi que nadie las compraba, y yo me negué a ser nuevamente yo quien tuviese que hacerse cargo de ese gasto. Asique no las compré.
Un día, empiezo a ver que los platos, vasos y cubiertos desaparecían. Cada vez había menos.
Teníamos un cuchillo, que era el mejor, el único que cortaba de verdad. Y también desapareció.

Me puse a buscarlo por toda la cocina pero no aparecía. Hablé con Peter, y él tampoco sabía dónde estaba, y se le ocurrió buscarlo en el lavavajillas, que hacía aproximadamente unas 2 ó 3 semanas, sino más, que no lo usábamos. Cual fue nuestra sorpresa al abrir la puerta: estaba lleno de cosas!!. Todos los platos, los vasos, los cubiertos que estaban desapareciendo de la cocina estaban allí. Pero no estaban solos, no, estaban acompañados cada uno, por un centímetro de moho. No os exagero, un centímetro.
El olor pestilente que salió de allí no puedo describirlo con palabras.

Peter y yo nos quedamos alucinados. Según parece, alguien, por no lavar, metía los platos sucios allí. Cuando ya no quedó más espacio dejó de hacerlo, pero al cerrar la puerta, con la humedad, el calor y los restos de comida… pues ya os podéis imaginar el escenario… Aquello era asqueroso!!.

Asique empezamos a sacar las cosas de allí, evidentemente con guantes, nadie se atrevía a tocarlo. Nos tocó, a Juyeon y a mí, fregar no sé cuantos platos, vasos, cucharas, cuchillos, tenedores… pero sin poder aguantar el olor. Era nauseabundo aquello!. De vez en cuando nos venían arcadas y teníamos que salir al jardín a tomar el aire… Indescriptible el tener que remover aquella masa de moho…

Decidimos entre todos, poner un poco de dinero y comprar las pastillas, después de todo no era tanto. A los 2 ó 3 días todo el mundo contento: tenemos pastillas otra vez!, ya no tenemos que fregar!.
Así, los días sucesivos todos el mundo fue colocando la vajilla sucia… cuando éste se llenó, lo pusimos a funcionar.
Cuando Juyeon abre la puerta para guardar las cosas ya secas y limpias, nos llama a Peter y a mí y nos dice: “Oye, estas pastillas huelen muy bien… tienen un perfume afrutado… parecen, parecen, parecen, no sé, como si fuera suavizante para la ropa, no?”. Y efectivamente, así olía.
Asique Peter cogió el paquete de las pastillas y ponía: “Laundry detergent in tablets”. O lo que es lo mismo: “detergente para ropa en pastillas”. Cuando Peter las compró se equivocó y en lugar de comprar pastillas para lavavajillas compró pastillas para lavarropas. Sin comentarios!. Parece ser que es el único en la casa que tenía problemas con el inglés…

Nos reímos. Y mucho. Y no os podéis imaginar hasta donde de nuestra ridícula situación!. Asique nuevamente nos tocó fregar toooooodos los cacharros a mano, uno a uno (que no eran pocos), ya que comer con platos que habían sido limpiados con detergente para ropa no es muy sano que digamos… No teníamos término medio: o nos mata el moho (por guarros) o el lavarropas (por excesivamente limpios…).

No volvimos a comprar pastillas de ninguna clase. Asique, nuevamente, el lavavajillas sin usar… muerto de la risa!.

Mi cocina de Dublin, y el lavavajillas de la discodia a la izquierda...

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