Todos somos diferentes. Y hay que respetarlo. Es una regla de oro para convivir con los demás.
Peter parece no conocer esta regla, y no tarda en tener algún que otro choque con sus compañeros de piso.
Juyeon
es una chica que le encanta la moda, es más, ha estudiado una carrera
relacionada con ella. Le fascina!. Donde yo veo un trapo sin mucho
valor, ella es capaz de ver un diseño a la última moda con orígenes de
la década de los 20… Increíble!.
Ella
y yo no solemos hablar mucho de ropa, simplemente porque yo no tengo
mucho que aportar al respecto. Yo solo busco ropa cómoda que me siente
bien. Eso es todo.
Una
tarde, mientras estábamos cenando, Peter le pregunta cómo es posible
que le guste tanto unos trapos. Juyeon le dice que la moda es solo para
entendidos, para los amantes de la ropa. No contento con la respuesta,
Peter le dice que la moda es una estupidez, una pérdida de tiempo. Le
parece increíble que haya gente que sea capaz de ver en un trapo tantas
tonterías.
Yo escucho la
conversación, sin dar crédito… pero cómo es posible que haya gente así?,
que no sea capaz de respetar que haya gente que piense o tenga gustos
diferentes?. Yo meditaba: si Juyeon es feliz con su armario, quiénes
somos nosotros para impedírselo o cuestionárselo??... La discusión
comenzó a subir de tono. Juyeon comenzó a ponerse nerviosa. Y la
entiendo.
Peter no dejaba de meterse con ella… Al final, Juyeon se levantó de la mesa, recogió sus cosas y se fue.
Yo no dije ni una palabra, pero no me pareció correcta la actitud de Peter.
Más
tarde Juyeon bajó, mientras yo estaba fregando mis cacharros, y con un
tono como de justificación, me dijo: “A mí me encanta la moda, creo que
no hago mal a nadie”. Yo la miré, mientras me secaba las manos y le
dije: “Claro que no haces mal a nadie, si tu gusta y has estudiado moda
en la Universidad de Korea, debes seguir tus instintos!”. Me sonrió y se
fue.
Días
más tarde, me tocó a mí. Estando solos Peter y yo en la cocina comenzó a
preguntarme por qué no quería relacionarme con nadie en Irlanda. Me
decía que el sexo era fantástico y más si éste era con compromiso. Mi
respuesta: “No me gustan ese tipo de relaciones”. Él siguió insistiendo,
diciéndome que el sexo era algo natural y no pasaba nada si decidía
acostarme con alguien en la casa. Volví a responderle que no. Pero no
contento con la respuesta siguió cuestionándome mi decisión de no
buscarme un ligue.
En otras
ocasiones, también cuestionó mi trabajo, que me pagaban poco, que era
una mierda, bla bla bla bla… y me pregunta es: por qué él se metía con
nuestras vidas si nadie se metía con la suya?... Nunca obtuve respuesta…
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