miércoles, 15 de abril de 2009

Mi primer viaje en solitario: Italia

Italia fue mi destino escogido en septiembre de 2007 para comenzar mi ruta. Siempre me ha fascinado la historia romana, y sabía que no me decepcionaría. En total iba a estar 15 días, distribuidos de la siguiente manera: una primera semana en Roma, seguidos de 2 días en Nápoles y Pompeya, 3 días en Florencia y 2 en Venecia, para volver finalmente a Roma y coger el vuelo de vuelta a España.

Todo lo reservé a través de una página web y no por agencia de viajes, porque como iban a ser unas vacaciones en las que tenía que moverme mucho por toda Italia, era muy probable que terminaría saliéndome más caro de ese modo, porque los días los iba a seleccionar a mi antojo, y no por paquete cerrado.
Os comentaré un poco los hoteles que escogí, para que tengáis una referencia por si os interesa y necesitáis opiniones.

En Roma, estuve en el hotel Dei Massimi, que se encuentra en el Monte Mario, a las afueras de la capital, pero a la que podéis llegar en 10 minutos con transporte público. Es un hotel de 4 estrellas, muy bueno, con buenas instalaciones y con una excelente atención. Allí estuve una semana, desde el 25 de agosto hasta el 1 de septiembre. Lo malo que tiene el hotel es la ubicación, aunque está cerca del centro de la ciudad (no se tardan más de 10 minutos en llegar al centro), lo cierto es que está un poco apartado del transporte público. Del metro, concretamente de la parada Balduina, está super lejos, yo calculo que a unos 800 metros o más, y eso sin contar que una vez que salgáis de la boca del metro os tocará subir una cuesta muy empinada, ya que el hotel se encuentra en la cima de una colina. Sin embargo, existe una parada de autobuses a unos 200 metros, en las que podéis coger los autobuses 907 (que os llevará hasta la estación del Vaticano), el 999 y 991, que os dejará en la boca del metro Octaviano y el 913, que os dejará en frente del Mausoleo de Augusto. Desde aquí es muy fácil llegar al Coliseo o al Foro Romano, porque serán unas 2 paradas de metro. Sin embargo, el regreso con los autobuses 999 y 991 no se hace desde la parada en las que os bajáis, sino que debéis cogerlos en otra calle paralela, concretamente desde la Viale della Millizie.

La zona donde se encuentra el hotel es una zona residencial, llena de edificios de pocos pisos o casitas, casi no hay tiendas o comercios. Lo más cercano que encontraréis por allí será una frutería, justo en la esquina del hotel, un puesto de periódicos a la vuelta y una farmacia, a unas calles. Aunque si necesitáis hacer cualquier tipo de compra, existen unos comercios de barrio a un par de calles.
La zona es muy tranquila, muy verde, llena de parques, sin ruido... La única precaución que hay que tomar es el regreso al hotel. Yo fui en agosto, y no había gente por la calle, casi todo el mundo estaba de vacaciones, y en muchas ocasiones se me hizo de noche, y la distancia que debía recorrer desde la parada del autobus al hotel, no me cruzaba con nadie, la única persona que andaba por allí era yo, un silencio de ultratumba..., y da un poco de miedito!.
No me arrepiento de haber escogido este hotel, aunque no estuviera en el centro de Roma, pero como os comenté, con el autobús no tardaréis más de 10 minutos...
El desayuno muy variado y las cenas estupendas!. No tengo ninguna queja.
Las habitaciones muy limpias y acogedoras!.

Nada más salir de la estación de metro "Colosseo", me encontré con esta maravilla delante de mis ojos!, tantas veces los había visto en fotografías, que cuando lo tuve delante de mí no me lo podía creer. Esta fue mi primera foto de mi viaje!.

El hotel de Nápoles se llamaba Neapolis, un hotel de 3 estrellas en el centro del casco antiguo de Nápoles. Por fuera es un edificio antiguo, parece abandonado, y la entrada se realiza por una puerta de garage. A mí me costó encontrarlo, pero gracias a la amabilidad de los napolitanos lo localicé!. El hotel está bastante bien ubicado, enfrente de una pequeña plaza con una iglesia, en el centro de Nápoles, por lo que podéis vivir y sentir el auténtico espíritu napolitano!: los gritos en las calles, la ropa tentida de ventana a ventana, el bullicio de las motos pasando por las estrechas callejuelas... Que aunque os parezca un tanto deprimente, lo cierto es que resulta de lo más pintoresco para el visitante...

Por otro lado, y a modo de consejo, os diría que no os mováis de noche por el centro, según me señalaron los propios lugareños, Nápoles de noche es extremadamente peligroso, y que conste que no lo comento por propia experiencia, sino porque hubo mucha gente por allí que me lo dijo. Fue una pena, porque me perdí el recorrer la ciudad de noche y conocer la vida nocturna, pero es que en muchas ocasiones es mejor el privarse de algunas sensaciones o actividades, a tener que lamentarlo después. Asique en estos casos, es mejor hacer siempre seguir los consejos de los que viven allí.

Calle cercana al hotel de Nápoles. Ropa tendida de ventana a ventana, la suciedad, el bullicio de la gente y de las motos... son una de las grandes características.

Continuando con el hotel, comentaros que las habitaciones eran muy amplias y limpias, y contaban con Internet gratis, aunque deberéis pedir las claves de acceso en recepción.
Yo tuve suerte, porque me tocó la habitación que daba a la plaza, por lo que tenía unas vistas increíbles. Pensad, que Nápoles es una ciudad muy antigua, cuyas construcciones están muy pegadas las unas a las otras, por lo que es muy fácil que os toque una habitación con las ventanas que desemboquen a un patio interno o con la ventana del vecino de enfrente.

El desayuno era escaso, a mí personalmente mucho no me gustó
, había muy poco para elegir, quizás fue lo peor del hotel, desde mi punto de vista.
La cena no se realizaba en el hotel, sino en un restaurante que hay justo al lado, una pizzería, en la que podréis ver al propio cocinero preparando las pizzas. La verdad es que la comida estaba deliciosa y fué allí donde comí mi primer calzone, aun recuerdo el sabor a tomate natural y a queso fundido mezclado con cebolla bien calentito, recién salido del horno!.
Tenéis la posibilidad de cenar al aire libre, junto a la entrada de la iglesia de la plaza, opción muy recomendable, sobre todo si vais en verano.

El hotel de Florencia fue el peor con diferencia. Se llamaba B&H Club y era de 3 estrellas. Se encontraba a la vuelta de la estación principal de trenes María Novella, y tenía todo muy a mano.
La ubicación era excepción, desde el hotel podéis llegar a cualquier punto turístico de la ciudad en tan solo 5 minutos andando. Sin embargo, el hotel dejaba mucho que desear.
Por empezar, cuando llegué, el hotel estaba en obras, y estaban cambiando las alfombras de los pasillos, por lo que se caminaba sobre cemento.

Las habitaciones eran viejas, las mantas estaban totalmente gastadas por el uso, olía a humedad y el aire acondicionado no dejaba de hacer ruido durante toda la noche. Además, como era el aire acondicionado se manejaba desde la recepción, no quedaba otro remedio que dormir toda la noche con el ruido.
Por otro lado, el cuarto de baño no tenía ducha, es decir, que debías ducharte sobre el suelo ligeramente inclinado...

Cuando llegué, me dieron una habitación en la primera planta, que daba a un cruce de avenidas, tremendamente ruidosa, por lo que decidí pedir un cambio de habitación, porque veía que esa noche no iba a pegar ojo.
Al llegar a la recepción, me encuentro a varios turistas solicitando cambios como yo, lo que me transmitió una sensación de descontento generalizado. Fué en ese momento cuando me doy cuenta que el hotel es malo.
Me da una habitación en la sexta planta, que da a un patio interno, lo que me asegura el poder dormir tranquila por la noche. Sin embargo, el ruido del aire acondicionado es tremendo, pero me dicen que es lo que hay...

En los pasillos me voy cruzando con otros compañeros de viajes que, como yo, no están contentos con el hotel. Hablo con unas españolas que se hospedan en la habitación de al lado y me aseguran que su lavabo no funciona y se estanca todo el agua... Y así un largo etcétera.

Os puedo asegurar que aquella noche, cuando llegué a aquella última habitación, me senté en la cama y no podía parar de llorar, por rabia, por impotencia, por desesperación... Y es que el cuadro era bastante deprimente... Sin embargo, aquella misma noche pensé que lo mejor sería hacer la vista gorda y no permitir que aquel hotel me arruinaras mis vacaciones.

El desayuno era escaso y no estaba bueno: los cereales tenían sabor a viejo, la leche era agua pintada de blanco y el café sabía a rayos... Además, debías tener cuidado de comer sin chocarte con el de al lado, ya que es un salón muy pequeño en el que casi no había espacio.
Mi único aliciente era la cena. Porque cenaba fuera y no en el hotel... Hay un restaurante que se llama "Pastarito Pizzarito" de muy buena calidad y a buen precio. Se encuentra justo en frente de la estación María Novella, fue un gran descubrimiento y acierto, muy fácil de encontrar.
Muy recomendable si queréis comer la auténtica pasta italiana, muy fresca y sabrosa!.


De verdad, que no os recomiendo este hotel para nada, mejor barajar otras opciones, aunque como os he comentado, la ubicación era ideal. Lo único bueno que tenía y que podía ofrecer a sus visitantes...


Puente Vecchio. Uno de los puentes más famosos de Florencia.

Mi último destino fue Venecia. El hotel escogido no se encontraba en la misma Venecia, por motivos económicos, asique decidí hospedarme en un hotel de un pueblo cercano, a tan solo 15 minutos en autobús de la ciudad de los canales.
El pueblo se llamaba Malcontenta, y el hotel se llamaba "Palladio" y era de 3 estrellas. El pueblecito era muy pintoresco y muy tranquilo, interesante de conocer.
El hotel era muy acogedor, las habitaciones muy limpias y tranquilas, y el desayuno también estaba bien.
Por otro lado, justo en la puerta pasaba un autobús que conectaba directamente con Venecia, y no se tardaban más de 15 minutos. En el propio hotel os darán más información sin problemas.

Si vais a comer o a cenar en Venecia, os aconsejo que os alejéis un poco de los centros turísticos, como la Plaza de San Marcos, porque os resultará extremadamente caro. Si os metéis en las callejuelas más pequeñas de la ciudad, podréis encontrar buenos restaurantes, con buena comida y a un precio razonable.

Uno de los puentes más famosos de la ciudad de los canales.

El billete de avión lo cerré también por internet, y la verdad es que tuve mucha suerte, porque la ida y la vuelta la pagué unos 75 euros... si, si, aunque no os lo creáis!. Volé con AirComet, y la verdad es que el servicio fue estupendo, ninguna queja.


Por otro lado, también decidí alquilar un coche, lo hice a través de Internet, con la compañía Bullet, para los traslados de una ciudad a otra.
Aunque es cierto que los medios de transporte en Italia son muy buenos, y las conexiones entre ciudades por tren son bastante decentes, la verdad es que tenía muchas ganas de conducir por las carreteras italianas. Una auténtica aventura, sobre todo en Napoles, en el que nadie respeta nada ni a nadie, pero en donde todo el mundo se respeta... una verdadera experiencia!.

Yo alquilé el coche para hacer los traslados desde Roma - Nápoles - Pompeya - Nápoles - Florencia - Venecia, para entregarlo finalmente en el aeropuerto de Venecia.
Los paisajes no tienen desperdicio, sobre todo el trayecto de Roma a Florencia, cuando uno llega a la Toscana, y saliendo de Florencia con dirección Venecia: montes suaves, rodeados de vegetación serán vuestra bienvenida!, eso sin contar los inmurables vinñedos que encontraréis en vuestro camino...

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