Una noche de viernes, me voy pronto a la cama. Estaba
bastante cansada después de las clases y el trabajo. Parece que me duermo
enseguida, aunque no cojo sueño en profundidad. Todo normal, hasta que un ruido
en el jardín delantero me despierta.
He de recordar que yo era la única que dormía en la planta
baja, y que el jardín delantero estaba justo detrás de la pared donde estaba
apoyada mi cama.
En el silencio de la noche, escucho que alguien está hurgando
en el cubo de la basura que dejábamos junto a la puerta de entrada. Yo podía oír
nítidamente como rebuscaba entre las bolsas.
Pensé que era un mendigo o alguien que buscaba comida entre
los cubos de basura del vecindario.
Durante un momento, temo que entre a la casa, dado que la
puerta de calle no era muy segura, vamos, que se abría dándole una patada. Para
colmo, la puerta de entrada estaba justo al lado de mi habitación. Pero después
pensé: “menuda tontería!, para qué un mendigo va a entrar a una casa habiendo
gente?, indudablemente tendría ganas de tener problemas…”. Seguí escuchando al
mendigo hurgando la basura, pero notando que su interés era únicamente ésta, por
lo que me tranquilizó el pensar que no iba a entrar a nuestra casa.
Increíblemente, me dormí.
A la mañana siguiente, mientras estoy desayunando, recuerdo
aquel episodio, por lo que decido salir al jardín delantero y ver lo qué ha
pasado. Cuál fue mi sorpresa al descubrir el cubo de la basura tirado en el
suelo, todas las bolsas abiertas y los desperdicios esparcidos por todo el jardín.
Y además, claro está, acompañados de unos gusanos blancos del tamaño de mi dedo
meñique acampando a sus anchas entre la basura. El olor que de allí salía no lo
puedo describir con palabras… nuestro jardín delantero parecía un vertedero!.
Al ver las bolsas abiertas, me doy cuenta que no ha sido un
mendigo quien había estado la noche anterior, sino uno o varios gatos que,
aprovechando que habíamos olvidado sacar el cubo a la calle para que el
basurero lo recogiera, ésta se desbordó quedando la tapa abierta y los gatos
aprovecharon la ocasión!.
Después de esto, nunca más volvimos a olvidar sacar la
basura a la calle…
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