Conocer gente del lugar y compartir actividades, siempre ha sido una de mis deudas pendientes en mis viajes. Casi siempre salgo sola o con turistas. No lo negaré, la desconfianza hace acto de aparición... nunca olvido que estoy sola!.
El caso de Cuba fue diferente. El turista recibe un trato muy particular, no se lo molesta ni se le hacen preguntas. La oportunidad se me presentó el mismo viernes que llegué de Cayo Coco. Decidí dar una vuelta por la ciudad, hasta que un joven se me acerca y me dice que "quiere ser mi novio"... jajajaja.
Comenzamos a hablar y de ahí surgió una cita con amigos esa misma noche.
Yo me presenté en el lugar y hora acordadas, no sin cierta desconfianza... pero como habíamos quedado en una zona muy transitada me fié.
Eramos 3: dos chicos y yo. Teníamos que ir a recoger a la novia de uno de ellos para poder salir los 4. En el trayecto, dirección el trabajo de la chica, hacemos auto stop, y compartimos coche con otras personas.
Yo empecé a estar tensa... nos estábamos metiendo en barrios que yo no conocía y la cosa dejó de gustarme.
Llegamos a una calle, uno de los chicos le dice al conductor que pare ahí, que nos bajamos. Las calles de La Habana son muy oscuras, y esta no era la excepción...
Yo pensé que no correría riesgos. Asique les dije a los chicos que no los seguía, que yo me volvía al hotel. Éramos las 3 únicas personas en toda la calle...
Uno de ellos, muy inteligente, se da cuenta de mi incomodidad... me dice que si quiero puedo seguires unos cuantos metros más atrás. Y así lo hice. No les quité los ojos de encima ni a ellos, ni alrededor.
Por fin, llegamos al trabajo de la chica, la recogemos y la cosa ya fue más relajada. Fuimos a un bar típico cubano, formado por unas sillas, unas mesas viejas y techo de chapa, donde los turistas no van. La música de un transistor y las ganas de bailar hicieron el resto... había mucha alegría y ganas de pasarlo bien!.
Hasta que llegó la policía, hubo una redada, y tuvimos que salir por la puerta de atrás.
Yo salí escoltada por estos chicos, escondiéndome entre ellos para que la policía no me viese. Si me hubieran visto, seguramente ellos habrían tenido problemas con la policía.
Me acompañaron hasta el hotel, donde nos sacamos unas cuantas fotos juntos, que no publicaré para preservar su intimidad. Una noche muy agradable, en la que conocí, aunque poco, pero si muy de cerca, la realidad cubana...
La Habana. Cuba.
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