Dublin y el amor, o el ligue, o la relación furtiva de una noche, o el rollito de primavera... o como queráis llamarlo...
En definitiva, encontrar una relación es mucho más fácil en Irlanda que en España, o por lo menos esa fue mi visión, o mi experiencia...
Desconozco cómo será en el caso de los chicos, pero para las chicas es más sencillo. O a mí me lo pareció...
En alguna ocasión, visitando la iglesia de St Ann's Church en Dawson St., yo me encontraba observando los detalles del interior. De fondo, escucho alguien tocando un piano. Me acerco lentamente, y veo que un señor de unos cuarenta años aproximadamente lo está arreglando. Estábamos los dos solos.
Me mira, yo lo miro sin demasiado interés. Vuelve a sus quehaceres. Me mira nuevamente y me pregunta algo. Como era habitual en mí, no le entiendo. Le pido que me repita.
Me pregunta si creo que el piano suena bien. Le respondo que si.
A partir de ahí una conversación que no duró más de diez minutos. Me contó que era músico, que estaba afinando el piano y que había viajado por el mundo: había estado en Japón, Australia...
Me explica un poco cómo funciona el piano.
Yo no estaba buscando nada, asique le dije que tenía que marcharme. Él dijo que solía venir algunos días a la semana, que me pasara por allí para tomar un café. Yo asentí con la cabeza, con la seguridad de quien sabe que en realidad no va a volver...
En otra ocasión, me pararon en un pub, en una cafetería, en la biblioteca... En Dublin parece que los chicos son más abiertos o seguros a hablar con una chica para invitarla a tomar un café. Lo que debería ser lo más normal, pero yo, en mi país no lo encontraba...
Lo mucho que yo extrañaba en España lo tenía en Irlanda. Desgraciadamente, además de que se presenten las oportunidades, una tiene que estar abierta a conocer a otras personas, es decir, querer y poder. Y por desgracia, ese no era mi momento personal...
Centro comercial en Dublin, Irlanda.
sábado, 30 de marzo de 2013
martes, 26 de marzo de 2013
Dublin y la cocinera
Una noche, mientras estoy preparando la cena, Peter y Juyeon se me acercan. Observando sus caras pronto me doy cuenta que quieren algo de mí.
Me hacen la siguiente proposición: les gusta lo que cocino. Y se les había ocurrido que para ahorrar gastos, hiciéramos la compra, la dividiésemos entre 4 y yo cocinaba para todos.
A simple vista, la idea era buena. Es decir, se cocinaba sólo una vez, con el consiguiente ahorro de electricidad, se ahorraba en la compra porque únicamente se compraba para todos lo mismo y mis compañeros se libraban de cocinar, cosa que no se les daba nada bien.
Pero esta maravillosa idea tenía una pega, una pega importante para mí: me ataba a la cocina de lunes a domingo, una comida al mediodía y otra a la noche. Todos se beneficiaban del plan, menos yo, que me tocaba pringar en la cocina todos los días!.
Lo pensé durante 5 segundos y mi respuesta no dejó lugar a dudas: “NO”. Mi principal gasto no era la comida, yo me administraba bien, mi principal gasto era la luz y el alquiler. Pero no había solución posible para ellas. El alquiler había que pagarlo, y ese era su precio, y la luz, bueno, había que hacer un esfuerzo para cuidarla, pero como he comentado en otro post, la casa era tan sumamente fría que era imposible no vivir con calefacción, aunque solo fueran un par de horas al día.
Peter intentó negociar conmigo, pero nuevamente me negué. Le dije que ese plan no era justo para mí. Él intentó convencerme diciéndome que la única persona que sabía cocinar en la casa era yo. Si cocinaba él comeríamos todos los días lo mismo.
Nuevamente volví a negarme. Le dije que yo estudiaba y trabajaba, que la mayor parte de la semana estaba fuera de casa, y que generalmente llegaba a las 8 de la tarde. En Irlanda se cena a eso de las 6… Sin duda alguna, no llegaba a preparar todo. Y por supuesto, mi bolsillo seguía sin ver el ahorro.
Peter intentó seguir negociando conmigo un par de días más. Pero no lo consiguió.
Llegado este punto, me di cuenta que yo tenía mucho peso en la casa. Quien realmente cortaba el bacalao era yo. Nunca se tomaba ninguna decisión sin antes consultarme, lo que me dio la sensación de ser la persona que llevaba la batuta dentro de la casa.
A los demás si, se les consultaba, pero pronto me di cuenta que el peso de las opiniones no contaba por igual. La mía pesaba más, bastante más...
Etiquetas:
Vivir solo Dublin Irlanda
jueves, 21 de marzo de 2013
Dublin y la lista de la compra
Cada mañana, Peter va a hacer la compra a Superquinn, un supermercado bastante grande que hay cerca de casa.
Se monta en su bicicleta, se lleva su mochila, y a hacer su compra!.
Un
sábado, mientras me estoy preparando el desayuno, él acababa de
regresar de sus recados. Nos ponemos a hablar y me pregunta qué cuánto
gasto en la compra. Le digo que nunca he gastado más de 30 euros a la
semana.
Se queda sorprendido.
Nosotros
cuatro, habíamos dividido la nevera en 4 partes, cada uno tenía su
estantería. La mía era siempre la más llena, nunca tenía espacio, y
muchas ocasiones tuve que pedirle espacio a mis compañeros en su
estantería porque no me cabían las cosas.
Por
otro lado, cada uno tenía su armario en la cocina, y la mía siempre
estaba a rebosar… Nunca faltaba nada: pan, galletas, arroz, pasta,
verduras, frutas, leche, huevos, queso… Nunca, nunca, nunca, me faltó
algo…
Peter
no se lo puede creer. Él gastaba a la semana 70 euros. Y era para él
solo. Le dije que se administraba mal, muy mal. Y le expliqué mi método.
Yo hacía una lista a la semana,
normalmente yo compraba los jueves. En esa lista, yo ponía todo lo que
iba a necesitar esa semana para comer, para aseo… y por supuesto, en
inglés!. Ahí va un ejemplo: milk, avocado, tomatoes, cheese, potatoes…
Evidentemente, esto me obligaba saber la comida que iba a preparar esa
semana…
La fruta y la verdura, la
compraba en el mercado de la verdura en Moore St. la calidad era mucho
mejor que la del supermercado. El resto lo compraba en Dunnes Stores,
muy cerca de Moore St. Lo peor era venir cargada desde el centro de la
ciudad en autobús hasta mi casa, pero no había otra solución… Lo único
que no compraba en el centro era la leche. Yo consumo mucha leche,
alrededor de unos 7 litros a la semana, y venir cargada desde allí con
tanto peso no era buena idea. Por suerte, abrieron un pequeño comercio
en la esquina de mi casa, y allí vendían leche. He de decir, que allí no
se venden tetra bricks de 1 litro como en España, sino que se venden
bidones de 3 litros…
Por
otro lado, le dije que Superquinn era un supermercado muy caro. Para
que os hagáis una idea, equivaldría a El Corte de España.
Peter
observaba mi organización. Tomó nota, y al día siguiente lo vi con su
lista, y se marchó a comprar a Tesco. Vino cargadísimo. Y no volvió a
comprar hasta la semana siguiente…
Etiquetas:
Vivir solo Dublin Irlanda
miércoles, 13 de marzo de 2013
Dublin y la tortilla de patatas
Cuando me fui a vivir a Dublin, mi experiencia
culinaria se reducía a: huevos fritos, arroz con huevo, tallarines con
mantequilla y ensaladas… Como bien se puede apreciar, un ser humano no
puedo vivir únicamente de esto.
Asique,
cuando estaba en España, me compré una libro de recetas fáciles, o lo
que es lo mismo: para torpes en la cocina… Y me sirvió!. El único
problema era que, pasado un tiempo, siempre terminaba repitiendo las
mismas recetas…
Asique
un día, cansada de comer las 10 recetas que me había aprendido, decidí
innovar… y pensé que era una buena idea debutar con una tortilla de
patatas!.
Todo fue perfecto!,
hasta que me tocó dar vuelta a la tortilla en la sartén… antes de eso,
me aseguré de hacerlo en la pila… no vaya a ser… Cuando coloco el plato
debajo y voy a darle la vuelta: “Oh horror!, la tortilla se había
quedado totalmente pegada en la sartén!. Parecía que tenía un imán!.
Intenté
por muchos medios despegarla, pero mi notable inutilidad culinaria
terminó por desmembrar a la pobre en varios trozos… vamos, que parecía
un vómito…
Procuré
juntar los pedazos en el plato, unirlos como un rompecabezas para que
no se notara el estropicio… Y fue ahí cuando descubrí, que tanto la
patata como el huevo se llevan a las mil maravillas!. Como encajaban las
piezas!!!, pero si había que mirarla muy de cerca para saber que estaba
totalmente destrozada!.
Cuando
Peter y Juyeon entraron a la cocina, olisquearon el aire y ambos
dijeron lo mismo: “pero qué bien huele!!”. Les hice probar mi primera
tortilla de patatas y les encantó!! (se nota que no eran españoles,
porque se la comieron aunque fuera huevos con piedras…).
Peter no dejó de ir robando cachitos de la tortilla.
Yo
cené mi parte, y les dije que cogieran un poco si querían. Total, había
hecho una tortilla enorme, y quería que sobrara para el día siguiente
para cuando yo regresase de trabajar.
Cuál fue mi sorpresa al día siguiente, después de llegar del trabajo, cuando descubro que no sólo se habían comido TODA la tortilla, (no me dejaron ni tan siquiera una triste migaja) sino que además me dejaron el plato sucio en la pila para que yo lo fregara... :(
Etiquetas:
Vivir solo Dublin Irlanda
domingo, 10 de marzo de 2013
Dublin y la dolorosa...
Una noche, cuando llego de trabajar, me dice Juyeon
que el casero ha estado allí esta tarde. Trajo las facturas de la luz,
de la basura e Internet.
Según parece, Peter se enfadó muchísimo cuando vio la factura de electricidad.
Nosotros
teníamos una tarifa plana de Internet, eran unos 20 MG., que si bien
ahora no es una potencia impresionante (hay empresas que ofrecen mucho
más), en aquel momento era una auténtica pasada!. En España en 2009, no
había casi ninguna compañía que ofreciera esa velocidad. Peter
necesitaba una buena conexión, él era diseñador gráfico freelance.
En
cuanto al impuesto de la basura, se pagaba por la recogida semanal.
Había un calendario que se repartía por los barrios, en los que se
indicaban los días de la semana en los que el camión de la basura pasaba
por allí. Era obligación de los propietarios de las viviendas el sacar
los cubos a la calle, porque ellos no entraban a los jardines a
recogerlos. Si no había cubos en la acera, no había recogida!, así de
simple…
Estaban los días de
recogida de basura orgánica, que era normalmente unas 3 veces por semana
(en mi zona eran los lunes, miércoles y viernes), y la basura para
reciclar (cartón, cristal…) que era una vez a la semana, en mi zona
tocaba los jueves.
Como
ya indiqué en un post anterior, yo me imaginaba que la factura de la
luz iba a ser un disparate. Teníamos calefacción eléctrica, y el agua de
la ducha funcionaba con un aparato eléctrico también, al igual que el
agua del grifo de la cocina y el cuarto de baño. Con los problemas de
frío que teníamos en la casa, era evidente que la factura iba a ser
elevada, pero nunca imaginé que vendrían 300 euros…
Según
Juyeon, Peter se molestó cuando vio la factura, y efectivamente ella no
me estaba mintiendo, porque cuando Peter bajó de la habitación un poco
más tarde, me comentó el problema de la factura. Nos tocaba pagar a cada
uno, entre todas las facturas, unos 100 euros por cabeza. La solución,
según él, pasaba por cuidar el tiempo en la ducha y no encender la
calefacción. A lo primero le di la razón, en lo segundo no negocié.
Le
dije que la casa era sumamente fría y no se aguantaba!. Mi habitación
era una nevera, pero la de Juyeon directamente no se podía estar… Las
habitaciones de mis compañeros estaban en la última planta, y eran las
más frías de toda la casa. Para colmo de males, la habitación de Owen,
la más pequeña de toda la casa, no contaba con calefacción, y se veía
obligado a dormir con la estufa eléctrica. Con el frío que hacía allí
arriba, cómo le digo yo a Owen que tiene que dormir sin calefacción?...
Simplemente, yo no podía pedirle eso.
Le
dije que lo mejor sería hablar con el casero y que invirtiera dinero en
aislar la casa de mejor manera: ventanas dobles, puertas que cerraran
mejor… pero conociendo a mi casero, era más probable que ganase la
lotería sin jugarla…
Puesto de flores en Grafton St. Dublin.
Etiquetas:
Vivir solo Dublin Irlanda
jueves, 7 de marzo de 2013
Vivir en solitario: Dublin (XLIV)
Un viernes por la tarde llego de trabajar. Mientras estoy preparándome para darme una ducha, Peter me golpea la puerta de mi habitación y me dice que quiere hablar conmigo.
Entre sonrisas, me comenta que Guillaume, el chico francés que vivía en Dublín lo había llamado por teléfono a él. Le pidió que hablase conmigo para tener una cita. Evidentemente, llama a Peter y no a mí, porque no tenía mi número de teléfono.
En un principio, no le entiendo. No comprendo porqué Guillaume quería verme… como bien se puede apreciar, mi nivel de inglés hablado era un desastre…
Peter se va de mi habitación, y me quedo con la duda de porqué Guillaume quiere verme… no entendía nada!. Después de unos pocos minutos de soledad en mi habitación, en el que medito tranquilamente sobre las intenciones de Guillaume, caigo en la cuenta!: “Ah!, vale!, Guillaume quiere una cita conmigo… “ Pensé.
En seguida, me invadió una sensación de nerviosismo: yo había estado hablando con él días atrás de cosas sin importancia, sin ninguna otra intención que la de intercambiar puntos de vista. Y sin embargo, Guillaume había entendido algo muy diferente…
Subí las escaleras a la planta de arriba. Golpee la puerta de la habitación de Peter y cuando me abre la puerta le pregunté: “Guillaume quiere tener una cita conmigo, verdad?”, a lo que Peter respondió afirmativamente, y añadió que, quizás, podría surgir un poco de sexo… (él siempre con lo mismo…).
Creo que no tardé ni 1 segundo en responderle: “Dile de mi parte que no, que no me interesa”. Peter intentó convencerme, me decía una y otra vez que no fuera así!. Que me estaba perdiendo la oportunidad de tener sexo sin compromiso!. Honestamente, él no entendía mi actitud…
Mi estancia en Dublín tenía fecha de caducidad y me negaba a entablar relaciones amorosas en las que ambas partes podían salir dañadas… Por otro lado, yo estaba viviendo una etapa personal en la que no necesitaba a ningún hombre a mi lado, y mi único objetivo, en ese momento, era disfrutar de una experiencia personal en tierras irlandesas!.
Etiquetas:
Vivir solo Dublin Irlanda
domingo, 3 de marzo de 2013
Vivir en solitario: Dublin (XLVIII)
La mujer para la que trabajo no quiere que vaya
solo una vez a la semana. Después de un mes de estar trabajando para
ella, quiere que vaya 2 ó 3 veces. Mejor!.
No
es un trabajo especialmente duro, solo tengo que hablar con Thomas:
leerle cuentos, enseñarle fotografías… y todo lo que mantenga su mente
activa, dado que su minusvalía le impide hacer otro tipo de actividades.
A la hija la mayor, le enseño
español. Está estudiando nuestro idioma en el colegio, y la verdad es
que no se le da nada mal!. Le enseño la pronunciación y un poco de
vocabulario. Tiene un nivel básico. Aunque enseguida detecto que es muy
tímida y le da vergüenza que le enseñe y escucharse hablar en otro
idioma que no controla.
La otra hija, directamente me ignora…
La
madre y el padre son muy cordiales conmigo. Sobre todo la madre, a
quien creo le he despertado el instinto maternal. Sabe que estoy sola en
Irlanda, y además tengo las típicas dificultades para comunicarme de
una persona que no controla un idioma.
Pese
a la minusvalía de Thomas, la cual le obliga a estar en cama las 24
horas del día, no puede hablar, únicamente emite sonidos, y apenas puede
moverse, la familia ha aprendido a convivir con ello. Y si ellos lo
hacen, yo también… Ver a Thomas en su cama todos los días, un chico de
15 años con la misma actividad, mentalidad y desarrollo de un bebé hace
daño y que jamás saldrá de esa situación, duele, y mucho… Pero me
reconfortaba pensar que contaba con el apoyo de su familia, él no estaba
solo, y además, y quizás lo más importante, él no era consciente de su
minusvalía.
Cuando
se trabaja en una casa, aprendes a observar los comportamientos de los
diferentes miembros de la familia. Lo que más me gustaba de esa casa,
era que lo primero era la familia. Daba igual que la casa estuviera
hecha un desastre, sucia o desordenada. Allí había mucho cariño, mucho
afecto… y eso era lo que importaba.
A
los padres siempre los vi muy afectuosos con sus hijos, todos se
dedicaban un tiempo entre ellos. Y a mí, aunque solo sea de observadora,
me daba mucha envidia sana, pero sobre todo, me sentía a gusto de
trabajar allí…Pub en Dublin.
Etiquetas:
Vivir solo Dublin Irlanda
viernes, 1 de marzo de 2013
Vivir en solitario: Dublin (XLVII)
Muchas tardes, al salir de clase de inglés, y
siempre cuando no tuviese que trabajar, me iba a la biblioteca a
estudiar francés. Aunque yo había pasado mi examen, no quería perder mi
nivel.
En la biblioteca municipal
detrás de O’Connell St. había una sección muy interesante de estudio de
idiomas. Además de libros, y audio CD’s, se podía hacer intercambio de
idiomas con nativos determinados días a la semana. Se podía estudiar de
todo, desde inglés, pasando por español, francés, italiano, alemán,
chino, japonés, portugués… También había una sección de ordenador donde
poder utilizar los Tell me More o Talk to Me. Yo solía usarlos muy a
menudo!. De ese modo podía practicar mi francés!.
Una
tarde, después de haber estudiado, me encuentro de sorpresa con
Guillaume, el chico francés que vivía en Irlanda y con el cual habíamos
salido una noche a la discoteca de “Bottom Factory”. Era traductor y
estaba buscando información en la biblioteca. Me quedé charlando con él
un buen rato en francés mientras esperábamos el autobús. A media
conversación, me doy cuenta que mi mente empieza a quedarse en blanco.
No soy capaz de seguir la conversación. No puedo hablar, ni en francés
ni en inglés. No comprendo una sola palabra de lo que me cuenta, y me
limito a asentar con la cabeza todo lo que me dice. Estaba deseando que
llegase el autobús.
También me doy cuenta que no soy capaz de entender ni una sola palabra en inglés. Ni una!.
Cuando
llega el autobús me despido de Guillaume y me marcho a casa. Si bien
muchas veces me descubría a mí misma pensando en inglés sin darme
cuenta, ahora era incapaz de poder hacerlo… no sabía lo que me estaba
pasando!. Nunca había tenido la mente en blanco de esa manera!.
Cuando
llegué a casa, me encontré con mi compañero de piso Peter. Él comenzó
a hablarme en inglés y tuve exactamente el mismo problema que con
Guillaume, no podía comprenderle nada… le pedí amablemente a Peter que
tuviésemos la conversación mañana, que me dolía mucho la cabeza…
Al
día siguiente me levanté por la mañana y otra vez me encontraba
pensando en inglés, comprendiendo (poco) y hablando… Qué pasó entonces
el día anterior?. Fácil. Yo había estado todo el día estudiando inglés,
por la tarde me pongo a estudiar francés, y teniendo en cuenta que
ninguno de los 2 idiomas es mi idioma nativo, mi mente se bloqueó.
Literalmente se quedó en blanco.
Años
atrás, cuando yo estaba en la universidad, me sucedió algo similar en
un examen. En mitad del examen me quedé en blanco y no pude seguir
escribiendo. La primera vez que me pasaba. El stress, los nervios del
examen y el cansancio hicieron el resto…
Pub en Grafton St. Dublin
Etiquetas:
Vivir solo Dublin Irlanda
Suscribirse a:
Entradas (Atom)