No tendréis ningun problema en llegar, ya que la parada de metro se llama "Vaticano"... al salir de la estación os tocará andar un poco, pero no os preocupéis, está bien señalizado, además, podréis ver la enorme cúpula desde cualquier punto.
Un dato importante que tenéis que tener en cuenta es que para poder entrar a la Iglesia deberéis ir vestidos "decentemente". Es decir, nada de faldas cortas, bermudas o camisetas de tirantes. Un grupo de personas a la entrada de la iglesia estudiará muy atentamente vuestro vestuario.
Un ejemplo de como fui yo:
Vaticano. Septiembre de 2007.
Por fuera os sentiréis "abrazados" por la arquitectura, y podréis ver a montones de turistas escondidos entre las columnas del edificio... Yo saqué unas fotos increíbles!.
Uno de los brazos de la Iglesia del Vaticano. Septiembre de 2007.
La iglesia es absolutamente impresionante por dentro, aunque demasiado obstentosa teniendo en cuenta el auterismo que el cristianismo promueve en cuanto a bienes materiales se refiere.
Pero bueno, es lo que tiene el barroco...
Dentro podréis disfrutar de la maravilla de La Piedad de Miguel Angel, la auténtica!, que seguramente habréis visto en montones de libros de arte.
Ahora tendréis la posibilidad de poder disfrutarla en vivo en directo!, siempre y cuando los montones de turistas os lo permitan, ya que es una de las obras mas solicitadas de la iglesia...
Tenéis la posibilidad de subir a la cúpula, previo pago, para poder disfrutar de las vistas de la ciudad. Existen 2 tickets: uno para subir por las escaleras (nada recomendable dada la cantidad de peldaños que hay), y otro para subir en ascensor.
Por la diferencia de precio no merece la pena llegar sin aire a la cúpula... aunque si estáis bien entrenados podéis probar!.
Arriba os esperará unas maravillosas vistas de Roma y de la Ciudad del Vaticano, y una tienda de souvenirs...
La Ciudad de Vaticano propiamente dicha, está vallada y no se puede entrar. Aunque desde la cúpula podréis ver las instalaciones donde vive el Papa.
La Piedad de Miguel Angel. Vaticano. Septiembre de 2007.
El Vaticano también tiene un regalo para los amantes del arte: el Museo del Vaticano. Tendréis que andar un poco desde la Iglesia hasta el museo, pero no os preocupéis porque está bien señalizado.
Preparaos para hacer unas colas de infarto para poder entrar... A veces puede haber cientos de personas delante vuestro!. Asique os aconsejo que vayáis temprano.
En su interior encontraréis obras tan famosas como "La Escuela de Atenas" de Rafael, que desgraciadamente yo no pude ver porque comenzó el cierre del museo.
O la niña bonita del Vaticano: "La Capilla Sixtina".
Lo cierto es que siempre me imaginé que sería enorme, pero al entrar descubrí que la sala no era tan grande como me esperaba, y que además no se podía sacar fotos... hay unos guardas que os lo prohibirán al grito de: "No Photos, please!".
Pero como yo no pensaba irme de allí sin una foto tomada por mí, me escondí la cámara debajo de la manga de la camiseta, me senté pacientemente en uno de los bancos y distraídamente tomé unas cuantas fotos. Si, es verdad, no son de buena calidad, pero yo de allí no me iba sin fotos mías!!!.
Con la cámara escondida tomé esta fotografía, donde puede verse la creación de Adán, una de las pinturas más famosas.
En el Museo, además de poder ver las obras más famosas de la pintura, tendréis la posibilidad de contemplar pinturas, cerámicas, esculturas... menos conocidas pero igualmente increíbles!.
Esta obra tuvo una enorme historia antes de llegar finalmente al museo. Fue encontrada por casualidad en unos viñedos, y el mismo Miguel Angel la identificó como la obra descrita por Plinio el Viejo, en donde resaltaba la enorme belleza de la escultura.
Fue contruida en una sola pieza de marmol, y aunque en el momento de ser hallada le faltaban varias partes, como el brazo de Laoconte y el cuerpo de la serpiente, no han sido pocos los escultores que han intentado completarla. Un ejemplo de ello es el mismo Miguel Angel, que realizó un brazo sustituto para Laoconte, aunque nunca se lo colocó.
En la actualidad podemos disfrutar de una obra incompleta, pero llena de fuerza, dramatismo y expresividad...