Esa tarde de sábado, los amigos de mi amigo me pidieron que les llevara a la fábrica de Guinness.
Y eso fue lo que hice. Cogimos el autobus que sale de la Universidad, y en 5 minutos ya estábamos en la puerta de entrada a la fábrica.
El barrio donde se encuentra es un barrio típicamente obrero, que en sus inicios se encontraba a las afueras de la ciudad, pero que con el crecimiento de Dublin, terminó por engullir a la fábrica, que finalmente se ha quedado totalmente dentro de la capital.
La fábrica se mantiene como antaño, con sus paredes de ladrillo y su aspecto lúgubre. Dentro no solo está la fábrica de donde sale la Guinness, sino también el museo, la tienda y por supuesto, la cervecería. Ésta última se encuentra en la última planta.
Si decidís visitar la fábrica de la Guinness, no tendréis ningún problema en encontrarla, además que los dublineses se sienten tremendamente orgullosos de su bebida nacional y no dudarán en daros las indicaciones para que podais encontrarla, también notareis que una vez que estais por la zona vais a encontrar muchos carteles indicandoos cómo llegar hasta allí.
Actualmente, las hectareas que ocupa la fábrica es enorme, tened en cuenta que la mayor parte de la cerveza Guinness que se fabrica sale de allí.
Nada más paseis la puerta de entrada, tendréis que hacer una cola para pagar la entrada. Una vez hecho esto, pasaréis al museo.
No os preocupeis si no tenéis buen nivel de ingles, existe la opción de alquilar una autoguía en español.
Allí os explicarán cómo se hace la cerveza, y no solo con fotos, sino también podréis verlo en directo, aunque no os dejarán entrar a la fábrica.
Una vez realicéis todo el recorrido, la entrada os permite visitar la cervecería de la última planta y podréis tomar una buen pinta!.
Como esta cervecería se encuentra en lo alto de la fábrica y está hecha de cristal, tendréis unas vistas increíbles de toda la ciudad. Quizás sea uno de los edificios más altos de Dublin.
Si estáis en Dublin y dudais si visitar o no la fábrica de Guinness, desde mi modesto punto de vista os digo que es totalmente recomendable. Merece mucho la pena!. Además, que siempre podréis decir que habéis conocido a la auténtica joya de la corona irlandesa, su máximo orgullo: la cerveza Guinness!.
lunes, 27 de enero de 2014
viernes, 24 de enero de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte II)...
Llegó el viernes por la noche, el día en que este chico y sus amigos llegaban a Dublin. Fui a recogerlos al aeropuerto después del trabajo.
El recibimiento fue cordial y cercano. Saludé a sus amigos, que en seguida me cayeron muy bien.
Cogimos el autobus al centro de la ciudad. Desde allí, dejaron las maletas en el hotel que habían pillado, y nos marchamos a tomar unas buenas Guinness en un bar típico irlandés.
Estuvimos hablando largo y tendido de todo. Yo les trataba como si les conociera de toda la vida.
Cuando llega la hora de cerrar el bar, decidimos que es tarde y que mejor nos vamos a dormir.
Mientras sus amigos se marcharon al hotel, nosotros nos fuimos a mi casa en autobus. Hablamos largo y tendido de todo, de cómo estaban las cosas en España, de como me iban las cosas en Irlanda.
Aquella noche, pese a que dormimos en la misma cama, no pasó nada. Yo tampoco lo hubiera permitido, simplemente, no me apetecía.
A la mañana siguiente desayunamos juntos. Él prepara las tostadas mientras hablaba animosamente con mi compañera de piso Juyeon.
Todo iba bien, hasta que sus amigos a eso de la 1 de la tarde, le envían un mensaje diciéndole que fuésemos al centro de la ciudad para ir a dar un paseo.
Aunque al principio habíamos sido nosotros quienes habíamos planificado cómo pasar el fin de semana, son ahora los amigos los que deciden que hacer y qué no. Y no me sentó nada bien. Pero no dije nada, a la espera de lo que sucedía.
Nos marchamos en autobus de vuelta a Dublin porque habíamos quedado con sus amigos en el Spire. Cuando llegamos ellos ya estaban allí.
A partir de este mismo momento, mi amigo cambia totalmente de actitud. Se muestra distante conmigo, y parece que pasa un poco de mí.
Se dedica a hablar con sus amigos mientras que a mí me tiene en un segundo plano. Yo hablo con sus amigos, indistintamente, pero noto la lejanía de él hacia mí.
Además de esta incomodidad que nunca comprendí, había que sumarle que tanto él como sus amigos, habían cargado en mí la responsabilidad de hacer de guía turístico.
"A ver, donde podemos ir?", "por qué no nos llevas a la fábrica de Guinness?", "Y por qué no visitamos tal sitio?"... estas fueron las preguntas más comunes que escuché.
Cosa que no me molestó en absoluto, dado que entiendo que si han venido a Irlanda es para conocer, pero no comprendía porque si habíamos planeado el fin de semana mi amigo y yo, yo tenía que estar haciendo un papel de guía turístico, y además, notar su distanciamiento.
El recibimiento fue cordial y cercano. Saludé a sus amigos, que en seguida me cayeron muy bien.
Cogimos el autobus al centro de la ciudad. Desde allí, dejaron las maletas en el hotel que habían pillado, y nos marchamos a tomar unas buenas Guinness en un bar típico irlandés.
Estuvimos hablando largo y tendido de todo. Yo les trataba como si les conociera de toda la vida.
Cuando llega la hora de cerrar el bar, decidimos que es tarde y que mejor nos vamos a dormir.
Mientras sus amigos se marcharon al hotel, nosotros nos fuimos a mi casa en autobus. Hablamos largo y tendido de todo, de cómo estaban las cosas en España, de como me iban las cosas en Irlanda.
Aquella noche, pese a que dormimos en la misma cama, no pasó nada. Yo tampoco lo hubiera permitido, simplemente, no me apetecía.
A la mañana siguiente desayunamos juntos. Él prepara las tostadas mientras hablaba animosamente con mi compañera de piso Juyeon.
Todo iba bien, hasta que sus amigos a eso de la 1 de la tarde, le envían un mensaje diciéndole que fuésemos al centro de la ciudad para ir a dar un paseo.
Aunque al principio habíamos sido nosotros quienes habíamos planificado cómo pasar el fin de semana, son ahora los amigos los que deciden que hacer y qué no. Y no me sentó nada bien. Pero no dije nada, a la espera de lo que sucedía.
Nos marchamos en autobus de vuelta a Dublin porque habíamos quedado con sus amigos en el Spire. Cuando llegamos ellos ya estaban allí.
A partir de este mismo momento, mi amigo cambia totalmente de actitud. Se muestra distante conmigo, y parece que pasa un poco de mí.
Se dedica a hablar con sus amigos mientras que a mí me tiene en un segundo plano. Yo hablo con sus amigos, indistintamente, pero noto la lejanía de él hacia mí.
Además de esta incomodidad que nunca comprendí, había que sumarle que tanto él como sus amigos, habían cargado en mí la responsabilidad de hacer de guía turístico.
"A ver, donde podemos ir?", "por qué no nos llevas a la fábrica de Guinness?", "Y por qué no visitamos tal sitio?"... estas fueron las preguntas más comunes que escuché.
Cosa que no me molestó en absoluto, dado que entiendo que si han venido a Irlanda es para conocer, pero no comprendía porque si habíamos planeado el fin de semana mi amigo y yo, yo tenía que estar haciendo un papel de guía turístico, y además, notar su distanciamiento.
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miércoles, 22 de enero de 2014
Dublin y yo soy gilipollas (Parte I)
Existen situaciones en la vida, en las que uno se siente verdaderamente gilipollas.
Me ha pasado en muchas ocasiones en la vida, y Dublin no sería me excepción.
Por aquel entonces, yo hacía poco tiempo que había conocido a una persona en España, no éramos pareja ni nada, pero hablábamos muy a menudo y en principio, parecía que la cosa cuajaba.
Todas las mañanas, antes de marcharme a clase, nos conectábamos al Skype y chateabamos un rato. Nada transcendente.
Un día me dice que se viene a Dublin a visitarme, que le apetece mucho verme y pasar unos días conmigo. "Genial!", pensé yo.
Él sacó los billetes para venir un fin de semana, y a medida que pasaba el tiempo, yo tenía más ganas de verle.
Todo parecía estupendo: él iba a venir unos días a mi casa e íbamos a pasear un poco por la ciudad.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, me envía un email, una semana antes, para decirme que si, que si que viene, pero que no viene solo, sino que 2 amigos vendrán con él.
Evidentemente no pueden quedarse en mi casa, ya que no había espacio suficiente para tanta gente, asique sus amigos reservan una habitación en un hotel del centro.
A mí esta situación no me gusto mucho, porque en un principio lo que iba a ser un viaje para visitarme, se convertiría en un viaje de turisteo, y a mí me tocaría el papel de guía... Y eso no me gustaba, pero antes de adelantarme a la situación, y de quejarme, decidí ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
A medida que se acercaban los días, él mostraba más entusiasmo por venir a verme, y eso, aunque a mí me llenaba de ilusión, también era igual de cierto que comenzaba a darme cierto miedo la presencia de sus amigos en el medio.
Yo a sus amigos no los conocía, nunca los había visto, y no sabía porqué, pero la situación empezó a darme muy mala espina...
Me ha pasado en muchas ocasiones en la vida, y Dublin no sería me excepción.
Por aquel entonces, yo hacía poco tiempo que había conocido a una persona en España, no éramos pareja ni nada, pero hablábamos muy a menudo y en principio, parecía que la cosa cuajaba.
Todas las mañanas, antes de marcharme a clase, nos conectábamos al Skype y chateabamos un rato. Nada transcendente.
Un día me dice que se viene a Dublin a visitarme, que le apetece mucho verme y pasar unos días conmigo. "Genial!", pensé yo.
Él sacó los billetes para venir un fin de semana, y a medida que pasaba el tiempo, yo tenía más ganas de verle.
Todo parecía estupendo: él iba a venir unos días a mi casa e íbamos a pasear un poco por la ciudad.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, me envía un email, una semana antes, para decirme que si, que si que viene, pero que no viene solo, sino que 2 amigos vendrán con él.
Evidentemente no pueden quedarse en mi casa, ya que no había espacio suficiente para tanta gente, asique sus amigos reservan una habitación en un hotel del centro.
A mí esta situación no me gusto mucho, porque en un principio lo que iba a ser un viaje para visitarme, se convertiría en un viaje de turisteo, y a mí me tocaría el papel de guía... Y eso no me gustaba, pero antes de adelantarme a la situación, y de quejarme, decidí ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
A medida que se acercaban los días, él mostraba más entusiasmo por venir a verme, y eso, aunque a mí me llenaba de ilusión, también era igual de cierto que comenzaba a darme cierto miedo la presencia de sus amigos en el medio.
Yo a sus amigos no los conocía, nunca los había visto, y no sabía porqué, pero la situación empezó a darme muy mala espina...
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Vivir solo Dublin Irlanda
miércoles, 15 de enero de 2014
Dublin y mi madre se despide...
El fin de semana que mi madre vino a visitarme se me hizo realmente corto, cuando quise darme cuenta, ella tenía que regresar a casa.
No hablamos demasiado sobre mis dudas de si regresar o no a España, dada la situación económica. Creo que preferí no asustarla, porque el solo hecho de tener que plantearle el problema la hubiera agobiado...
Pero yo seguía sin tener claro si mi regreso sería efectivo o no. O más bien, si después de un tiempo de estar en España querría volver, al ver que no encontraría trabajo. Tenía dudas, muchas dudas...
Aquí, con el tiempo y una vez dominado el idioma, tendría acceso a un empleo, seguramente mal pagado, pero un empleo al fin y al cabo. Sin embargo estaba sola, en un país acogedor, pero triste y lluvioso...
En España no tenía seguro mi futuro laboral... Me llegaban noticias horribles de lo que estaba sucediendo allí, y yo no dejaba de agobiarme y de pensar sobre ello. Sin embargo, tenía a mi familia, un apoyo realmente importante en los malos momentos...
Aquella tarde, en la que mi madre tenía que regresar, la acompañé hasta el aeropuerto, durante el trayecto me dice que se lo ha pasado muy bien y que está muy contenta de haberme visto.
Ya en el aeropuerto le doy un gran abrazo, y como si no quisiera despedirme de ella, le digo que nos veremos dentro de un mes, cuando yo regrese a España.
Ella se marchó, y yo me quedé detrás del cristal de la zona de control de pasaportes observándola. Allí veo como se aleja, y fue precisamente en ese momento cuando pude ver una parte de mi futuro: me vi a mí misma cargando las maletas en el aeropuerto y pasando el control de pasaportes.
Me vi a mí misma en ese mismo lugar, regresando a España en escasamente un mes...
El tiempo pasaba volando, asique no me quedaba otra que aprovechar mi estancia en Dublin!.
No hablamos demasiado sobre mis dudas de si regresar o no a España, dada la situación económica. Creo que preferí no asustarla, porque el solo hecho de tener que plantearle el problema la hubiera agobiado...
Pero yo seguía sin tener claro si mi regreso sería efectivo o no. O más bien, si después de un tiempo de estar en España querría volver, al ver que no encontraría trabajo. Tenía dudas, muchas dudas...
Aquí, con el tiempo y una vez dominado el idioma, tendría acceso a un empleo, seguramente mal pagado, pero un empleo al fin y al cabo. Sin embargo estaba sola, en un país acogedor, pero triste y lluvioso...
En España no tenía seguro mi futuro laboral... Me llegaban noticias horribles de lo que estaba sucediendo allí, y yo no dejaba de agobiarme y de pensar sobre ello. Sin embargo, tenía a mi familia, un apoyo realmente importante en los malos momentos...
Aquella tarde, en la que mi madre tenía que regresar, la acompañé hasta el aeropuerto, durante el trayecto me dice que se lo ha pasado muy bien y que está muy contenta de haberme visto.
Ya en el aeropuerto le doy un gran abrazo, y como si no quisiera despedirme de ella, le digo que nos veremos dentro de un mes, cuando yo regrese a España.
Ella se marchó, y yo me quedé detrás del cristal de la zona de control de pasaportes observándola. Allí veo como se aleja, y fue precisamente en ese momento cuando pude ver una parte de mi futuro: me vi a mí misma cargando las maletas en el aeropuerto y pasando el control de pasaportes.
Me vi a mí misma en ese mismo lugar, regresando a España en escasamente un mes...
El tiempo pasaba volando, asique no me quedaba otra que aprovechar mi estancia en Dublin!.
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miércoles, 8 de enero de 2014
Dublin y mi madre viene a visitarme...
El mismo fin de semana que Jose se presentó en Dublin, mi madre también apareció.
Llegó un viernes por la tarde - noche.
Yo por la mañana, y a sabiendas de cómo son las madres, antes de marcharme a clase madrugué para limpiar a fondo el cuarto de baño... No quería sorpresas desagradables.
Mis compañeros de piso se reían de mis visitas!, ya que en poco tiempo vino mucha gente a verme...
Tuve que recoger a mi madre en el aeropuerto, y como no pudo ser de otra manera, llegué un poco tarde... por suerte, mi madre está acostumbrada...
Verla fue una grata sorpresa, después de tanto tiempo podia abrazarla!. Ella ya había estado en el país años atrás, asique conocía muy bien la ciudad... Durante el trayecto me pone al día de las últimas novedades que habían acontecido en España.
Llegamos a casa, y ella estaba tan cansada que se echo en la cama a descansar un poco. Después, nos fuimos al centro de Dublin, y allí quedamos con Jose para tomar unas cañas!.
Los cuatro nos lo pasamos genial!, como si no hubiera pasado el tiempo, como si no estuviéramos en Dublin, como si yo no me hubiera ido de España...
Recorrimos varios bares, comimos un poco y disfrutamos de una velada muy agradable de risas.
Jose se había cogido un hotel en el centro, asique llegada una hora prudencial nos marchamos. Él no tuvo problemas para regresar, pero mi madre y yo teníamos un problema: el transporte publico.
A partir de determinada hora no funciona, y el que funciona pasa cada mucho tiempo.
Compramos unos tickets para el autobus nocturno, ya que el billete normal no sirve. Es necesario acercarse a las tiendas de souvenirs para hacerse con uno de ellos. Pensad que el importe de un viaje sencillo está en torno a unos 4 euros aproximadamente, excesivamente caro para el servicio que dan...
Mi madre y yo tuvimos que esperar un buen rato en la parade hasta que el autobus apareció.
Durante el trayecto, a mi madre le hace efecto la cerveza, y empieza a sentir unas ganas irrefrenables de orinar... Me pregunta todo el tiempo cuanto tiempo falta para llegar, le digo que no mucho... Cuando nos bajamos en la parada ella ya no podia más y todavía quedaba un buen trecho para andar, y mi madre siente que no llega... que o cogemos un taxi u orina en la calle...
Asique le dije que caminásemos dirección a mi casa y que estemos atentas a un taxi. Por suerte no tuvimos que esperar mucho...
Mi casa no estaba muy lejos, a unos 5 minutos en coche, pero mi madre ya no puede más!, asique cuando el taxi para en la puerta de mi casa, ella se baja corriendo, yo me quedo pagándole al taxista, y nada más abro la puerta de mi casa, ella sube corriendo las escaleras dirección el cuarto de baño.
Debía estar a punto de estallar, porque subió varias veces al cuarto de baño aquella noche... Si que es fuerte la Guinness!!.
Llegó un viernes por la tarde - noche.
Yo por la mañana, y a sabiendas de cómo son las madres, antes de marcharme a clase madrugué para limpiar a fondo el cuarto de baño... No quería sorpresas desagradables.
Mis compañeros de piso se reían de mis visitas!, ya que en poco tiempo vino mucha gente a verme...
Tuve que recoger a mi madre en el aeropuerto, y como no pudo ser de otra manera, llegué un poco tarde... por suerte, mi madre está acostumbrada...
Verla fue una grata sorpresa, después de tanto tiempo podia abrazarla!. Ella ya había estado en el país años atrás, asique conocía muy bien la ciudad... Durante el trayecto me pone al día de las últimas novedades que habían acontecido en España.
Llegamos a casa, y ella estaba tan cansada que se echo en la cama a descansar un poco. Después, nos fuimos al centro de Dublin, y allí quedamos con Jose para tomar unas cañas!.
Los cuatro nos lo pasamos genial!, como si no hubiera pasado el tiempo, como si no estuviéramos en Dublin, como si yo no me hubiera ido de España...
Recorrimos varios bares, comimos un poco y disfrutamos de una velada muy agradable de risas.
Jose se había cogido un hotel en el centro, asique llegada una hora prudencial nos marchamos. Él no tuvo problemas para regresar, pero mi madre y yo teníamos un problema: el transporte publico.
A partir de determinada hora no funciona, y el que funciona pasa cada mucho tiempo.
Compramos unos tickets para el autobus nocturno, ya que el billete normal no sirve. Es necesario acercarse a las tiendas de souvenirs para hacerse con uno de ellos. Pensad que el importe de un viaje sencillo está en torno a unos 4 euros aproximadamente, excesivamente caro para el servicio que dan...
Mi madre y yo tuvimos que esperar un buen rato en la parade hasta que el autobus apareció.
Durante el trayecto, a mi madre le hace efecto la cerveza, y empieza a sentir unas ganas irrefrenables de orinar... Me pregunta todo el tiempo cuanto tiempo falta para llegar, le digo que no mucho... Cuando nos bajamos en la parada ella ya no podia más y todavía quedaba un buen trecho para andar, y mi madre siente que no llega... que o cogemos un taxi u orina en la calle...
Asique le dije que caminásemos dirección a mi casa y que estemos atentas a un taxi. Por suerte no tuvimos que esperar mucho...
Mi casa no estaba muy lejos, a unos 5 minutos en coche, pero mi madre ya no puede más!, asique cuando el taxi para en la puerta de mi casa, ella se baja corriendo, yo me quedo pagándole al taxista, y nada más abro la puerta de mi casa, ella sube corriendo las escaleras dirección el cuarto de baño.
Debía estar a punto de estallar, porque subió varias veces al cuarto de baño aquella noche... Si que es fuerte la Guinness!!.
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