A los pocos días de mi regreso de Cuba, creo que no habían pasado más de 2, recibo una convocatoria de reunión de mi jefe.
Nada más llegar, me comunica mi despido. Me presenta los papeles para que firme, me paga mi indemnización y me pide las llaves del coche, el portátil, el móvil y las tarjetas de acceso a la oficina.
No lo negaré. En el fondo era un despido muy deseado desde hacía meses...
Por aquel entonces yo trabajaba en una multinacional norteamericana, tenía un buen sueldo, coche de empresa, libertad para poder trabajar desde donde quisiera... todo ventajas!, excepto por un detalle que ya comenzaba a costarme la salud: el tremendo stress al que estaba siendo sometida.
La relación con mi jefe era cada vez más tensa y yo comenzaba a sufrir los efectos de no poder dormir por las noches debido a la presión y al malestar que sentía las 24 hs. del día...
Llegada a esta parte del camino, en la que hice un crack... Llegué a un punto de inflexión en la que la única salida que vi fue el despido.
Pero claro, una vez en la calle, te ves sin presiones y sin agobios, te sientes libre y feliz, pero también te ves sin trabajo, sin coche, sin dinero, sin saber qué hacer con tu vida... con un montón de tiempo libre para pensar y sin encontrar una solución al problema... Hablo de marzo de 2009, cuando la economía ya empezaba a estar francamente mal. Muy difícil verte así, cuando llevas en activo varios años...
En un momento de lucidez, me doy cuenta que mi situación no está tan mal... dispongo de algo dinero (no mucho, pero si de algo), de tiempo, no tengo hipotecas, ni hijos, ni ataduras de algún tipo... y se me ocurre la idea de marcharme un tiempo a vivir fuera, concretamente a Dublin, Irlanda!.
Sería una oportunidad de oro para desconectar de todo lo anterior, comenzar una nueva vida, en un lugar diferente, aprender inglés y vivir una experiencia distinta... asique me puse manos a la obra y comencé a buscar información en Internet!...
Trinity College, Dublin, Irlanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario