Pero no os preocupéis, os envían toda la información por email!.
Llegar a Nápoles desde Roma fue un viaje entretenido, aunque salir de la ciudad, con el tráfico tan caótico no fue pan comido!. Yo me llevé mi GPS con el mapa de Italia, creedme que me vino de perlas!. Si no tenéis GPS tendréis que tirar de mapa, porque los carteles son muy liosos y ambiguos...
Si tenéis la posibilidad de elegir, evitad la carretera comarcal, mejor coged la autopista de peaje, es mucho más rápida, ya que tiene varios carriles y no es demasiado cara, unos 20 euros.
En la carretera comarcal os encontraréis todos los camiones y solo existe un carril para cada sentido, por lo que tardaréis un montón de tiempo en llegar.
La entrada a la ciudad napolitana no puede ser mejor: con la vista al mar y de fondo el Vesuvio con sus fumarolas!.
Si vuestro hotel se encuentra en el centro de la ciudad y vais con GPS, tendréis problemas con la señal, tal y como me pasó a mí. Las calles son muy estrechas, apenas entra un coche, y mi GPS no era capaz de recibir la señal, asique me perdí un par de veces por el centro.
Pero no os preocupéis, los napolitanos son siempre gente muy amable y abierta y no dudarán en ayudaros si estáis en apuros.
Eso si!, un consejo!, evitad llegar a la ciudad de noche!, no es una ciudad muy segura para los turistas cuando hay poca gente en las calles...
Unos motoristas, al mas puro estilo italiano del sur: camiseta de tirantes, pelo en pecho, pasaditos en kilos y con una vespa que pedía a gritos una jubilación anticipada... me acompañaron hasta el hotel, sin ellos, nunca lo hubiera encontrado...
Cuando llegué al hotel , lo cierto fue que me desencantó un poco: el restaurante estaba fuera del hotel, tenía que salir e irme al restaurante que estaba justo debajo, y como fui en fin de semana, siempre me tocaba esperar una media hora para comer... Pero bueno, estaba de vacaciones y no tenía ganas de enfadarme...
El desayuno super escaso!, siempre repetía lo mismo, casi no había variedad...
La habitación era bastante grande, y no pude tener mejor suerte: me tocó la ventana que daba directamente a la plaza!, asique tenía unas vistas increíbles de la iglesia...
Por otra parte, el hotel tenía internet, asique después de una semana podía comunicarme con mi familia sin mayores dificultades!.
Aquella noche llegué tan cansada que solo fui capaz de darme una ducha, enviar un email a mis padres para decirles que estaba bien, cenar e irme a la cama... El día siguiente sería uno de los más emocionantes de mi viaje: a los pies del Vesuvio, como dormido, me esperaba Pompeya!!. Allá voy!!!!.
Estas eran mis vistas de mi habitación...
Para salir de la rutina y el estres de la vida cotidiana los viajes son la mejor forma de escapar y a la vez recrearse, socializar con gente nueva y olvidarse de los problemas por los que estas pasando.
ResponderEliminar