martes, 29 de enero de 2013

Vivir en solitario: Dublin (XLVI)

A mediados de septiembre, mi compañero Peter nos propone un sábado de marcha por la capital irlandesa. El plan era ir a la discoteca de moda de aquel entonces “The bottom Company”. Se encontraba muy cerca de Temple Bar, y casi todo el mundo iba allí. Aquella noche, pinchaba un DJ bastante famosillo de música electrónica, la música favorita de Peter. Yo acepté, porque la noche prometía, y también Juyeon y un amigo de origen francés de Peter.
Las noches de Dublin, se caracterizan por ser noches de pubs típicamente irlandeses, en los que hay música en vivo o no, pero en cualquier caso, discoteca no hay demasiadas, si lo comparamos con otro países europeos.
“The Bottom Company” no hacía mucho tiempo que había abierto, y quedamos en la entrada del local para encontrarnos con el amigo francés de Peter. El chico era muy majo.. Entramos los cuatro al local. Lo primero que me sorprendió fue que era realmente enorme. No sé cuántas plantas tenía, pero no se sentía la sensación de agobio de otros locales nocturnos. Había gente, si, el local era grande, si, pero se podía caminar sin problemas.
La gente salía a fumar a la terraza de la última planta, ya que la ley antitabaco de Irlanda es sumamente estricta en este sentido.

Bailamos muchísimo, nos reímos un montón. El DJ pinchó música electrónica como era de esperar, pero también la combinó con música house del momento.
En la pista de baile, había muchos extranjeros de vacaciones en Dublin. Muchos se habían pasado con el alcohol, e intentaban por todos los medios ligar con las chicas. Pero como el grado de alcohol era tan elevado, lo hacían de manera muy torpe, moviéndose de un lado a otro, tambaleándose e intentando hablar en inglés sin poder pronunciar ni una sola palabra correctamente. El diálogo era casi imposible…
De vez en cuando alguno se caía al suelo, empujando a los demás, lo que originaba situaciones un tanto tensas.
Llevar las copas a la pista de baile estaba prohibido. Más de uno intentó saltárselo, pero no tardaba en aparecer alguno de seguridad…
A media noche, bailar en la pista se convirtió en algo imposible!. Los chicos que habían bebido no dejaban de empujar. Asique Juyeon y yo nos salimos y nos reunimos con Peter y Guillaume. Nos quedamos charlando en el sofá, escuchando música y disfrutando del momento!.

De repente, se para la música. La gente empezó a silbar. Lo que había sucedido era que al DJ se le había caído la jarra de cerveza justo encima del pinchadiscos y éste se paró. La cerveza corría a lo largo de la mesa del DJ y comenzó a caer al suelo y a la pista de baile. Un compañero vino corriendo con un trapo para secar. Nosotros estábamos partiéndonos de risa!.

Cuando ya estábamos cansados, llamamos a un taxi y nos volvimos a casa. Hablamos con el conductor del taxi un buen rato. Era irlandés, y no dejaba de preguntarnos qué hacíamos allí, si vivíamos o estábamos simplemente de vacaciones.
Cuando llegamos a casa, cada uno se fue a su habitación, yo todavía con los oídos aturdidos por la música, pero con la sensación de habérmelo pasado genial con mis compañeros de piso!.


Temple Bar. Dublin.

viernes, 25 de enero de 2013

Vivir en solitario: Dublin (XLV)

Nada más llegar de España, continuo con mis clases de inglés. Mi profesora, una mujer muy agradable, quiere tener una charla conmigo al finalizar la clase. Miedito!!.
Cuando todos se van, nos quedamos solas en la clase y me dice que no puedo continuar en ese nivel, es decir básico 2. Es evidente, y después de 2 meses de estar aquí, que tenía más nivel que mis compañeros y que seguramente me estaría aburriendo… y no le faltaba razón. El problema era que yo sabía mucha gramática, podía expresarme con más o menos dificultades, pero tenía muchos problemas para comprender.
La profesora me asegura que eso sería cuestión de tiempo, paciencia y práctica. Asique habló con la profesora de nivel intermedio 1 para que la siguiente semana me trasladara allí.
Yo estaba super contenta!!. Por fin salía del nivel básico!!, aunque siempre tuve la sospecha que, en realidad, me habían metido en el nivel equivocado desde el principio…
Recojo mis nuevos libros y me voy a casa con una sonrisa de oreja a oreja que no me cabe en la cara!!.

Entrada a la biblioteca de Trinity College. Dublin.

domingo, 20 de enero de 2013

Vivir en solitario: Dublin (XLIV)

Con 4 personas en la casa, era evidente que había que organizar la limpieza en ella.
Desde el principio, yo pedí limpiar el cuarto de baño, y así lo estaba haciendo desde hacía unos 2 meses. Pero con el paso del tiempo, y habiendo más gente en la casa, la suciedad se iba acumulando peligrosamente en el salón y la cocina.
Asique nos distribuimos la limpieza por partes. Mientras yo hacía el cuarto de baño, Peter se encargaba del salón, Juyeon de la cocina y Owen de las partes comunes, es decir, pasillos y escaleras.
El acuerdo funcionó a las mil maravillas… pero sólo durante el primer mes. Pronto empecé a notar que la suciedad se acumulaba en la cocina, y del salón mejor ni hablar!... Yo todas las semanas limpiaba el cuarto de baño a fondo, a veces incluso 2 veces porque no era suficiente, pero siempre tenía la sensación que era en vano… Si lo limpiaba un viernes por la mañana por ejemplo, cuando yo llegaba del curso de inglés por la tarde, ya daba asco. Con frecuencia me encontraba el cuarto de baño totalmente inundado, con un charco de agua que no te permitía entrar, y te veías obligado a achicar agua… la ducha llena de pelos sin recoger, pisadas por todos lados… Yo no pretendía ni muchos menos que el cuarto de baño fuera un espejo, porque con 4 personas en casa es complicado, y además, porque si bien soy bastante maniatica con la limpieza, entiendo que no todo el mundo tiene que aguantar esta situación, que al fin y al cabo es un problema mío, y sólo mío. Pero era evidente que no había mucho respeto por los otros compañeros de la casa, porquela limpieza del baño nunca aguantaba más de un par de horas. Si el grifo del lavabo está roto y pierde agua, por lo menos coge una fregona y recogela, porque el siguiente que venga detrás tuyo no encontrará el cuarto de baño en condiciones. Y así sucesivamente.

Juyeon pronto empezó a quejarse del salón. Me decía que estaba lleno de polvo. Y que las zonas comunes de la casa, y especialmente la alfombra de la escalera, parecían tener vida propia… Nos dimos cuenta que los chicos no limpiaban, o si lo hacían, era una vez al mes. Insuficiente para una casa habitada por 4 personas… Se cumplió la profecía que en los pisos compartidos no se limpia… Nunca hubo un enfrentamiento directo con este tema entre nosotras y los chicos, quizás ese fue nuestro fallo… porque a medida que pasaba el tiempo la situación fue a peor…

Salón - cocina de mi casa de Dublin.
 

sábado, 5 de enero de 2013

Vivir en solitario: Dublin (XLIII)

Aún contábamos con una habitación libre en la casa. Era la más pequeña de todas. Apenas entraba una cama individual y una estantería. Era una poco claustrofóbica. Todos sabíamos quen iba a ser un  verdadero problema el poder alquilarla. Eso sumado a que era la única de la casa que no tenía calefacción y era lo más parecido a una nevera...
Peter puso un aviso en Internet, y muchos vinieron a verla. Pero nadie se quedaba con ella. Todos se quejaban de lo mismo: "es una habitación enana".

Hasta que una tarde apareció un chico irlandés. Se llamaba Owen. Le hicimos la entrevista de rigor entre los 3: Peter, Juyeon y yo. Nos quedamos encantados con él!. Era un chico que parecía muy tranquilo, muy sociable y buena persona. Además tenía el añadido que al ser irlandés, todos podríamos hablar inglés con alguien nativo!.
Owen vió la casa y no le pareció mal. Se marchó y dijo que nos llamaría.

Sinceramente todos estábamos deseando que nos llamara!. Y así lo hizo a los pocos días. En septiembre de 2009 Owen se trasladó a nuestra casa con todas sus cosas. Y así, la casa ya estaba al completo...

Mi casa en Dublin.

jueves, 3 de enero de 2013

Vivir en solitario: Dublin (XLII)

La llegada a Dublin, por segunda vez, no pudo ser más diferente.
Cuando paso el control de pasaporte, ya me sabía el camino para recoger la maleta. Mientras espero, me cruzo con un matrimonio español que iba a ver su hija, la cual se había venido a vivir a Dublin para aprender inglés. Me contaron la vida de su hija con todo lujo de detalles… Pero mientras esperan a que salgan sus maletas, éstas no aparecen. Por suerte la mía si!,  pero la del matrimonio no apareció.
Como no sabían hablar inglés, tuve que hacer de traductora con la zona de reclamaciones.
Allí les indican que, definitivamente sus maletas han desaparecido!. Los pobres padres no tenían consuelo!. Su hija no iba a ir a recogerlos porque tenía que trabajar, asique tenían que ir ellos mismos, por sus propios medios hasta la casa, allí les esperaría su compañera de piso.
Intento ayudarles, pero me dicen que no me preocupe, que ya ellos se arreglan.

Yo volví a hacer el mismo camino de vuelta hasta mi casa, al igual que el primer día que llegué a Irlanda. Estaba un poco triste, recordando los días tan bonitos que había pasado en España, y sobre todo, y lo que más me partía el alma, era recordar la carita de perra… han pasado más de 3 años de aquello y aún no he podido borrar esa mirada de tristeza…
Cuando llegué a casa, parecía que todo estaba en su sitio. Nadie había entrado en mi habitación durante los días de mi ausencia y parecía que nadie había tocado nada de mis cosas.
Organicé un poco la ropa que había traído en el armario, hice compra de algo de comida (no tenía nada en la nevera) y hablé con mi madre por la noche para decirle que había llegado bien.

Mi regreso a Dublin había sido triste, no porque no estuviera a gusto, sino porque sentía la ausencia de la familia y amigos. Los sentía lejos. Muy lejos.
Por suerte, volví a mi vida rutinaria al día siguiente: clase, estudios, biblioteca, paseos por Dublin, trabajo… y la tristeza se me fue pasando poco a poco.

Las cosas también cambiaron un poco en casa…

 Tiendas en Grafton St. Dublin.