Un día estoy hablando por Skype con mi madre y el móvil de Irlanda empieza a sonar. Era muy extraño porque normalmente nadie me llamaba, sólo recibía mensajes de texto.
No identifico el número y pienso que es alguien que se ha equivocado. Le digo a mi madre que espere un momento y atiendo el telefono.
Enseguida me doy cuenta que la persona al otro lado si me conoce: me llamaba por mi nombre. Empieza a hablar en inglés muy deprisa y yo no entiendo nada.
Si entender inglés cara a cara es muchas veces difícil, por teléfono es directamente imposible!. Cuando hablas con una persona cara a cara le ves los gestos y eso ayuda a la comprensión, pero por teléfono o radio la cosa se vuelve muy complicada...
Primero le digo a la persona que se identifique. Entiendo que es John, un hombre del grupo de irlandeses con los que yo solía quedar los sábados por la noche cerca de mi casa.
Me dice que viendo que no le entiendo, me enviará un mensaje de texto para mejorar la comunicación.
Al poco de colgar, me suena el móvil con un mensaje. Al leerlo descubro que John, un hombre de unos 40 años más o menos, amable, educado y los dientes llenos de sarro, quería una cita conmigo esa misma tarde.
Su intención era dar un paseo por un parque cercano, rodeado de flores, árboles... y luego podíamos tomar un café. La verdad es que la manera de decirlo y de proponerme la cita era poco usual para mí.
Ya comenté en un post anterior que los irlandeses tienen una manera de ligar bastante educada, cordial... como los hombres de antaño.
A mí sinceramente este hombre no me interesaba, asique le contesté diciéndole que esa tarde tenía que estudiar. Una excusa, claramente.
Lo entendió. Si embargo, a los pocos días, volvió a insistir para quedar. Y nuevamente le respondí con otra excusa. Y esa fue la definitiva. Nunca más volvió a escribirme. Por suerte...
St Stephen Green, en Dublin, Irlanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario