Tarde de sábado. Suena mi móvil. No reconozco el número.
Cuando atiendo, del otro lado me habla un hombre en inglés. Pregunta por mí.
Cuando le digo que soy yo, no entiendo nada de lo que me dice.
Le pido que por favor hable un poco más despacio que no le
comprendo. Vuelve a intentarlo. Sigo sin entender. Nuevamente le pido que me
hable un poco más despacio. A la tercera fue la vencida!. Me llamaba uno de los
chicos del bar, al que yo solía ir los domingos por la tarde. Me pregunta si
iba a ir al día siguiente. Le dije que si. Que allí nos veríamos.
Y así fue. Me presenté en el bar, como hacía todos los
domingos y allí él estaba.
A los pocos días, recibo un mensaje suyo. Me decía que no me
llamaba porque seguramente no iba a entenderle nada, que sería mejor para
nosotros la comunicación vía SMS. En el mensaje me pregunta si quiero dar un
paseo con él a un parque cercano. Quedaba poco tiempo de verano, pero aún
estaba bastante florecido y que sería muy bonito el poder pasear.
Evidentemente, entendí el propósito que escondía. No me
pareció mal que lo intentase, en absoluto me ofendió!, pero yo no quería
alimentar unas esperanzas que no podía corresponder. El entablar una relación
en Irlanda, hubiera supuesto un desastre para mí!. En primer lugar, mi estadía
tenía fecha de caducidad, yo no quería vivir en Dublin, tan sólo quería vivir
una experiencia personal, pero acabada ésta, yo quería volver a mi tierra:
España.
Me gusta el sol, me gusta el calor, me gusta el estilo de
vida español. Irlanda es un país hermoso!, tiene unos paisajes envidiables!, la
gente es sociable, amigable y solidaria!, su manera de vivir es muy parecida a
la de España, pero había un detalle, muy importante para mí, que Irlanda no
tenía y si España: mi gente!.
En Irlanda estaba sola. Podía hacer amigos, si, podía
acoplarme al estilo de vivir irlandés, también, pero estaba sola. Lo único que
me empujaba a seguir estando allí, era mis ansias de vivir una experiencia
personal!.
Muy educadamente, le dije que no podía, ya que tenía que
estudiar. Pasados unos 3 ó 4 días, volvió a aparecer con una proposición muy
parecida a la anterior. Y nuevamente volví a negarme.
Captó la indirecta y no volvió a escribirme nunca más. Lo
veía por el bar los domingos, yo lo saludaba amigablemente y él hacía lo mismo
conmigo.
Cafe bell??? jajaja
ResponderEliminarCafe Bell dice... qué malooooooooooo!!!!
ResponderEliminar