Cuando uno está aprendiendo un idioma, se ve expuesto en muchas ocasiones a situaciones ridículas.
Un
fin de semana se presenta en casa un amigo de Peter, un polaco que
había vivido con anterioridad allí. Venía de visita un par de días.
Un
sábado por la noche nos sentamos Juyeon, Peter, su amigo y yo en el
sofá del salón. Charlamos animadamente sobre cosas cotidianas y sin
importancia.
Hablamos de viajes y
experiencias. Y yo conté, que había viajado sola, y que por ejemplo
había alquilado un coche para recorrer Italia, de norte a sur. El amigo
de Peter me hace una pregunta, y yo entiendo otra cosa, no recuerdo
ahora mismo el qué, y respondo que no lo sabía.
Peter
comienza a reír sin parar. Me dice que soy increíble!, que no entiendo
nada de inglés cuando me preguntan!. Ya está!. Lo que necesitaba yo para
terminar de desanimarme con mi aprendizaje…
Ante mi sorpresa, le digo a Peter que creo que no he entendido la pregunta… que me la repita.
Lo
que su amigo quería saber era si había recorrido toda Italia sola. Le
respondí que si. Pero yo ya no tenía ganas de estar allí. Se habían
reído de mí, no conmigo, y me sentí bastante mal…
Desde
entonces, tomé una táctica cuando alguien me hablaba: siempre
preguntarles si me habían dicho esto o lo otro. De ese modo, me
aseguraba que les había entendido…
Por
suerte, cuando tengo que hablar en público en inglés, no me avergüenzo,
y aunque la situación de aquella noche me dolió, no me desanimó a
seguir esforzándome en mis estudios!.
Ufff, qué mal. A mí me pasa eso y también me pondría triste. Y por supuesto para mí esa persona no existiría más.
ResponderEliminarUn beso!
Que no exisitía más??, para tanto?...
Eliminar