Una noche, cuando llego de trabajar, me dice Juyeon
que el casero ha estado allí esta tarde. Trajo las facturas de la luz,
de la basura e Internet.
Según parece, Peter se enfadó muchísimo cuando vio la factura de electricidad.
Nosotros
teníamos una tarifa plana de Internet, eran unos 20 MG., que si bien
ahora no es una potencia impresionante (hay empresas que ofrecen mucho
más), en aquel momento era una auténtica pasada!. En España en 2009, no
había casi ninguna compañía que ofreciera esa velocidad. Peter
necesitaba una buena conexión, él era diseñador gráfico freelance.
En
cuanto al impuesto de la basura, se pagaba por la recogida semanal.
Había un calendario que se repartía por los barrios, en los que se
indicaban los días de la semana en los que el camión de la basura pasaba
por allí. Era obligación de los propietarios de las viviendas el sacar
los cubos a la calle, porque ellos no entraban a los jardines a
recogerlos. Si no había cubos en la acera, no había recogida!, así de
simple…
Estaban los días de
recogida de basura orgánica, que era normalmente unas 3 veces por semana
(en mi zona eran los lunes, miércoles y viernes), y la basura para
reciclar (cartón, cristal…) que era una vez a la semana, en mi zona
tocaba los jueves.
Como
ya indiqué en un post anterior, yo me imaginaba que la factura de la
luz iba a ser un disparate. Teníamos calefacción eléctrica, y el agua de
la ducha funcionaba con un aparato eléctrico también, al igual que el
agua del grifo de la cocina y el cuarto de baño. Con los problemas de
frío que teníamos en la casa, era evidente que la factura iba a ser
elevada, pero nunca imaginé que vendrían 300 euros…
Según
Juyeon, Peter se molestó cuando vio la factura, y efectivamente ella no
me estaba mintiendo, porque cuando Peter bajó de la habitación un poco
más tarde, me comentó el problema de la factura. Nos tocaba pagar a cada
uno, entre todas las facturas, unos 100 euros por cabeza. La solución,
según él, pasaba por cuidar el tiempo en la ducha y no encender la
calefacción. A lo primero le di la razón, en lo segundo no negocié.
Le
dije que la casa era sumamente fría y no se aguantaba!. Mi habitación
era una nevera, pero la de Juyeon directamente no se podía estar… Las
habitaciones de mis compañeros estaban en la última planta, y eran las
más frías de toda la casa. Para colmo de males, la habitación de Owen,
la más pequeña de toda la casa, no contaba con calefacción, y se veía
obligado a dormir con la estufa eléctrica. Con el frío que hacía allí
arriba, cómo le digo yo a Owen que tiene que dormir sin calefacción?...
Simplemente, yo no podía pedirle eso.
Le
dije que lo mejor sería hablar con el casero y que invirtiera dinero en
aislar la casa de mejor manera: ventanas dobles, puertas que cerraran
mejor… pero conociendo a mi casero, era más probable que ganase la
lotería sin jugarla…
Puesto de flores en Grafton St. Dublin.
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