domingo, 25 de noviembre de 2012

Vivir en solitario: Dublin (XXXVII)

Una mañana de sábado aparece, en mitad de nuestro jardín trasero, un perro. Pensé: cómo demonios ha entrado este animal?... Lo cierto es que únicamente teníamos una valla de un solo lado que nos separaba del vecino de nuestra izquierda, pero que no cubría la parte de la derecha. Por lo que si el vecino quería entrar a nuestra casa, podía hacerlo si le apetecía…
Este perrito, muy pequeño, despeinado, asustadizo y sinceramente, bastante feo, estaba en nuestro jardín. Cuando nos vio, a Juyeon y a mí, se nos quedó mirando, pero enseguida vio que no íbamos a hacerle nada.
Evidentemente, le ofrecimos agua y comida, y… lo secuestramos!. El vecino no sabía que lo teníamos nosotros, y lo metimos dentro de la casa. Juyeon y yo decidimos quedárnoslo. A mí me hacía ilusión tener una mascota, extrañaba a mi perra en España, y la única compañía que tenía en mi habitación eran dos plantas pequeñas con flores llenas de pulgas (las cuales me costó mucho combatir). El perrito olisqueaba el salón, aunque se mostraba desconfiado aún…
En algún momento, creo escuchar al vecino que lo llama. Juyeon y yo no dijimos que lo teníamos. Se quedó aquel animal en nuestra casa prácticamente todo el día, hasta que… Peter lo descubrió!. Nos dijo que el casero no permitiría una mascota en la casa, y que tarde o temprano el vecino se enteraría de nuestra fechoría (algo bastante obvio, teniendo en cuenta que el vecino vivía justo al lado nuestro… ), por lo que no podíamos tenerlo en casa… Teníamos que terminar con nuestro secuestro!.

Al perrito lo devolvimos, empujándolo entre las plantas hacia la casa del vecino. Un par de días más tarde volvió a aparecer, el vecino lo descubrió y nunca más volvimos a saber de él…





Jardín trasero de mi casa. Dublin.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Vivir en solitario: Dublin (XXXVI)

En 2009 la crisis era una realidad. Irlanda estaba padeciendo los primeros síntomas de una burbuja inmobiliaria de años (situación similar a la de España), de baja inversión tecnológica… Yo vivía en Dublin, en el centro neurálgico del país, pero como ya he comentado en varias ocasiones, mi nivel de inglés no era muy elevado, por lo que pasaban cosas a mi alrededor sin que yo pudiese comprender qué era lo que estaba pasando exactamente.

Miraba el telediario, pero no comprendía. De vez en cuando había manifestaciones en el centro de la ciudad. Cortaban O’Connel St. y la gente caminaba con pancartas y cánticos. No había violencia.
Cuando cortaban O’Connell St. aquello era un auténtico caos. Todas las líneas de autobuses pasan por allí, y si justo coincidía la hora de la vuelta a casa… paciencia!, porque no había transporte hasta que terminase la manifestación.

El descontento entre la gente era evidente. Pero yo sentía que estaban pasando muchas cosas a mi alrededor, sin poder ser parte consciente de ella. Pasaba, si, pero yo vivía como en una burbuja de incomunicación que me protegía. Un auténtico calvario para quien siempre está muy puesta con las noticias.

Los irlandeses son personas pacíficas, pero protestan cuando consideran que algo es injusto. El trabajo empezaba a transformarse en un bien escaso, y se oía que los sueldos que se ofrecían eran de vergüenza.

Desde Irlanda, llegaban noticias de España. La idea más extendida era que el país se hundía, como un barco, en el fondo del océano. Se comentaba que España no saldría de la crisis en muchísimo tiempo, y que conste que por aquel entonces la situación no estaba, ni mucho menos, como está ahora.
A mí llegaban la degradación incesante del país a través de mi familia y amigos. Y te hace dudar, si quedarte o marcharte, porque por un lado tienes a la familia, pero otro la situación económica no ayudaba al retorno.

Y si vuelvo y no encuentro trabajo?, y si vuelvo y después tengo que regresar a Irlanda?, qué será de mí…?

Trinity College. Dublin.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Vivir en solitario: Dublin (XXXV)

Mi compañero Peter solía traer gente a casa. Se encerraba con ellos en su habitación o en el salón a charlar. Generalmente eran polacos como él, que vivían en Irlanda. Juyeon, en alguna ocasión también llevó amigas suyas a nuestra casa, todas de Corea. Se encerraban en su habitación a charlar y a reir. Yo podía escucharlas desde mi cuarto, aunque evidentemente no entendía nada de lo que estaban hablando…
Un día, Peter decidió hacer una barbacoa en el jardín con sus amigos. Nosotras también estábamos invitadas. Preparamos una buena comida, aunque Juyeon y yo nos hicimos la nuestra propia. Éramos unas 10 personas más o menos. Había una pareja, irlandesa creo recordar, que se llevó a su hija. Casi más y nos quedamos sin casa… La niña, que tendría unos 3 años, era muy inquieta. No paraba. Si te descuidabas un solo segundo ya la había liado… Se subía a la silla para llegar hasta la encimera de la cocina, quería coger los platos, vasos, cubiertos y la comida que había encima. La pasividad de los padres era realmente sorprendente. En alguna ocasión, tuve que sacarle de sus manos un cuchillo. Habría los cajones y las puertas de los muebles de la cocina para curiosear, y allí nosotros teníamos guardados productos de limpieza como lejía y el jabón de la ropa. Demasiado tóxico.
En otra ocasión, se puso a jugar con la tele. No sé cómo lo hizo, pero la empujó y ésta cayó al suelo haciendo un enorme estruendo. La tele cayó de una altura de un metro aproximadamente, y como teníamos parquet, se quedó un agujero en la madera… A la niña no le pasó nada, y la tele siguió funcionando milagrosamente. Pero entre Peter, Juyeon y yo, acordamos mantener el secreto del agujero en el suelo, porque si el casero lo veía podíamos tener un problema…

Comimos, y se nos hizo de noche en el jardín, charlando tranquilamente. Por desgracia, yo no pude hablar con todos ellos, debido a mi triste nivel de inglés. Me hubiera encantado el poder comunicarme mejor. Juyeon, sin embargo, no tuvo ningún problema. Su inglés era más fluido que el mío.
Fue una noche agradable, que por desgracia, no se volvió a repetir…

 Jardín trasero de mi casa de Dublin.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Vivir en solitario: Dublin (XXXIV)

Había localizado una tienda pequeña de prensa internacional en uno de los callejones de Dawson St. De manera más o menos asidua solía comprar las revistas del corazón francesas, que aun conservo…
Eso me ayudaba a seguir practicando la lectura en francés.
El examen se acercaba, y a mí no me había quedado otra que regresar a España en el mes de septiembre, para poder examinarme. Estaría una semana, y si o si tenía que aprobarlo… no había opción… Yo escuchaba la televisión francesa cada día, un rato por la mañana, leía mi revistas del corazón en francés y tenía algunos apuntes, pero el estar estudiando 2 idiomas a la vez no era tarea nada fácil… Se suelen mezclar el uno con el otro, sin darse cuenta una, puede estar hablando en inglés y metiendo alguna palabra en francés… Un desastre!. Tenía que tener mucho cuidado el día del examen para no cometer este error…

Como ya indiqué en un post anterior, había encontrado unos talleres muy interesantes en la biblioteca, en Moore St. muy cerca de “The Spire”, donde se hacían intercambios lingüísticos en una sala. Los idiomas más habituales, además del inglés, era el español, francés, alemán, chino, portugués, italiano y creo que el japonés. Había un tablón en la entrada de la sala que indicaba los días y horarios de los intercambios.
Yo fui a varias de estas actividades!. Generalmente quienes asisten a esas clases son nativos estudiantes. Nadie cobra por ello. Uno llega a una sala enorme, coge una silla, se sienta tranquilamente cerca de otra persona y se comienza a hablar. Yo fui al intercambio inglés – español e inglés – francés. En este último fue una auténtica odisea, ya que tenía que cambiar de idioma continuamente, y ninguno de ellos era mi lengua materna… Nunca había conocido una biblioteca con este servicio, y creo que la idea era realmente buena…
Además, contaba con una zona únicamente de idiomas, donde uno alquilaba un CD al estilo “Talk to me” y un ordenador. Allí podía estudiar y practicar tranquilamente durante una hora. Yo lo utilicé en muchos ocasiones, y a veces había lista de espera…

Trinity College. Dublin. Irlanda.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Vivir en solitario. Dublin (XXXIII)

Justo en frente de nuestra casa, vivía el padre de nuestro casero. Un señor mayor, ya jubilado, que no se sacaba el albornoz ni de broma!. Era un señor muy amable, aunque yo tenía serias dificultades para entenderle.
En una ocasión, se presentó en nuestra casa porque nuestra alarma no dejaba de sonar. Había habido una bajada de tensión y esta saltó un sábado por la mañana, haciendo un enorme escándalo en nuestro barrio. Yo no tenía ni idea de hacerla callar!.
Mientras Peter está introduciendo el código se seguridad para apagarla, me quedo hablando con el anciano. Y me dice, que en ese barrio, es decir, en Finglas, vivía hace muchos años Bono, el cantante de U2... Como ya indiqué en un post anterior, U2 es mi grupo de música favorito, no en vano me fui a Barcelona a ver su concierto del 360º tour.
Pensé: “no puede ser verdad…”, pero el anciano me asegura que cuando él trabajaba, era policía, y en muchas ocasiones se vio obligado a detenerlo por vandalismo… “En serio?”, le pregunté. Me comentó que Bono, era un vándalo cuando era adolescente, un pieza de mucho cuidado y que se convirtió en el terror del barrio.
Solía pegarse con otros chicos del barrio de la misma edad, y que solía hacer trastadas… Luego fundó un grupo, hasta que finalmente fundó U2, con el que se haría famoso posteriormente.

“Entonces, usted lo conoció personalmente?”, le pregunté, “si, si!, yo lo conocí, evidentemente por aquel entonces nadie sabía en qué se convertiría después…”. Días después, vino el casero, y le pregunté si lo que su padre me había contado era verdad. Se sonrió , y me dijo, “Si, es cierto. Bono vivía en Finglas, a un par de calles de aquí en una casita muy modesta. No recuerdo qué casa era porque dudo entre 2 ó 3 de la misma calle, pero no estaba lejos de aquí, quizás a unas 2 ó 3 calles. Era un pieza de cuidado, pero no era mal chico, no tenía maldad, pero era bastante rebelde. Mi padre lo detuvo en varias ocasiones”.

Mucha gente en mi clase de inglés se llevó las manos a la cabeza cuando supieron que vivía en Finglas, uno de los peores barrios de Dublin. Tenía muy mala fama, y algunos vecinos me decían que no anduviera sola de noche 3 calles más abajo, que era realmente peligroso. Durante el tiempo que yo viví allí nunca pasó nada, siempre me pareció un barrio tranquilo, humilde, de gente trabajadora, pero no peligroso. Pero sin duda alguna, el saber que el cantante de U2 había estado viviendo por allí, ya me hizo ver mi barrio de una manera muy diferente…

 Entrada de la biblioteca de Trinity College. Dublin, Irlanda, Julio 2009.